miércoles, 1 de septiembre de 2010

Sindicatos y nacionalistas: la soga aprieta pero no ahoga. Por Antonio Casado

Huelga general, elecciones catalanas y Presupuestos Generales del Estado para 2011. Por ese orden. Material informativo de recurso para reeditar la vuelta al cole en la misma clave de siempre: nos espera un otoño caliente. Un clásico del síndrome post-vacacional. Y luego nunca pasa nada.

Volvemos a estar en las mismas, un año más. La agobiante pauta de una situación económica que no acaba de remontar y amenaza de muerte súbita -política, se entiende- a Zapatero si los sindicatos hurgan en la herida del gobernante reñido con sus electores y los nacionalistas se niegan a ser sus costaleros parlamentarios.

Pero nada de eso ocurrirá. Ocurriría si los líderes de las dos grandes centrales sindicales, Fernández Toxo (CCOO) y Cándido Méndez (UGT), hubieran descubierto de repente la vocación social del PP como el único partido que defiende realmente a los trabajadores, los pensionistas y los españolitos apaleados en el Sahara por la policía marroquí. Pero no es el caso.


El supuesto estado terminal de Zapatero tampoco acaba de dar el peso en los análisis políticos y mediáticos. Al menos en los términos propuestos a la vuelta de las vacaciones. Me refiero a la capacidad del PNV para provocar un adelanto de las elecciones generales si en el debate de totalidad del 20 de octubre no prestan al Gobierno sus votos (seis) para sacar adelante los Presupuestos del Estado.

Fumata blanca

Procede el mismo razonamiento que para el caso de la huelga general convocada por los sindicatos como reprobación a la política del Gobierno. Desgaste para Zapatero, claro. Pero nada de muerte súbita. O sea, nada de elecciones anticipadas. Eso no va a pasar. Pasaría si los nacionalistas, tanto vascos como catalanes, hubieran decidido apostar por Mariano Rajoy como gozosa alternativa de poder en la gobernación del Estado.

Porque ese, el previsible triunfo de Rajoy en las urnas, sería el desenlace lógico ante una situación de bloqueo presupuestario (la prórroga de los Presupuestos de 2010 está descartada hasta por el propio Gobierno). Háganse ustedes la pregunta del millón pero me parece que el sueño de los nacionalistas no consiste precisamente en alfombrar el camino a la Moncloa de quienes, un día sí y otro también, les acusan de romper España y condenar al ostracismo a la lengua castellana.

Asunto distinto es el precio a pagar por el Gobierno como garantía de supervivencia política en al menos un año más. En eso están los ministros Blanco y Rubalcaba con los dirigentes parlamentario y político del PNV, Erkoreka y Urkullu respectivamente.

Apuesten ustedes por la fumata blanca. Sin pensar solamente en lo que se juega Zapatero en estas negociaciones. También la otra parte tiene sus flancos débiles y mucho que perder. Por ejemplo, el poder de las tres Diputaciones Forales, que podría resentirse muy seriamente si los socialistas de Patxi López y los populares de Basagoiti se concertasen como ya se han concertado en el proceso de desintoxicación nacionalista apadrinado por el actual Gobierno del País Vasco.


El Confidencial - Opinión

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