lunes, 13 de diciembre de 2010

Wikileaks. Por César Alonso de los Ríos

Los diarios que firman la información de Wikileaks son terminales del repulsivo negocio de la organización delictiva.

Wikileaks es una organización delictiva de la información, y los diarios que con su prestigio la analizan, la firman y la venden son los terminales de ese repulsivo y criminal negocio. Digo, por tanto, que lo verdaderamente grave no es solo el robo de esa información por parte de Wikileaks sino su aprovechamiento por parte de algunos de los periódicos que se consideran y son tenidos como cimas mundiales del periodismo escrito. He visto mucho, he vivido mucho en relación con el ejercicio de la información pero nada tan nefasto y, sobre todo, tan asumido desde el punto de vista moral. Como si se tratara de una conquista cuando estamos ante una inmensa derrota.

Como verá el lector, el tono que estoy empleando es voluntariamente grave y podría ser calificado de insoportablemente retórico si no se tratara de la subversión de la libertad de información. No soy el primero en denunciarlo. Ni quiero dar esa impresión. Me gustaría ser uno más. Sería para mí un consuelo formar parte de una legión de periodistas críticos. Estaríamos, una vez más, ante una de esos asaltos que desde sus comienzos, y a lo largo de la historia del periodismo escrito, eran calificados como «muertes de la libertad».

Sabíamos que «la red» necesita regulación con urgencia; que esta es muy complicada; que exige un concierto universal y cualificado formado por juristas, moralistas, políticos, profesionales del periodismo; que habíamos entrado en una situación nueva y que podrían producirse muchos comportamientos indeseables respecto a los modos de conseguir información… Lo sabíamos pero no sospechábamos que «los nuestros» carecieran de fundamentos morales hasta este punto y pudieran llegar a colaborar con una organización de salteadores, menores de edad en muchos casos, con la justificación de la libertad de expresión frente a los Estados y sus métodos en la obtención de información.


ABC - Opinión

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