miércoles, 1 de septiembre de 2010

A golpe de impuesto

Las cuentas del Estado estarán saneadas cuando se financien a costa de una economía dinámica y productiva, y no de un aumento de impuestos que luego repercute en el consumo.

LA economía española recibió ayer dos noticias sólo aparentemente antagónicas. Mientras Eurostat situaba de nuevo a España en el liderazgo europeo de paro con una tasa del 20,3 por ciento —frente al 10 por ciento de media en la Unión Europea—, el Gobierno daba a conocer que el déficit público se reducía a la mitad hasta el mes de julio, por el incremento de la recaudación fiscal. Estas evoluciones del paro y del déficit público comparten las raíces de una economía que sigue estancada, porque las cuentas del Estado se han visto beneficiadas fundamentalmente por el incremento de los impuestos y no por una reactivación de la actividad productiva. Por tanto, no tiene gran mérito el recorte de los números rojos porque se ha logrado por la vía fácil de cobrar más impuestos a los españoles. Sólo una parte del aumento de recaudación del IVA ha podido deberse a un incremento acelerado del consumo cuyo objetivo era evitar la subida de tipos que entró en vigor el 1 de julio. La parte principal del aumento por IVA se ha debido a factores tales como la reducción de devoluciones, los ingresos aplazados del pasado año y el repunte de la inflación de los últimos meses. Análisis similar merece el incremento de ingresos por IRPF, debido a la supresión de la ayuda de 400 euros y al aumento de retenciones de los ingresos del capital. Sin embargo, siguió bajando la recaudación por el Impuesto de Sociedades. Este dato del déficit, que es bueno sobre todo de cara a los mercados internacionales, se debe a causas que no mueven tanto a la satisfacción, porque las cuentas del Estado estarán saneadas cuando se financien a costa de una economía dinámica y productiva, y no de un aumento de impuestos que luego repercute en el consumo y provoca falta de inversión. Además, esta mejora del déficit no se ha apoyado en una reforma de las estructuras administrativas del Estado, en todos sus niveles, lo que puede llevar a sus responsables a pensar que mientras los ciudadanos paguen el déficit de su bolsillo, no harán falta reducir el desproporcionado volumen de las administraciones públicas.

El agujero negro del paro sigue ahí, con un tasa del 20,3 por ciento que, vista la situación de nuestros vecinos, puede calificarse como antieuropea. Mientras no se creen puestos de trabajo, la subvención del desempleo hará muy difícil una rebaja definitiva del déficit. A Zapatero sólo le queda seguir desdiciéndose de sus políticas sociales y quitar a trabajadores, desempleados y pensionistas buena parte de aquellos derechos que se comprometió personalmente a no tocar.


ABC - Editorial

0 comentarios: