lunes, 5 de septiembre de 2011

Coraje. Por Victoria Lafora

La reforma constitucional ya es un hecho. Pero el pleno del Congreso, en el que PSOE y PP sumaron sus votos para sacar adelante esta modificación, pasará a la historia más por lo ocurrido en el hemiciclo que por haber tocado, sin el consenso de todos, la Ley Fundamental.

Estas sesiones parlamentarias, celebradas en fechas tan insólitas como la última semana de agosto, han tenido varios protagonistas y un regreso. Ha vuelto a su escaño una diputada llena de coraje, de responsabilidad y realmente comprometida con el mandato de sus electores. Es Uxue Barcos, de Nafarroa Bai, magnifica parlamentaria, ponderada en el verbo, y brillante en sus exposiciones.

Tras meses de dura batalla clínica contra un cáncer de mama, el pañuelito que tapaba su cabeza evidenciaba las secuelas de la quimioterapia. Asistió no porque su voto fuera imprescindible, de hecho abandonó el hemiciclo en el momento de la votación junto con el resto de los grupos minoritarios, si no por respeto a su función de representante popular.


Otro de los protagonistas, Gaspar Llamazares, demostró el poder de un hombre solo. Utilizando la posibilidad que le daba el reglamento de vetar las enmiendas pactadas por los dos grandes partidos para atraer a Convergencia, desbarató por sorpresa todos los intentos de negociación que con tanto ahínco habían trenzado los dirigentes de PP y PSOE.

Duran Lleida se dejó querer, se hizo el interesante leyendo impasible un libro en su escaño y dijo, después de la votación, que ni siquiera con la enmienda se hubiera abstenido. Pero no es tanto así. El simple hecho de aceptar ese mínimo cambio ofrecido en bandeja por PSOE y PP hubiera significado un cierto apoyo a la reforma.

Al portavoz de los nacionalistas catalanes le habría venido bien volver a Barcelona sin haberse manchado demasiado las manos y vendiendo que, gracias a ellos, los parlamentos autonómicos tenían todavía un pequeño margen para saltarse el límite del déficit en caso extremo.

Rajoy y los suyos fueron los únicos que aplaudieron al acabar la sesión y salieron exultantes. Ya tienen el instrumento legal para meter en vereda a los presidentes autonómicos, incluidos algunos suyos como el de Murcia o Valencia, sin el menor coste electoral. Hasta Aznar, paradigma del "al PSOE ni agua", se congratuló del cambio constitucional.

Los socialistas salieron cabizbajos. Zapatero y Rubalcaba claramente cabreados con la jugada de Llamazares que no les permitió sumar otra fuerza al pacto y les dejó solos en manos del PP, situación esta que los votantes de izquierda van a castigar, aun más, en las urnas. El resto de los diputados del PSOE, a los que no se había consultado, se sintieron realmente incómodos. Hubo quien envidió el coraje de Antonio Gutiérrez de mantener sus principios y votar en contra.

El PP y Llamazares fueron los ganadores de un pleno para olvidar.


Periodista Digital – Opinión

Siete días trepidantes. Todo un anticipo sobre lo que nos espera. Por Fernando Jáuregui

Me ha quedado un sabor agridulce tras la trepidante semana que hemos dejado atrás. Creo que una inmensa mayoría de los españoles venía reclamando un consenso entre los dos "grandes" partidos nacionales, y se ha consumado con la aprobación de una reforma constitucional que era, parece, necesaria por las exigencias externas, aunque carezca en realidad de gran calado. Sin embargo, la imagen, ante los mercados exteriores, ante los rectores de esa Unión Europea de la que tanto depende España, resulta fundamental; siempre lo es en política.

Ahora, solo falta convencer a los trichets, merkels, sarkozys, financial times y moody"s del mundo mundial de que España no es como Grecia e Italia, que a estas alturas son capaces de volver grupas y no concretar las reformas prometidas. El pacto PP-PSOE debe no solamente cumplirse, sino ampliarse a otros muchos campos. Y habría que exigir tanto a Rajoy como a Zapatero-Rubalcaba que anuncien de inmediato que, sea cual sea el resultado de las elecciones, ese pacto, que implica muchos cambios, muchos avances y sin duda algunos sacrificios para la ciudadanía, va a seguir adelante, sin fisuras, ni trampas "a la italiana", ni retrocesos "a la griega". Porque España ha de distanciarse de ambos ejemplos si no quiere que su deuda esté permanentemente anclada con los del furgón de cola.


Así, una buena parte de la solución a nuestros quebrantos y duelos económicos es meramente política. Pero ya se ve que no toda la clase política está por el pacto de unidad, y ahí está la parte agria del sabor que me ha dejado en la garganta una semana en la que han ocurrido muchas cosas importantes, y así se reflejaban en los titulares de los medios: "se quiebra el histórico consenso de 1978", decían algunos de estos titulares, refiriéndose al "descuelgue", espectacular en algunos casos, de nacionalistas e izquierda respecto de la tímida reforma constitucional consumada el viernes. Tímida, sí, porque a muy poco compromete y, encima, queda aplazada poco menos que "ad calendas graecas"; en absoluto me parece proporcionado ni el portazo dado en la votación del viernes por algunos parlamentarios, varios de ellos muy respetables para mí, ni la manifestación prevista por los sindicatos, ni la movilización callejera de unos "indignados" también muy respetables, pero ya en clara busca de nuevos objetivos en los que fijar su indignación.

Tengo la impresión de que esa indignación ante la reforma no es compartida por una inmensa mayoría de la población -ya veremos las encuestas--, harta de recibir malas noticias económicas y de reclamar altura de miras a su clase política. Que un diputado tan valorado como Duran i Lleida se haya pasado años reclamando consenso entre las fuerzas políticas para dinamitarlo en el momento en el que se produce muestra que está sujeto a los lazos nacionalistas de su coaligado, Convergencia. Y hace prever lo que podría ser la tónica de la próxima Legislatura: con un acercamiento entre los dos "grandes" nacionales, es decir, PP y PSOE, un distanciamiento de los nacionalistas incluso en las materias más importantes. Que es, precisamente, lo que Zapatero, con su política de acuerdos -algunos, contra natura-- a su paso por La Moncloa, ha tratado de evitar.

