lunes, 25 de mayo de 2009

EL VOTANTE PARTIO. Por Félix Madero

MÍRENLOS, ahí están, en el escenario, desgañitándose con la idea de Europa y del encaje tuerto de España en las comunidades. Observen cómo se entregan a la causa de contarnos lo que van a hacer por nosotros en Estrasburgo, en Bruselas. Adviertan cómo trabajan para que olvidemos la única idea que tenemos de ellos cuando pensamos en Europa: sus sueldos por tan delicado trabajo. Estremézcanse leyendo las listas que unos y otros presentan, lo mejor de cada casa, verdaderos arietes de la intelectualidad y la política. Hijos, todos ellos, de Adenauer, Monnet y Gasperi.

Pienso en la lista del PSOE y no puedo con las ganas de votar. Reparo en el número tres, Magdalena Álvarez, y entonces pido a la vida un milagro, que salten los días del calendario y llegue pronto el 7 de junio porque me muero de ganas de abrazar la urna. Magdalena Álvarez en Europa, la imagino en Estrasburgo diciendo a polacos, alemanes y eslovacos eso de antes partía que doblá. ¿Le pasa a usted como a mí, que no puede con las ganas de votar?


Pero el espectáculo no sería creíble sin la utilería. Ese público rendido que acompaña a cada líder. Cómo aplauden, cómo jalean, cómo pitan. No sé si son siempre los mismos, pero estos paisanos míos, de derechas o de izquierdas, tienen una fe capaz de mover montañas. Hay que vivir plácidamente en el mundo de las confirmaciones para aguantar con devoción la monserga del dirigente sin sentir el insulto de lo zafio y mentiroso. Zapatero: en el PP manda Aznar. Rajoy: ZP es Perón. Así vamos contando los días. Y así llegamos a la conclusión, triste por habitual, de que tenemos lo que nos merecemos, mercancía averiada.

La democracia pueda ser aburrida y roma en emociones, pero no un ejercido en el que unas docenas de políticos desubicados se van a Europa sin la más mínima vocación. De la preparación, no hablo, que ya sabemos que la democracia abre las puertas a ágrafos y voluntariosos. Hablan de España, Europa les importa una higa. Zapatero y Rajoy se mandan recados. Como hablan para convencidos el nivel de exigencia es insignificante. Rajoy en Baleares no nombra a Matas, no sea que vaya a resucitar algún sumario. Y Zapatero se come con patatas el patinazo de su ministra de Defensa que, con insultante tranquilidad, admite que decenas de niños fueron a un cuartel cuando ya se sabía que había gripe porcina. El personal aplaude y jalea. Y vive la ensoñación de que esto es la democracia. La fiesta de la democracia.

ABC - Opinión

1 comentarios:

Anónimo dijo...

parece un doberman