miércoles, 1 de septiembre de 2010

Presupuestos primados. Por José María Carrascal

Ojo a los próximos presupuestos, que pueden salirnos por un ojo de la cara. O por los dos.

¿CUÁNTO van a costarnos los próximos presupuestos generales del Estado? Pues los presupuestos españoles añaden a los gastos de la Administración en un ejercicio la tasa a pagar por los votos nacionalistas que faltan al Gobierno de turno para poder aprobarlos. Y no se crean ustedes que se trata de calderilla. Esos votos se pagan a precio de oro. El año pasado, el Gobierno tuvo que soltar 240 millones de euros a PNV y CC por los suyos. Así funciona nuestro Estado de las Autonomías, convertido en Autonomías del Estado.

A Zapatero le faltan siete votos para sacar los próximos presupuestos. Los nacionalistas catalanes, todavía con el berrinche del Estatut, ya le han dicho que nones. Le quedan los vascos, dispuestos a «negociar», pero advirtiendo que su precio ha subido a 480 millones, en transferencias de políticas de empleo, inspecciones laborales, formación profesional, fondos europeos, Seguridad Social, Instituto Social de la Marina, más selecciones nacionales vascas en todos los deportes y referendos en los enclaves de Treviño, Burgos, y Valle de Villaverde, Cantabria, que los vascos reivindican.


Pero si eso es ya exorbitante, las demandas políticas resultan insólitas. Piden el «reconocimiento del carácter e identidad del Pueblo Vasco», así como «de las decisiones que adopte sobre su futuro» y «su incorporación al ordenamiento jurídico». En otras palabras, el derecho a la autodeterminación, que sería refrendado por «una consulta en el País Vasco para definir un nuevo marco jurídico-político en Euskal Herria». La música de fondo es aún más siniestra: el PNV está diciendo con ello a los vascos que él puede sacar al Gobierno central más que socialistas y populares juntos, para que se chinche Patxi López.

Pero eso no es lo peor. Sabemos de sobra que los nacionalistas piden la separación de España al mismo tiempo que le sacan todo lo que pueden. Lo han hecho siempre y lo seguirán haciendo mientras les dejemos. Lo peor es la respuesta de Zapatero. Desde Shanghái, donde ha ido a ver si los chinos nos sacan de la crisis —hace falta tener fantasía o estar desesperado para imaginar tal cosa—, el presidente anuncia estar dispuesto a negociar con el PNV. Nada que objetar siempre que se limite a temas económicos dentro del marco constitucional. Pero conociéndole como ya le conocemos, las alternativas son dos: o se dispone a engañar a los vascos como engañó a los catalanes o a quien va a engañar es al lehendakari socialista que gobierna del brazo del PP. Lo que no debe extrañar a nadie pues este hombre traiciona incluso a los suyos. Así que ojo a los próximos presupuestos, que pueden salirnos por un ojo de la cara. O por los dos.


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