viernes, 28 de septiembre de 2007

De Ortega a Savater

El primer mensaje de Fernando Savater como ideólogo de la UPD ha sido la negación de la idea de España como nación. ¿Seré yo quien deba convencerle de su error? Yo creo que él tiene la suficiente formación como para saber que el soldado que gritó en Valmy «Vive la nation» estaba expresando la aspiraciones igualitarias y democráticas del nuevo régimen. Otra cosa terminaría siendo la idea de Nación romántica que mantendrían después los nacionalismos etnicistas y totalitarios.

Confío, por eso, en que a Savater se la deje de sudar esta idea de nación y cambie de opinión como lo hizo hace un buen tiempo en relación con el Estado. Más aún: yo creo que ha sido excesiva su confianza en el Estado como construcción aseguradora de los derechos de los ciudadanos. En ese sentido le recomiendo la lectura del ensayo de un colega suyo, también profesor de filosofía y filósofo él mismo.

Me refiero al texto, admirable, lúcido, de José Ortega y Gasset sobre Mirabeau en el que distingue entre los grandes políticos y los pequeños. Define a estos últimos por su incapacidad para comprender que el Estado es una «máquina situada dentro de la Nación para servir a esta...», y, por el contrario, atribuye al gran político la capacidad para entender el destino del Estado en función de la realidad histórica que es la Nación, en la que, a su vez, cobran su personalidad y sus derechos todos los ciudadanos.

Para mí este ensayo de Ortega fue la confirmación de mis experiencias según las cuales pude comprobar hasta qué punto la ausencia de una conciencia nacional iba poniendo al Estado al servicio no ya de la idea de España, sino de las regiones con aspiraciones de Nación. Así hemos ido llegando a la gran revuelta contra los símbolos españoles; la destrucción de la lengua común; la ruptura de la unidad de jurisdicciones; la distribución injusta e insolidaria de los presupuestos... La apuesta de Savater por el Estado como instrumento abstracto de derechos cívicos, en la práctica, supondrá la sustitución de la Nación española por unas cuantas. ¡Qué talento!



César Alonso de los Ríos
ABC

El Partido de las Mujeres se quita la ropa para desafiar al gobierno polaco

Siete mujeres miran a cámara, desafiantes y altivas. Aunque están desnudas, la imagen no evoca provocación sexual; su piel es perturbadora pero no hay genitales a la vista. Portan una leyenda que dice "Partido de las Mujeres" y más abajo: "Polonia es mujer". Los carteles que dieron inicio a la campaña por una banca en el congreso polaco de este movimiento desconocido dicen más. Dicen "Todo por el futuro". Dicen "Nada que esconder".

Cinco de ellas están paradas y hay dos que están sentadas. La rubia de la derecha es Manuela Gretkowska (43), novelista famosa en su país y líder del nuevo partido. Conoce las redes de la provocación y también lo que un cuerpo desnudo puede motorizar hoy en Polonia, gobernada por los gemelos Kaczynski, una pesadilla nacionalista y ultracatólica que aboga por la caza de brujas al pasado comunista del país y que ve en la homosexualidad un peligro de contagio, sobre todo en el área de educación.

"Somos bellas, desnudas y orgullosas. Somos auténticas y sinceras, en cuerpo y alma. Esto no es pornografía, no hay nada para ver en términos de sexo; nuestros rostros son inteligentes, preocupados, soberbios", declaró Gretkowska.

Nacida en Lodz en 1964, la escritora y periodista se graduó en Filosofía en la prestigiosa universidad Jagellona de Cracovia (la misma en la que se recibió Juan Pablo II). En 1988 viajó a París, a estudiar antropología medieval. Regresó a Polonia a principios de los 90 y trabajó en la versión local de la revista femenina Elle.

Más tarde vivió en Suecia y hoy lidera este partido insólito, que podría ser una sorpresa en las legislativas del 21 de octubre, convocadas de manera anticipada luego de una seria crisis de gobierno, hoy en manos de la alianza conservadora entre el partido Ley y Justicia de los Kaczynski -que calificó el póster de las muchachas desnudas de "insulto a los votantes"- y la extrema derecha, encabezada por el partido Liga de familias polacas.

La política polaca está en manos de hombres de traje y está hecha para otros hombres que también usan traje, dice Gretkowska. "Buscamos romper estereotipos anacrónicos del mundo de la política", dice la escritora citada por el británico The Times. Según el flamante Partido de las Mujeres, el status de sus pares en Polonia se ha deteriorado, sobre todo bajo el gobierno nacionalista de Jaroslaw Kaczynski. Ellas defienden la libertad para tomar anticonceptivos, un aumento en la cifra de ginecólogos, el derecho al parto sin dolor y la lucha por igualdad de salario y pensiones con los hombres.

El nuevo partido es apoyado por varias artistas; la más famosa es Krystyna Janda, actriz fetiche de Andrzej Wajda en películas como El director de orquesta. Gretkowska dice que comenzó a pensar en la política cuando conoció la noticia de una nena violada por sus compañeros en una escuela de Gdansk, ante la pasividad de sus compañeras.

"Vi una conexión entre la pasividad de esas nenas y la de las mujeres polacas que no hacen nada cuando los políticos proponen endurecer las leyes de aborto", contó la escritora, que se declara católica y sabe que el aborto es un tema delicado en su país, incluso entre las mujeres.

En Polonia, cerca del 55% de las mujeres -seis millones- están fuera del mercado laboral y dependen del salario del marido o de una pensión estatal. Los sondeos dan al Partido de las Mujeres apenas 3% de intención de voto y se precisa 5% para aspirar a una banca. Pero algunos analistas estiman que tal vez las mujeres podrían cambiar su voto una vez adentro del cuarto oscuro. Ahí, sin presiones, podría haber sorpresas.

Clarín