miércoles, 1 de junio de 2011

Encuentros en la III fase. Por José maría Carrascal

Si Zapatero nos anunciaba brotes verdes, Rubalcaba nos promete unos encuentros en la tercera fase que no se vislumbran.

«NO ha habido conspiración ni dedazos» declaró rotundo el candidato socialista en las próximas elecciones. ¡Menuda forma de empezar la carrera! Porque hubo, no una, sino dos conspiraciones y dos dedazos. Que se lo pregunten a Carme Chacón. Hubo conspiración de Zapatero para imponerla al candidato previsto y hubo conspiración de los barones socialistas para deshacer tal maniobra. Como hubo dedo del presidente apuntando a su niña favorita y hubo dedazo de la cúpula del partido apuntando a Rubalcaba. Esto, que ha visto todo el mundo y ha denunciado entre pucheros la damnificada, lo niega el interfecto sin inmutarse.

Si su arranque fue malo, la continuación fue peor. Nos habían dicho que iba a exponer su programa de gobierno y nos salió con galimatías de vendedor de feria: «La crisis fue (ese “fue” es impagable) una tormenta perfecta de tres fases. Resistimos la tormenta (nadie lo diría, viendo el panorama económico español) y cuando amaine (¿y si no amaina?) cambiaremos el rumbo (¿por qué no hacerlo ya, vista la situación?)». El resto de su «programa» fue una mezcla de chistera de ilusionista y mesa de trileros: «En esa tercera fase se irá a otro modelo productivo, pues la economía española está entre la primera y la segunda». Escapismo, manipulación, ganas de marear la perdiz. Si Zapatero nos anunciaba unos brotes verdes que nunca llegaron, Rubalcaba nos anuncia unos encuentros en la tercera fase que no se vislumbran por ninguna parte. Y no se vislumbran porque intenta vendernos una cosa y la contraria al mismo tiempo: el cambio y la continuidad. La cuadratura del círculo. «Cuando salgamos de la crisis —y dale con el cuando—, tendremos que cambiar muchas cosas.» ¡Pero, ¡hombre de Dios!, si de lo que se trata es de salir de la crisis, no de lo que hagamos después!, dan ganas de gritarle, a ver si se entera de que es muy posible que no lleguemos a esa famosa tercera fase, si seguimos por el camino que vamos, conducidos por quien «se siente corresponsable de todas las medidas tomadas por Zapatero», la única verdad que dijo.

Sólo le faltó decirnos que mantener la ley del aborto —una de las pocas cosas que especificó— va a crear puestos de trabajo, a no ser pensando en los españoles que dejen de nacer, y a casi tan largo plazo fue su otra apuesta, la educación e investigación, sin acordarse de que esos capítulos se han transferido a las autonomías y, encima, se han recortado sus presupuestos. Si esto es todo lo que Rubalcaba puede ofrecer, hacen bien jóvenes y parados en esperar sentados en sus acampadas. Expuesto, además, sin convicción, decisión ni brillantez. Y es que, metidos en la camelancia, Zapatero lo hace mucho mejor. Ya decían que el terreno de Rubalcaba está tras los bastidores. En la tercera fase, vamos.


ABC - Opinión

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