Deutsche Welle
lunes, 31 de marzo de 2008
Mujeres que cambian al mundo.
Deutsche Welle
La frase progre. Esta vez de José Antonio Marina
Publicado por Addison (en La Frase Progre)
Hace mucho tiempo que no poníamos una frase tan totalitaria en este blog. Es asombroso. A mí me deja sin habla que un señor pueda decir estas barbaridades.
Lo creais o no, este señor simplemente niega a los padres el derecho a educar a sus hijos. Así, sin más. Ya se encargarán de ello los burócratas.
Imponer valores morales y éticos a la sociedad no es tarea de los gobiernos. Los niños son responsabilidad de sus padres, que pueden enseñarle los valores que estimen conveniente. Los niños no son propiedad del señor Marina, que aspira a forrarse vendiendo libros de ese lavado de cerebro colectivo llamado "Educación para la Ciudadanía"
Lo he dicho muchas veces. Rascas un poquito en la superficie de la progresía, y detrás de todas frases vacías hablado de solidaridad, pobreza, igualdad, justicia, etc., ¿y qué encuentras? Totalitarismo, imposición, el robo a mano armada que significan los impuestos, etc...
La izquierda no soporta que los padres sean libres para educar a sus hijos, y quieren que sean los burócratas los que lo hagan. Oponerse a este intento de coacción de nuestras libertades no es solo necesario, sino que es un deber moral de todo aquel que quiere ser libre. Padres, educad con libertad a vuestros hijos. Teneis ese derecho, no dejeis que gentuza como Marina os lo arrebate.
La Frase Progre
Wilders y su filme antiislámico: sacrilegio, opinión, demagogia
“La película muestra lo que el islam ha provocado en el mundo”, dice Mina Ahad, presidenta del Consejo Central de los Ex Musulmanes en Alemania, en entrevista a DW-WORLD, “pero no diferencia entre personas, los musulmanes, y el islam político. Existe un movimiento muy politizado dentro del islam que sólo busca poder, y existen personas que son musulmanes. No me parece bien mezclar ambas cosas.”
Los estamentos de la religión católica también han tenido que aprender a convivir con la crítica. Una crítica peligrosa en muchos países en los que el islam es la confesión mayoritaria. Lo que no significa que no exista. "En Irán, por ejemplo, hay muchas personas críticas con el islam, se hacen chistes sobre los imanes… en Arabia Saudí, en Sudán…. en muchos países árabes se publican libros muy críticos. Esta es una realidad que pasa inadvertida en los medios europeos”, comenta Ahad.
El Consejo Central de los Ex Musulmanes está formado por personas educadas en el islam que en algún momento decidieron renegar de sus creencias religiosas. Ehsan Jami, fundador de este organismo en Holanda, tiene preparado otro filme, titulado The life of Mohammed, que podrá verse a partir del 20 de abril. En él, el profeta es comparado con Hitler y se le relata como un ser perverso, casado con una niña de nueve años.
“Esta gente [los Ex Musulmanes] dice que porque en algunos países musulmanes la libertad religiosa no existe, cosa que nosotros también condenamos, los musulmanes no tienen derecho a disfrutar de esa libertad aquí. Eso es absurdo y por lo tanto considero un sinsentido mantener con ellos un diálogo intelectual”, opina Köhler, sin querer hacer más referencias al respecto.
“El 11 de septiembre es un hecho. Las organizaciones islámicas tienen que condenarlo. Tienen que condenar las violaciones de los derechos humanos en los países islámicos. Cuando se habla de lapidaciones, entonces dicen 'sí, esa es una parte del islam y no estamos de acuerdo con ella'. Pero yo me pregunto, ¿qué hacen para impedirlo? ¡En Irán y en Afganistán los homosexuales son ahorcados en plena calle! ¿Por qué no se movilizan cuando pasan esas cosas? Pero si aparece una película crítica, entonces se les escucha hablar de injurias y organizan manifestaciones”, critica Ahad.
Deutsche Welle
Corrección política y yihad global
Que el estreno de Fitna, un documental holandés que denuncia el discurso radical y genocida del yihadismo y advierte de las graves consecuencias que su extensión por Europa occidental podría tener para la libertad y la democracia, haya tenido que producirse en una página web dedicada a la muestra de vídeos insólitos, es prueba fehaciente del estado de postración moral al que el miedo y la corrección política han sumido a algunas sociedades avanzadas.
Esta exhibición semi clandestina se debe a la condena expresada por la ONU, que de forma incomprensible considera que el documental constituye una apología del racismo. Como si revelar el mensaje machista, homófobo y antisemita de algunos imanes y alertar del peligro cierto que la propagación de la sharia, la ley islámica, supone para la seguridad de todos fuera un delito. Lo arriesgado es justamente lo contrario, taparse los ojos ante este preocupante fenómeno y acusar a quienes lo quieren dar a conocer a la opinión pública de extremistas.
En los últimos años han proliferado en Europa, Canadá y Australia los casos de mutilaciones genitales a niñas musulmanas, compra y venta de mujeres y asesinatos debidos a la aplicación de un curioso código de honor consistente en considerar a la mujer un ser inferior carente de cualquier derecho. Además de esto, abundan los testimonios sobre clérigos islámicos dedicados entre otras cosas a predicar la guerra santa contra Occidente, la muerte de los homosexuales y la sustitución de la democracia por un régimen teocrático. Sin embargo, la reacción de buena parte de la elite europea ante las protestas formuladas por algunos políticos, artistas e intelectuales ha sido en el mejor de los casos el silencio, en el peor la estigmatización y la censura.
A este respecto, la retirada casi inmediata del filme, producido por la iniciativa del diputado holandés del Partido Liberal Geert Wilder, por temor a represalias violentas, sumada al escaso apoyo recibido por parte de la progresía occidental, son hechos alarmantes. En vez de respaldar a los creadores de Fitna, numerosos miembros de la izquierda biempensante se han lanzado a una campaña de desprestigio contra ellos, tachándolos de islamófobos y fascistas, igual que hicieron contra el escritor británico Martin Amis cuando éste afirmó que "no todas las culturas son iguales", por no mencionar los casos de Ayaan Hirsi Ali y Oriana Fallaci, cruelmente denigradas por algunas autoproclamadas feministas.
De poco sirve que un partido político de la República Checa se haya ofrecido a estrenar Fitna en su país cuando la mayoría de la opinión publicada del continente actúa como un solo hombre a la hora de reprimir a cualquiera que señale el fracaso del multiculturalismo y sus efectos perniciosos para la paz y la concordia. Así, la acuñación del eufemismo "islam político" por algunos académicos no es más que una venda que intentan colocar sobre los ojos de una población cada vez más preocupada por el futuro de una Europa exánime ante el desafío que supone el avance del yihadismo entre una porción creciente de su población de origen inmigrante. Peor aún es que partidos como el PSOE recaben el apoyo de la Junta Islámica, se presenten a las elecciones en coalición con formaciones políticas islámicas o que algunos políticos como el alcalde de Madrid exhorten a los musulmanes a profundizar en sus raíces, en vez de animarles a plantar cara a los miembros de su comunidad que propagan la ira y la intolerancia.
Bienvenidas sean cuantas iniciativas surjan para informar sobre los riesgos de una Europa rehén del islamismo radical. Desde Libertad Digital nos solidarizamos con el esfuerzo de Wilder y de tantos otros que intentan arrojar luz sobre uno de los fenómenos más alarmantes de la actualidad y reprochamos la actitud de los falsos demócratas, cuya prédica falaz y suicida no es un remedio, sino parte de la enfermedad.
Libertad Digital - Editorial
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