miércoles, 27 de octubre de 2010

Sin novedad en exteriores. Por José María Carrascal

Liberar a 52 presos políticos no es ninguna concesión. Es un deber, pues por política no debe estar nadie en la cárcel.

¿FUE la primera salida de la nueva ministra de Asuntos Exteriores un éxito o un fracaso? Depende de qué periódico, radio o televisión frecuente usted. Pues si para unos consiguió desbloquear la posición europea frente a Cuba, para otros no ha logrado moverla. Imagino a los españoles moviendo la cabeza y yéndose a las páginas deportivas, donde los resultados pueden ser injustos, pero no mienten. Si usted es uno de ellos, no se lo reprocharé.

¿Qué se decidió en la última reunión de ministros de Exteriores de la CE? Pues se decidió, primero, mantener la postura actual hacia Cuba. Y segundo, autorizar a la encargada de relaciones internacionales de la Comunidad, Catherine Ashon, a «explorar la posibilidades de establecer un acuerdo bilateral con Cuba». Usted puede elegir lo primero o lo segundo y llegar a conclusiones opuestas. Mantener la actual política europea hacia Cuba, que supedita todo acuerdo con su régimen a los avances en democratización y respeto a los derechos humanos, significa que la Sra. Jiménez ha fracasado. Encargar a Ms. Ashon explorar un acuerdo puede tomarse, como ha hecho ella, que la CE ha empezado a abrir la puerta hacia Cuba.


La realidad es que ambas cosas están íntimamente unidas, con un importante factor por medio: que mientras la postura de «premiar» las últimas excarcelaciones cubanas sólo la defiende España, los que piensan que Raúl Castro no ha hecho todavía bastante para merecer se le premie incluyen a Alemania, los escandinavos y la Europa del Este, con Francia, el Benelux y el Reino Unido inclinándose hacia esa opinión. Y no hace falta ser un experto en política europea para saber quién manda en Europa. Alguien que lo sabe perfectamente es Ms. Ashon, que ya ha dicho que no se entrevistará, al menos de momento, con las autoridades cubana, lo que significa prefiere fiarse de otras fuentes, como la de los presos recién liberados, que se oponen a relajar la política hacia Cuba. Es también lo que acaba de hacer Obama. Y es lo más lógico, pues si esa política viene dando resultados, ¿a qué cambiarla? Incluso podría resultar contraproducente. Aparte de que liberar a 52 presos políticos no es ninguna concesión. Es un deber, pues por política no debe estar nadie en la cárcel.

Eso no impide que la Sra. Jiménez haya cumplido con el papel que le han encomendado, como lo está cumpliendo en el Sahara. Ahora sólo le falta ceder ante los gibraltareños para ser la digna sucesora de Moratinos, el ministro que, al mejor estilo Boabdil, se despidió llorando como una mujer lo que no supo defender como un hombre. Pero al menos sabemos que doña Trinidad supo encajar sus derrotas en Madrid con la mejor de sus sonrisas.


ABC - Opinión

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