Mal panorama me parece ése del alejamiento de convergentes, peneuvistas y demás nacionalistas de las cuestiones fundamentales para el Estado. Porque con las cosas de comer no debería jugarse. Y menos en tiempos de crisis, que son, contra lo que afirma la máxima ignaciana, cuando habrían de hacerse más mudanzas. Y, me temo, más concesiones frente a la intransigencia.


Periodista Digital – Opinión

Crónicas americanas. Cuando el balsero es un etarra. Por Gina Montaner

De nuevo en su mazmorra, Barcena, Pérez Lekue y Urbieta se confunden en el paisaje de seres amordazados que deambulan por las calles a la espera de una embarcación ilícita que los lleve a otra parte del mundo menos inhóspita.

La dramática situación que se vive en Cuba no deja de sorprender a diario. A las quejas de Pablo Milanés, quien de una manera sutil pero contundente se ha lamentado del fracasado experimento castrista y de la falta de libertades, hay que sumar la desesperación de tres etarras que se lanzaron al mar para huir de la isla. Ver para creer.

Resulta ser que Elena Barcena, Francisco Pérez Lekue y Etxarte Urbieta, miembros históricos y del ala más radical de la banda terrorista que desde hace años viven en la Habana, se decidieron a fugarse de su santuario a bordo de una lancha de recreo. Aparentemente, antes de su deserción del "paraíso" socialista enviaron una carta en la que protestaban por considerar que vivían en un cárcel. Al menos por una vez este trío de terroristas ha acertado a la hora de definir la realidad cubana. Al final han comprendido que la sociedad que construyeron los hermanos Castro –y que ellos mismo desearon para el País Vasco– no es nada más que una inmensa jaula. Barcena, Lekue y Urbieta son otras tres almas en pena junto al resto de la población.


Tan insoportable debía de ser su vida allí, que prefirieron embarcarse en una peligrosa aventura antes que resignarse al encierro. Sin embargo, como les ha sucedido a miles de cubanos a lo largo de más de medio siglo de dictadura, fueron interceptados por las autoridades chavistas en territorio venezolano y han sido devueltos a Cuba. Pobres. Tan mala fue su fortuna que no llegaron a algún otro país donde tal vez hubiesen podido explicar su insólita odisea. Sencillamente huyeron de la boca del lobo y se metieron en otro agujero donde les esperaba nada menos que el mejor amigo de su cancerbero. ¿Cómo explicarle al discípulo de Fidel que es mejor naufragar antes que padecer los rigores del socialismo del siglo XXI que está empeñado en trasplantar en Sudamérica.

Sin proponérselo, los tres etarras, que en el pasado ya habían sufrido una azarosa travesía marítima desde Cabo Verde a Cuba, han pasado a formar parte de la legión de balseros que arriesgan sus vidas en el estrecho de la Florida antes que continuar bajo condiciones nefastas. Ellos también estaban dispuestos a cometer la locura de navegar en un cascarón con tal de alejarse para siempre de un país que les dio albergue pero les privó de su libertad de movimiento.

De nuevo en su mazmorra, Barcena, Pérez Lekue y Urbieta se confunden en el paisaje de seres amordazados que deambulan por las calles a la espera de una embarcación ilícita que los lleve a otra parte del mundo menos inhóspita. A su manera muy particular, coinciden con el diagnóstico del talentoso Milanés: el castrismo no vale nada. ¿O acaso era la vida?


Libertad Digital – Opinión

Rajoy y lo inesperado. Por Charo Zarzalejos

"Lo esperado no sucede, es lo inesperado lo que acontece", sentenció hace ya unos cuantos cientos de años el pensador Euripides. La reflexión es de perfecta aplicación a los últimos acontecimientos de nuestra vida política. Lo razonablemente esperable es que la pugna PP-PSOE se incrementara en los estertores de la legislatura, que Rubalcaba se dejara la piel en afirmar que con él vendrá el cambio frente a un Rajoy insistente en que el cambio es el triunfo electoral de su partido.

Pero esto que era lo razonablemente esperable se ha nublado, ha desaparecido ante la fuerza de lo inesperado que es lo que ha acontecido. ¿Alguien podía prever hace apenas dos semanas que a día de hoy Mariano Rajoy fuera percibido por la opinión pública como el co-presidente del Gobierno?. Pues esto precisamente es lo que ha acontecido aunque las portadas y las fotos se las hayan llevado los partidos minoritarios escenificando su formidable enfado por el acuerdo entre socialistas y populares para reformar la Constitución. Las percepciones no se pueden fotografiar, pero ahí están. En la calle y, desde luego, en el Congreso de Diputados en donde, es verdad, se vivieron el pasado viernes escenas inéditas, pero más inédito aún fue el ver a un Rajoy que a dos meses de las elecciones ya destilaba el aroma especial que da el poder. El "mal cuerpo" que anida en el PSOE, la sensación de desánimo y desconcierto que transmiten sus diputados es directamente proporcional a la serenidad, unidad y buen ánimo que se ha adueñado del PP que para más "inri" tiene el alivio del desinfle_al menos parcial_del caso Gurtell.

Con este movimiento inesperado de reforma express de la Constitución, el Presidente ha querido conjurar la intervención de España porque esta y no otra ha sido la razón de tanta premura. En esta situación ha preferido que Rubalcaba pasara un mal rato a tener que ir a las elecciones con un país intervenido y es entonces cuando "lo inesperado acontece" como es el que Rajoy, antes de las elecciones, sea percibido como el ganador político. Lo "inesperado" se ha convertido en su mejor aliado. Ahora su reto es que lo esperado_según todas las encuestas_acabe sucediendo aunque eso suponga una enmienda a la totalidad a la sentencia de Eurípides.


Periodista Digital – Opinión

A vueltas con España. ¿Una autonomía europea?. Por José Luis Gómez

El Congreso aprobó la primera reforma sustancial de la Constitución de 1978 con el pretexto de atajar el déficit público, una vez presionados el presidente Zapatero y el opositor Rajoy por el eje franco-alemán y el Banco Central Europeo. De alguna forma, España ha emprendido el camino para convertirse en una "autonomía" de Europa sin que Europa sea un Estado federal. A lo sumo, una unión comercial con una moneda única, cuyo respaldo podría ser en el futuro la eventual creación de eurobonos para frenar a los especuladores. De momento, como observa el cosmopolita Ulrich Beck, lo único que está claro es que los países acreedores de la UE tratan de imponer sus programas de ahorro sometiendo a los deudores a dictados que vulneran su independencia y hieren su dignidad.

