sábado, 2 de diciembre de 2006

Vídeo porno

El PP ha producido vídeos políticos carentes de fineza, pero la videoteca del partido socialista es a la mexicana: violentamente perturbadora, desde el dóberman fiero a esta reescritura histórica de las negociaciones con ETA. Hay que tener mucho cuidado con las modernas técnicas de transmisión de datos porque pueden ser más devastadoras que el polonio. Los socialistas pueden hacer una reelectura de nuestro 1898 y cualquier gatuperio sólo sería advertido por historiadores y eruditos, pero hay que tener descaro para tergiversar lo sucedido en 1998, habiendo tanta gente viva que puede dar fe.

Zapatero necesita explicar que sus tratativas con ETA no son nada nuevo. Es verdad: todos sus antecesores han intentado el diálogo imposible con la mafia terrorista. Por ejemplo Felipe González, que mandó a Argel a secretarios de Estado y delegados del Gobierno para escuchar de los desharrapados mentales de Antxon y su novia que siendo España una dictadura militar había que convocar al Rey o en su defecto al jefe del Estado Mayor de la Defensa. Las tragaderas de González fueron de cíclope y tardó bastante en pedir a los argelinos que deportaran aquella chusma a Santo Domingo, donde, por cierto, continuaron las conversas a más bajo nivel.

El vídeo porno-político editado por Pepiño Blanco, el intelectual del Partido Socialista, miente exageradamente. A José María Aznar le cogió por sorpresa aquella tregua de ETA y henchido de entusiasmo anunció al país que abría conversaciones con el Movimiento de Liberación Nacional Vasco, denominación-remedo de la descolonización de los años 50 y evidente lapsus linguae por no utilizar ETA, sinónimo de carnicería humana. Cualquier presidente hubiera aceptado el reto. Desde el primer día, su ministro Mayor Oreja, calificó el trance como tregua trampa, pero Aznar no se dejó los pelos en la gatera de Ginebra y desenchufó el contacto en cuanto le exigieron contrapartidas políticas. Que moviera presos etarras es anecdótico.

El partido socialista comete estas injurias al pasado reciente porque necesita establecer líneas de retirada ante un más que previsible fracaso del aquelarre que mantiene con ETA y que no puede acabar en baile de boda. Su coartada no es que todos los gobiernos españoles democráticos se pinzaron la nariz y se sentaron con la banda, sino que el PP fue más lejos que nadie en el chalaneo. ¿Pero no hay periodistas que le pregunten al docto Pepiño cuáles fueron aquellas frivolidades?

Que los socialistas están nerviosos ante la trampa para osos en la que han caído, no por oferta sino por proposición, da cuenta el gañido de Santiago Carrillo suponiendo a Aznar más audaz que Zapatero en estos negocios de una paz con ETA. Cuando el zapaterismo saca la efigie incorrupta de Carrillo en procesión, es para ocultar algo, distraer de algún percance grave... Es el fantasmón del teatrillo de títeres. ZP ha empedrado de concesiones jurídicas y políticas el camino hacia la autodeterminación del País Vasco y ahora necesita freno y marcha atrás.

Martín Prieto, Bajo el Volcán
El Mundo, 02-12-2006

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