Este pensamiento único cargado de palabras falsas -"austeridad" como expolio público, mientras se escabullen los grandes corruptos, que diría Manuel Rivas- se basa en una aparente "ideología" europea de corte neoliberal, repleta de contradicciones y medias verdades. Por ejemplo: en 10 años, España tuvo casi la mitad de déficit que Francia en términos relativos y un 20% menos que Alemania, y menos de la mitad que el Reino Unido. Pero hay más: en 10 años, Alemania incumplió seis veces el Pacto de Estabilidad, Francia cinco y España solo tres.


Lo que los mercados castigan de verdad no es el déficit ni la deuda: es el déficit por cuenta corriente, es decir, el saldo negativo que se produce cuando un país gasta más de lo que ingresa en sus transacciones internacionales, como ocurre en España, Portugal, Italia, Grecia e Irlanda. Y a ello podría añadirse que el problema de España no es la deuda pública, ni siquiera el déficit, sino la deuda privada, como puede constatarse en los datos que publica el Banco de España. ¿Va a prohibirse el déficit por cuenta corriente? ¿Van a controlarse -de verdad- los endeudamientos de bancos, cajas y empresas? Competencia tanta como sea posible, intervención tanta como sea necesaria, solía decir Willy Brandt, un socialdemócrata a quien es evidente que Zapatero leyó más bien poco. El saldo a día de hoy no puede ser más pobre: no se ha arreglado nada, la Constitución pierde el amplio consenso del 78 y la exclusión de los nacionalistas trae nuevos riesgos para el Estado.

Periodista Digital – Opinión

A los niños no les gusta la reforma. Por José Carlos Rodríguez

Una norma tan inane como ésta recuerda, al menos, que hay un límite al gasto público. Rompe el pensamiento infantil de la izquierda de que sólo porque queremos algo lo podemos tener sin mayor coste.

Fraude consensuado es la mejor definición del arreglo PP-PSOE para la reforma Constitucional. Nos la ha dado Rallo y le sobran razones. El déficit no tendrá límite cuando la economía vaya mal. Y el único que se fijará, del 0,4 por ciento, será efectivo cuando haya pleno empleo y el Estado debiera, en realidad, acumular superávit para compensar los déficit de la época de crisis. Si sumamos a ello que los futuros gobiernos podrán cambiar ese límite sin modificar la Constitución, pues se fija por Ley Orgánica y que, en cualquier caso, se lo saltarán cuando les venga en gana, como han hecho con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento que impone la UE, ¿a qué viene este revuelo con la reformita?

Los nacionalistas tienen un único motivo. Durán i Lleida lo expresaba con claridad en el Parlamento: "Proceden hoy a reformar la Constitución sin contar para nada con nosotros". Y añade diciendo que eso "significa para nosotros una ruptura del proceso constituyente". ¿Sabía usted que estábamos en un proceso constituyente? ¿No? No lo sabía porque no lo estamos. Pero sí para los nacionalistas, porque para ellos todas las instituciones españolas están permanentemente en entredicho hasta que no colmen sus objetivos. Y porque algo, en efecto, se ha roto: el pacto tácito que tienen con PSOE y PP de que no se cambiará la Constitución si no es con su consentimiento. Y se enfadan como un niño al que dejan fuera del juego.


¿Y la izquierda? ¿De qué se queja? Hemos echado por la borda la oportunidad de fijar constitucionalmente una regla fiscal que ponga un límite a la tendencia de los políticos de gastar permanentemente más de lo que ingresa el Estado. Dado que el gasto público es el verdadero impuesto, el déficit permanente es un camino relativamente fácil, todos lo son, al crecimiento del Estado. Todo gasto añadido, se cree, se pagará antes o después con más impuestos futuros o inflación. Grecia nos indica que hay un límite a todo ello, pero mientras sí hay una alianza entre el déficit permanente y el socialismo manirroto. Una regla que hubiese impuesto de verdad la estabilidad presupuestaria, aunque fuera para el conjunto del ciclo económico y no año a año, sería políticamente perjudicial para la izquierda. Introduciría forzosamente en el debate público la constatación de que todo gasto tienen que pagarlo los ciudadanos más pronto que tarde.

Sí, esto es lo que deberíamos haber hecho. Pero la reforma ni siquiera tiene la intención de acercarnos a una mayor estabilidad presupuestaria. Entonces, ¿por qué se quejan? Porque una norma tan inane como ésta recuerda, al menos, que hay un límite al gasto público. Rompe el pensamiento infantil de la izquierda de que sólo porque queremos algo lo podemos tener sin mayor coste. Porque deja testimonio, aunque manco, de que en las cuentas públicas hay que ser responsable. Y se enfadan como un niño al que no le hacen el regalo que desea.


Libertad Digital – Opinión

Rodiezmo: el PSOE, entre el luto y la melancolía. Por Antonio Casado


El socialista Alfonso Guerra, ex número dos del Gobierno y del PSOE, denunció ayer en Rodiezmo (León) que su partido se ha tragado la píldora envenenada de una reforma constitucional a pachas con el PP para que los poderes fácticos del mundo global le perdonen la vida a España. Zapatero y Rubalcaba no estaban allí para desmentirlo. Y tampoco lo van a hacer. Su ausencia de esta especie de Alderdi Eguna del socialismo obrero y español ya es suficiente como prueba del estado de ánimo del PSOE a menos de tres meses del paso por las urnas.

Guerra expresó ayer con bastante precisión el sentir de los militantes, conscientes de que la semana pasada se abrió un segundo boquete en la causa electoral que personaliza Rubalcaba. El primero fue en mayo de 2010. El de agosto de 2011 hace irreversible, inevitable, irremediable, a mi jucio, el hundimiento del PSOE –cerca de los mercados, lejos de sus votantes- en las elecciones generales del 20 de noviembre.


Lo demás será caldo de cerebro. O habilidad argumental para poner en valor el sacrificio de los intereses de partido en aras del bien común. Como ya hiciera Felipe González con la reforma de las pensiones, la reconversión industrial y el resto de medidas de saneamiento de la economía que, entre otras cosas, le costó romper con UGT y afrontar una huelga general. Pero lo que en González era modernización en Zapatero es entreguismo. A los ojos del electorado de izquierdas, se entiende.

Bien, pues en vez de vender sentido de Estado en la toma de decisiones necesarias aunque vayan en contra de los propios intereses electorales, al PSOE solo se le ocurre el discurso de la motosierra –mimetizado ayer por la número dos del PP, Dolores de Cospedal, en turno de réplica-, que es una variante del doberman o el miedo a la derecha. Pero eso ya no cuela a estas alturas.

En estas, la encuesta de ayer en El Mundo –casi 15 puntos de diferencia- nos recuerda que el despertador de Rubalcaba sigue sin funcionar entre el desalentado votante socialista. No se ven los resultados o no ha hecho las cuatro tareas que, en mi opinión, deben figurar en la hoja de ruta del candidato. A saber: conectar con el movimiento de los indignados, redefinir el papel de la izquierda en el drama de la crisis, diferenciarse de Zapatero y hacerse el encontradizo con Rajoy.

Así las cosas, la tradicional fiesta minera del socialismo español, que siempre fue telonera del curso político, con las elocuentes ausencias de sus principales dirigentes, ha servido este año como indicador de un PSOE instalado entre el luto y la melancolía.

Sentimiento colectivo de pérdida en los dos casos. Ya ocurrió en el año 2000. Los del luto al menos saben por qué: la credibilidad, señores, la credibilidad. Los de la melancolía, que son mayoría, comparten el mismo sentimiento de pérdida pero, a diferencia de los otros, no aciertan a detectar las gracias malogradas de un partido centenario. Van camino de la tristeza. O de la desesperación, como ese Mourinho del “¿por qué? ante la victoria de su eterno rival.


El Confidencial – Opinión

Desde el parqué. Buscando refugios. Por Carmen Tomás

Los miedos han vuelto a las bolsas y a los mercados de deuda si es que alguna vez realmente se fueron. Las dudas han surgido de nuevo sobre las posibilidades de Grecia y una nueva recesión mundial asoma la nariz. Son ingredientes que los inversores no digieren y España otra vez ha sido de los países más castigados. La prima de riesgo volvió a situarse por encima de los 300 puntos, aunque señalan los expertos que más por el efecto de la caída de la rentabilidad del bono alemán, convertido en un auténtico refugio y bálsamo para el dinero.

En todo caso, en España no dejan de sucederse los malos datos. Conocíamos el viernes una subida trágica del paro. Más de 50.000 personas perdieron su empleo en agosto, el consumo no repunta y la compraventa de viviendas ha caído a niveles históricos. El Congreso aprobó la reforma de la Constitución para incorporar un compromiso con el déficit público. Pero, el auténtico compromiso no quedará sellado hasta que se redacte una ley orgánica que obviamente tendrá que poner en marcha el gobierno que salga de las urnas el 20-N. No estorba, pero no es mano de santo. La prueba de que se pueden hacer cosas e importantes aplicando el buen hacer y el sentido común la ha dado esta semana la presidenta de Castilla-La Mancha o la de la Comunidad de Madrid o el de Baleares. Hay que atajar los gastos y apretarse el cinturón.


Pero, sobre todo lo que hay que hacer es generar confianza, empleo y actividad. Hay que generar ingresos y crecimiento para que nuestros deudores se tranquilicen sobre la posibilidad de que España pague sus deudas. Con la reforma constitucional ha quedado patente además que en este país hay aprovechados que representan a mucha gente que piensan más en la posición de sus partidos ante las elecciones que se avecinan que en el bien general. Y de ahí el espectáculo lamentable que nos han dado algunos diputados marchándose a la hora de votar, algo que no creo que compartan quienes les han elegido. Pero, en fin, así está este país sin gobierno y lleno de demagogos y egoístas que quieren seguir en el poder a costa de lo que sea.

La Bolsa y la rentabilidad de la deuda es el reflejo de lo bien o mal que lo hacen los demás, pero, sin duda, también del desgobierno, de la mala gestión y de los cuatro años que Zapatero ha tirado a la basura y en los que ha arruinado a este país en lo económico y en lo político.


Periodista Digital – Opinión

Reforma. El liderazgo de Rajoy. Por Agapito Maestre

Zapatero se va, pero lo único decente que nos deja es, paradójicamente, la rectificación de pretender perpetuarse en el poder cediendo ante todo lo que exijan los nacionalistas.

Los socialistas de Rubalcaba quieren pasar página cuanto antes del pacto entre el PP y el PSOE para reformar la Constitución. Imposible. Tampoco soportan los viejos ideólogos del PSOE, especialmente los que tienen al diario El País como su principal tribuna, el pacto entre el PP y el PSOE para fijar un límite al déficit público. Resulta altamente instructivo leer la crítica, sin duda alguna, descontextualizada, acerada y despiadada de todos los "columnistas" o ideólogos importantes de Prisa, por ejemplo, la publicada ayer contra esta reforma constitucional para saber que prefieren antes la fragmentación definitiva del Estado-nación que la llegada del PP al poder. Los ideólogos del socialismo hegemónico en España quieren distanciarse de su líder, Rodríguez Zapatero, criticando, a veces con una dureza superior a la que utilizan los ideólogos del PP, la última medida relevante del presidente del Gobierno.

Sin embargo, por mucho que griten y peroren sobre esa reforma constitucional, creo que esta medida, independientemente de su eficacia económica y al margen de quienes la hayan forzado desde la UE, trae aparejado, desde el punto de vista simbólico, grandes cambios políticos. Es posible gobernar España prescindiendo del chantajismo nacionalista. Esta medida para los socialistas, y muy especialmente para el propio Zapatero, supone una autocrítica radical a sus dos mandatos en la presidencia del Gobierno. Y, por supuesto, un espaldarazo a una antigua exigencia del PP. Ese pacto entre PP y PSOE ha dejado claro que los nacionalismos son prescindibles. Zapatero se va, pero lo único decente que nos deja es, paradójicamente, la rectificación de pretender perpetuarse en el poder cediendo ante todo lo que exijan los nacionalistas.


Por supuesto, Rubalcaba, lejos de renunciar a ese viejo legado, sigue potenciándolo como su principal activo y trata de negociar con todos los que quieren el fin de la nación española. Llega tarde. Espero que los del PP también se percaten de la repercusión de ese pacto, especialmente ahora que todas las encuestas les dan mayoría absoluta. Por otro lado, y aunque espero poco, casi nada, de la mayoría de los políticos españoles actuales, porque su espíritu gregario está por encima de su capacidad intelectual, creo que la dramática situación en que Zapatero ha dejado a España dará lugar a una nueva generación de políticos más realistas y, sobre todo, más volcados al espíritu del pacto, del consenso, entre los grandes partidos que a la cesión ante los nacionalismo periféricos.

Es obvio que todavía tendremos que esperar tiempo para que veamos forjarse una política genuinamente nacional y democrática, capaz de superar los chantajes nacionalistas, pero, sin caer en el triunfalismo, el primer paso ya se ha dado con ese pacto, que ha hecho que los populares abandonen el discurso triunfalista, por ejemplo, el propio Rajoy ha tenido que moderar la retórica para dirigirse a sus votantes, porque ya no habla de solucionar la crisis económica y crear empleo, sino que se dirige a la nación como un líder serio y riguroso. El sábado en Galicia fue contundente: "Quien piense que las cosas van a ser fáciles se equivoca, quien piense que se puede hacer sin esfuerzo se equivoca, y quien crea que estos se arregla con una varita mágica se equivoca".


Libertad Digital – Opinión

Democracia de farsa. Zapatero se larga. Bono. 15 M. Por Salvador Freixedo

DEMOCRACIA DE FARSA

Esta farsa tan nuestra llamada democracia,
llevada a la ruina por gobernantes ciegos,
trata a los ciudadanos como pobres borregos
y ha convertido a España en una gran desgracia.

Todo parece broma, porque todo es falacia.
Los banqueros con trampas llenan bien sus talegos,
los políticos gozan exhibiendo sus egos
y los ladrones roban sin miedo y con audacia.

Muchos jueces desprecian lo que dicen las leyes,
los grandes tribunales siguen con su pelea,
los alcaldes se portan como si fuesen reyes,

nombrando gente a dedo como una panacea.
El gobierno no actúa, tan sólo pedorrea
y muchos ciudadanos votan como los bueyes.
. . .

ZAPATERO SE LARGA

Zapatero se larga. ¡Qué dolor!
Yo cada día a Dios le suplicaba
y con gran insistencia le rogaba
que nos liberara de este señor.

Pero ahora hemos sabido con horror
que nuestra angustia todavía no acaba
pues tras de sí nos deja a Rubalcaba
que es un tipo muchísimo peor.

Zapatero se va por ignorante
y porque todo lo hizo tarde y mal.
No hay ya en España nadie que lo aguante

y ahora nos deja una herencia fatal.
Rubalcaba es aún más intrigante.
Fue el ministro de la LOGSE y del GAL.
. . .

BONO

Pepe Bono, tan bueno y serio él,
habla ahora de un pacto nacional
pues dice que la cosa está muy mal
y podemos perder hasta la piel.

Mas si mi memoria no me es infiel
me acuerdo ahora del pacto criminal
que con una indecencia sin igual
contra el PP se firmó en el Tinell.

¿Y después de aquel hecho putrefacto
ahora les proponen un nuevo pacto?
Se necesita tener cara dura,

aunque tratándose del socialismo
es una vieja traidora impostura
pues siempre han sido maestros de cinismo.
. . .

15 M

Hoy la masa está muy enfurecida,
se rebela contra la autoridad
y lo hace con gran rotundidad
porque la autoridad está podrida.

Nuestra justicia está muy corrompida,
en el Congreso ya no hay libertad
nuestro Gobierno es una nulidad
que apesta ya como carne podrida.

Contra esto se levanta el 15-M
pero a ellos España también les teme
pues aunque están con razón indignados

no tienen idea de un buen gobierno
y son presa de unos aprovechados
que meterían a España en el infierno.


Periodista Digital – Opinión

PSOE. Esquizofrenia paranoide. Por Emilio Campmany

Si Blanco representa al paranoico y Felipe González al psicópata que se cree con una misión especial en la vida, Alfonso Guerra es el esquizofrénico puro, el de la doble personalidad.

A estas alturas, el diagnóstico no puede ser otro. Ya no es un problema de Zapatero o Rubalcaba, sino que la enfermedad se manifiesta en forma de brotes psicóticos, alteración de la personalidad y manía persecutoria en todo el partido. Vean si no.

José Blanco se cree perseguido por un Cara de Cuero de derechas, armado de la motosierra de La matanza de Texas, dispuesto a descuartizar el Estado del Bienestar hasta hacerlo picadillo. Lo hace sin darse cuenta de que lleva más de siete años en sus manos y en las de su partido y que, si hoy yace segado una y otra vez por una sierra eléctrica, es por lo que ha hecho el PSOE con él. María Dolores de Cospedal se lo recuerda y el pobre Pepiño huye corriendo, atolondrado y desconcertado, gritando "no, no" y negando agitadamente con la cabeza mientras el rugir del motor de la sierra de Cara de Cuero le persigue desde el interior de su trastornada cabeza.


Felipe González alucina en colores y levita, casi vuela y convertido en una especie de Gladstone del siglo XXI nos sermonea sin que nosotros, sus torpes compatriotas, le entendamos ni le valoremos. Él vino a este mundo con la misión de convertirnos en suecos, quienes ya limitaron constitucionalmente el déficit en los años treinta. Y nosotros, borricos como somos, nos negamos y nos oponemos a una reforma constitucional que él nos explica que es consecuencia de "una emergencia nacional, europea y mundial". Total, que el futuro del Mundo pende de nuestra reforma constitucional y nosotros, animales, sin enterarnos. Si no fuera por mí, pensará él. Lo dice el tío que hizo de España el país más corrupto de Europa después de la Italia de Bettino Craxi.

Si Blanco representa al paranoico y Felipe González al psicópata que se cree con una misión especial en la vida, Alfonso Guerra es el esquizofrénico puro, el de la doble personalidad. El tío hace dos días que ha votado la reforma constitucional y ahora dice de ella que el Gobierno ha tenido que hacerla para que "los poderosos no arrasaran el país". No sólo, sino que vivimos en una época en la que "los enemigos de los humildes se han apropiado del poder". Y ha terminado afirmando que la culpa de la crisis la tiene "la codicia de unos pocos". Y mañana cogerá, se sentará en su escaño y aplaudirá con las orejas todo lo que el Gobierno de su partido, brazo de los poderosos y enemigo de los humildes, haga. Y lleva así más de siete años.

Los demás en el PSOE se miran unos a otros con la boca abierta sin saber de donde les vienen las tortas y especulando sobre si el culpable es el capitalismo, la burguesía, los mercados o los ricos. Y no se dan cuenta, majaras como están, de que el mal nace y muere dentro de ellos mismos. Que se lo hagan mirar.


Libertad Digital – Opinión

Lo que no sabe Merkel. Por Iñaki Ezkerra

A Angela Merkel le tranquilizó que el techo del déficit español figure en un artículo de nuestra Constitución. Angela Merkel es alemana, y para ella un artículo constitucional va a misa. Lo que no sabe Angela Merkel es que en nuestro país la Constitución es la casa de tócame Roque y que el mismo día -el viernes, 2 de septiembre- en el que era votado el retoque del artículo 135 para que figurara ese techo del 0,4 en nuestra Carta Magna, dos ministros de Zapatero convertían en papel mojado otro artículo constitucional, el tercero exactamente, que dice: «El castellano es la lengua oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla».
Esos dos ministros son Carme Chacón y Francisco Caamaño, que desafiaron ese día al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y a su sentencia explícita contra la «inmersión lingüística». En el caso de Caamaño, el asunto es grave porque es el responsable de la cartera de Justicia y porque, además de «ignorar» la Constitución Española, «ignora» la propia sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, que obliga a equiparar la lengua castellana y la catalana en la enseñanza. El caso de Chacón es más conmovedor. Como Rubalcaba le ha roto el sueño de ser «Carmen de España», se refugia en «Carme de Esplugas de Llobregat» y en el sueño de presentarse a Honorable de Catalunya. ¡Qué diría Angela Merkel si supiera realmente con quién se juega los cuartos, o sea el euro!


La Razón – Opinión

Tontería económica. Chaves y la izquierda. Por Carlos Rodríguez Braun

La desregulación no ha conducido a ningún poder excesivo fuera de los bancos centrales: señor Chaves, los bancos centrales no son el mercado, son el Estado, la coacción.

Don Manuel Chaves fue cariñosamente entrevistado en El País. Como era de esperar, le preguntaron la consigna: "¿Gobiernan los partidos o los mercados financieros?". O sea, en El País no tienen claro aún el peso del Estado en el conjunto de la economía, y en particular en los llamados mercados financieros. Vamos, igual creen que el dinero es privado, que no hay bancos centrales, etc. En fin, dejémoslo. Veamos la joya que brindó el vicepresidente en forma de respuesta: "Los que dicen que los mercados mandan demasiado e incluso sobre los Gobiernos tienen algo de razón. Es una sensación generalizada. El gran reto de la izquierda europea es la reforma de los mercados. Tiene que regularlos, porque la desregulación es la que ha conducido al poder excesivo de los fondos de inversión y en los bancos, con poco contrapeso de los Gobiernos. Hay que gravar las transacciones financieras y reformar las instituciones internacionales, empezando por las agencias de calificación".

Es un encadenamiento de falsedades. Los mercados no mandan: los que mandan son los Gobiernos, ellos son los que cobran impuestos e imponen multas, controles, y prohibiciones. Pera esa "sensación" no la tiene Chaves. Él lo que siente es que la izquierda debe reformar ¡los mercados! Oiga, que la izquierda lo que ha hecho es subir los impuestos y recortar los derechos de los trabajadores. ¿Por qué tiene que reformar los mercados en lugar de dejar a la gente un poquito en paz?

Y la desregulación no ha conducido a ningún poder excesivo fuera de los bancos centrales: señor Chaves, los bancos centrales no son el mercado, son el Estado, la coacción. No necesitan "contrapeso" político: son la política misma, que no está debilitada y asténica en absoluto. Fue la política, por cierto, la que organizó lo de las agencias de calificación tal como están, no el mercado libre. Y en absoluto se vaya a creer usted que lo que quiere usted gravar son "las transacciones financieras": usted quiere gravar a los ciudadanos corrientes, que son los que van a pagar ese impuesto tan progresista.

La última perla, hablando de impuestos: Chaves quiere "aplicar un impuesto sobre las grandes fortunas del país. Además de justo, es positivo en la lucha contra el déficit". Estupendo. Y dígame una cosa, si es bueno castigar a las grandes fortunas ¿Por qué no va a serlo castigar a las fortunas un poco menos grandes? ¿Y a las menos grandes? ¿Y a todos? Es por una buena causa, claro: "luchar contra el déficit", algo que para los socialistas nunca quiere decir menos gasto público, sino más impuestos, y, como lo acaban de demostrar en los últimos tiempos, no más impuestos sobre los ricos sino sobre todo el mundo.


Libertad Digital – Opinión

Socialdemócratas. Por José María Marco

El debate interno del PSOE acerca de la reforma constitucional ha permitido comprobar que para quienes se mueven en la órbita del socialismo español, la palabra «socialdemocracia» quiere decir gastar, gastar como antes de la crisis y como si la crisis no hubiera existido. Es lo que hizo Rodríguez Zapatero antes de su conversión. También es lo que reivindican ahora sus compañeros de partido para distanciarse del Rodríguez Zapatero al que Obama y otros líderes extranjeros, como Merkel y el presidente del Banco Central Europeo, llevaron a descubrir el neoliberalismo y el pactismo. Así que nos proponen la «socialdemocracia» contra la última deriva del zapaterismo.
En cuanto al pacto sobre la reforma constitucional, hay que recordar que la socialdemocracia siempre consideró el consenso como algo más que un instrumento político. En los tiempos en los que el espíritu socialdemócrata gobernó Occidente, entre el final de la Guerra y los años 70, el consenso era la base misma de cualquier política. En él participaban todos los grandes partidos, incluidos los cristianos y los conservadores. En nuestro país no ocurrió de este modo por razones de todos conocidas, y el PSOE siempre parece haber creído que puede utilizar la socialdemocracia como arma contra el adversario político. No es así, y el pacto por la reforma constitucional reanuda con la esencia misma de la socialdemocracia mucho mejor que las políticas de «cordón sanitario» que han llevado a Rodríguez Zapatero al fracaso político. Como el pacto fue propuesto por el PP, y recibido por el PSOE con la arrogancia habitual que los socialistas aplican a todo lo que venga de los populares, hay que concluir que, si alguien quisiera reivindicarse como socialdemócrata, Rajoy y los suyos resultarían más verosímiles.


En cuanto al gasto, trazar la equivalencia entre socialdemocracia y gasto es algo dudoso. Es cierto que una política socialdemócrata requiere una intervención importante del Estado. Ahora bien, este intervencionismo y el gasto correspondiente no se realizan en función de criterios personales, ideológicos o clientelistas, como los de la Generalidad catalana en tiempos del Tripartito, o los de los gobiernos socialistas de La Mancha y Andalucía. Nada más lejos de un Willy Brandt que los Bono, los Chaves o los Barreda.

Y es que para los socialdemócratas, el gasto –necesario– estaba determinado por un gran acuerdo social de orden moral que lo mantenía en límites sostenibles. El contenido de ese acuerdo afectaba al mantenimiento de la familia, a la cohesión de la nación, a una vida laboral estable y previsible. Casi todo esto desapareció en los años setenta. Entonces se hundió el pacto socialdemócrata con la quiebra de los principios morales que lo habían sostenido, y una parte de la izquierda occidental se lanzó al gasto indiscriminado. Esta última tradición, y no la de la socialdemocracia, es la propia del PSOE. También desde esta perspectiva, un Partido Popular austero y dispuesto a recortar gastos para salvar el Estado del bienestar está más cerca de la socialdemocracia que los socialistas. Un esfuerzo más, compañeros socialistas, para ser socialdemócratas…


La Razón – Opinión

Supremo. La insubordinación catalana. Por José García Domínguez


No así, por cierto, el desacato de la Generalidad a las sentencias del Supremo. Grave delito en cuya previsión se redactó el artículo 155 de nuestra Carta Magna. ¿Tendrá lo que hay que tener don Mariano?

Acaso por la sobreexposición a la máxima pueril que rige en el oficio periodístico –"primero, simplificar; después, exagerar"–, uno tiende a excluir de su registro las palabras mayores del tipo "momento histórico" y vocablos de pareja aparatosidad, verbosidades siempre tan caras a locutores futbolísticos, charlatanes catódicos y demás ralea. No obstante, lo que acaba de acontecer ante la inopia general, esto es la desafección del catalanismo al orden constitucional español, quizá merecería tales calificativos. Sin embargo, aún nadie parece consciente de las consecuencias que acarreará la disolución del viejo matrimonio de conveniencia que mantenían los nietos de Prat de la Riba con "Madrit".

Tras la ruptura sentimental, el empeñó obsesivo que ocupó al pujolismo a lo largo de un cuarto de siglo, ahora llega la separación formal, ese situarse extramuros de los consensos básicos de la nación que ha dado en consumar Artur Mas. Un paso al frente, el de la CiU ya secesionista sin ambages, que resuelve, por fin, la suprema contradicción del nacionalismo burgués, la esquizofrenia estratégica que lo marcó desde su misma gestación intelectual a finales del XIX. La misma que sintetizaría Alcalá Zamora en célebre réplica a Cambó. Recuérdese: "No es posible ser al tiempo el Bismarck de España y el Bolívar de Cataluña". Al igual, por cierto, que tampoco procede ejercer del Cid Campeador en la calle Génova y alrededores, y de Cantinflas en los platós de TV3, el travestismo retórico del que tanto gusta cierta derecha patriotera.

Lo de menos, por lo demás, ha sido la coartada, esa comedia bufa a cuenta de la mancillada autonomía financiera de Cataluña. Como si los convergentes ignorasen que el Constitucional acaba de avalar la potestad del Estado para acotar el gasto de todas las Administraciones públicas, empezando por el de las autonomías. Prosaico asunto a sustanciar con una vulgar ley orgánica. No así, por cierto, el desacato de la Generalidad a las sentencias del Supremo. Grave delito en cuya previsión se redactó el artículo 155 de nuestra Carta Magna. El que, ante la insubordinación de las autoridades de una región, prescribe al Gobierno de turno imponerles el cumplimiento forzoso de sus obligaciones. Muy saludable profilaxis para cuyo efectivo ejercicio apenas se requiere el plácet del Senado. ¿Tendrá lo que hay que tener don Mariano?


Libertad Digital – Opinión

Un esfuerzo por la educación

Apartir de mañana, en torno a 7,8 millones de alumnos no universitarios tienen una cita con las aulas para dar el pistoletazo de salida a un nuevo curso escolar. Las múltiples novedades con las que se estrena este año académico, y que en su mayoría responden al objetivo del Gobierno socialista de frenar el abandono escolar a costa de reducir la exigencia, han pasado a un segundo plano a raíz de las movilizaciones anunciadas en los últimos días por los sindicatos de profesores. En el origen del conflicto se encuentra el aumento de la carga lectiva del profesorado aprobado por las consejerías de Educación de Madrid, Castilla-La Mancha, Galicia y Navarra. Esta decisión en ningún caso puede contemplarse como un aumento de la jornada laboral de los educadores y, por tanto, tampoco como una merma en sus condiciones laborales. Se trata de una leve reestructuración de la jornada lectiva decidida por los gobiernos autonómicos en el ejercicio de sus competencias y dentro de los límites legales. Lo que los sindicatos califican como un «ataque frontal» a los profesionales de la enseñanza se limita, en la práctica, a un aumento en las horas lectivas, de 18 a 20 horas en Secundaria y de 23 a 25 en Primaria. Esta modificación responde a la necesidad de incrementar recursos en programas educativos de especial importancia, como la apuesta por el bilingüismo en Madrid, y, por otra parte, resulta a todas luces insuficiente para justificar una huelga. Sin embargo, lejos de echar marcha atrás en su desafío, las principales organizaciones sindicales tienen previsto reunirse esta semana con el fin de acordar medidas a nivel nacional, que podrían incluir la celebración de una gran manifestación e, incluso, una huelga que supere el ámbito autonómico. A la espera de que el conflicto no estalle finalmente, de lo que caben pocas dudas es de que el sistema educativo español atraviesa una situación crítica en la que no parece aceptable la convocatoria de una huelga. Con un porcentaje de abandono escolar del 28,4%, que dobla la media de la UE, y con unos pésimos resultados de lectura, matemáticas y ciencias en el Informe PISA, que mide el nivel de los países de la OCDE, los alumnos podrían terminar siendo los principales perjudicados de este conflicto laboral. El rechazo a la huelga es además mayoritario entre los ciudadanos. Tal y como pone de manifiesto la encuesta que hoy publicamos, más del 60% de los españoles se manifiesta en contra de un paro que coincida con el inicio del curso. Un porcentaje similar, un 59,1%, ve acertado que los profesores den al menos 4 horas de clase al día, y casi la mitad de los encuestados, un 47,6%, son partidarios de que este colectivo realice un esfuerzo en el contexto actual. Los sindicatos no deben caer en la demagogia de vender estas modificaciones como un severo recorte ya que, incluso, en la Comunidad de Madrid los profesores experimentarán un incremento salarial. Se trata, únicamente, de que los profesores comprendan que también ellos han de asumir un sacrificio razonable en un momento de crisis en el que la mayoría de los trabajadores españoles ya lo ha hecho.

La Razón – Editorial

Amenaza de recesión

Los malos datos de empleo en EE UU confirman la desaceleración y exigen políticas de estímulo.

La intervención que el presidente Obama realizará el próximo jueves a propósito de las respuestas de su Administración al renovado deterioro de la actividad económica y, muy especialmente, al del mercado de trabajo, ha suscitado razonables expectativas. Los datos conocidos el viernes revelan que en agosto, por primera vez en un año, apenas hubo crecimiento neto del empleo: los 17.000 nuevos puestos de trabajo creados por las empresas fueron ampliamente compensados por los destruidos por el propio Gobierno. También se revisaron a la baja de forma significativa los empleos creados en junio y julio. La tasa de paro permaneció en el 9,1%. El número de horas trabajadas por los empleados en agosto descendió, y también lo hizo la remuneración media por hora trabajada.

Son datos que confirman la desaceleración que ha tenido lugar en todas las economías avanzadas y algunas emergentes a partir del segundo trimestre. Hasta el punto de que la recaída en una nueva recesión -tal como ha advertido Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional- ha vuelto a cobrar virtualidad. Desde luego en algunas economías, como la de Estados Unidos y otras europeas, entre ellas la española. En el escenario más probable, el estancamiento se instalará en el trimestre en curso. Esa percepción, junto a la continuidad de la inestabilidad financiera, está erosionando la confianza de empresarios y familias, con una traducción clara en la generación de rentas y en las decisiones de gasto.


Ante esta situación es probable que Obama presente un plan de creación rápida de empleo, con incentivos a las empresas que contraten a parados además de aumentar la inversión en obras públicas. Una prioridad tal será difícil de cuestionar por una clase política que suele anteponer la prioritaria reducción del desempleo a cualquier otro objetivo. Es también verosímil que la propia Reserva Federal acabe cediendo a esa presión e instrumente nuevas acciones de estímulo monetario. Las amenazas al empleo son mucho más explícitas que las derivadas de repuntes en la inflación.

En la medida en que esas amenazas de estancamiento no son exclusivas de la primera economía del mundo, sería razonable que las políticas de estímulo tomaran el relevo de esa retórica radical de la austeridad dominante en la eurozona y que hasta los mercados financieros temen. Y con razón: en ausencia de crecimiento de la demanda, las empresas seguirán sin generar empleo, bajarán las remuneraciones de los empleados, los beneficios seguirán contrayéndose y con ellos la inversión. Las deudas, privadas y públicas, no se podrán pagar y los bancos sufrirán. No es un cuadro exclusivo de EE UU: en Europa ya lo sufren algunas de las principales economías. Como el propio FMI ha sugerido, los Gobiernos deben ser conscientes de que evitar a corto plazo ese círculo vicioso es urgente y que eso puede ser compatible con el firme compromiso de saneamiento de las finanzas públicas a medio plazo.


El País – Editorial

Rodiezmo exige lo que Zapatero ya no le puede dar

Los dependientes del socialismo exigen su dosis, pagada naturalmente con dinero de los demás, y el encargado de suministrársela ya no puede hacer frente al coste que supone el seguir alimentando tanta adicción.

La localidad leonesa de Rodiezmo acoge cada año una de las fiestas más representativas del rico folclore de la izquierda, a la que hasta el año pasado solía asistir lo más granado del Gobierno de Zapatero con el presidente a la cabeza. El curso político socialista abría sus puertas con esa exhibición de demagogia sindical enriquecida con los tópicos habituales en contra de la libertad, que finalizaba con los presentes entonando el cántico bajo cuyas estrofas han muerto asesinados más de cien millones de seres humanos. Acto seguido, las estrellas invitadas montaban en sus coches oficiales y regresaban a sus lujosos retiros estivales para agotar los últimos días de "merecido" descanso.

Pero Zapatero es un agente destructivo de tal magnitud que también ha acabado con la tradición que exigía su presencia entre la nutrida concurrencia de prejubilados de lujo de la minería de la zona, dispuestos a aplaudir hasta la extenuación cualquier mensaje en contra de los principios que permiten la existencia de sociedades libres y prósperas.


Ahora bien, no es que el presidente del Gobierno haya cambiado de ideas en un arrebato de sensatez y por ello haya declinado tan "selecta "invitación. Al contrario, Zapatero sigue siendo tan sectario como cualquiera de los habituales asistentes a la fiesta leonesa. Sucede simplemente que ya no le quedan ni recursos ni margen de maniobra para seguir dilapidando el dinero ajeno en beneficio de sus partidarios, por lo que su presencia en Rodiezmo ha sido cancelada, por segunda vez consecutiva, al objeto de no sufrir en sus propias carnes las iras de los que hasta hace dos años lo ovacionaban como un gran estadista.

Los dependientes del socialismo exigen su dosis, pagada naturalmente con dinero de los demás, y el encargado de suministrársela ya no puede hacer frente al coste que supone el seguir alimentando tanta adicción.

Los socialistas son incapaces de acometer la tarea de gobernar con ecuanimidad política y solvencia económica. Lo suyo es la coacción hacia el discrepante y el derroche indiscriminado para mantener cautivo a un importante sector de la sociedad que le permita perpetuarse en el poder, y si en estos momentos no son capaces de cumplir las expectativas de sus simpatizantes y electores es simplemente porque el desastre económico provocado por sus líderes hace inviable mantener ese alocado ritmo de dispendios a que todos ellos estaban acostumbrados.

Que nadie se engañe, ni siquiera los prejubilados de oro de la minería. Zapatero sigue siendo tan "rojo" como el que más y sus ideas continúan petrificadas en el duro granito de la ortodoxia marxista. Si no fuera por los previsibles abucheos, hubiera estado este año también en Rodiezmo elevando soflamas decimonónicas junto al marmolillo ideológico de Alfonso Guerra. Con puño en alto o sin él, Zapatero sigue siendo socialista. En el más amplio y lamentable sentido del término.


Libertad Digital – Editorial