martes, 5 de octubre de 2010

Por la culata. Por Eduardo San Martín

Pues, para ser el candidato de la derecha, los militantes socialistas de Madrid no le han hecho muchos ascos a Tomás Gómez. O dicho de otro modo, más humillante para el sanedrín de Ferraz: prefieren a un «candidato de la derecha» que a cualquier otro avalado por Zapatero. El verboso alcalde de Getafe no imaginaba el juego metafórico que puede dar ahora la insidia lanzada contra Gómez con la complacencia de los estrategas de las encuestas. Ellos sabían que se trataba de una iniquidad, y al final el tiro reventó la culata. La primera lección de las primarias del domingo es que el nombre de Zapatero ya no seduce. Más bien lo contrario. Y no solo en Madrid. El runrún interno de la sucesión se hace cada día más sonoro.

Además de Pedro Castro, Rubalcaba debe de estar arrepentido de haber disparado el otro obús con el que el zapaterismo quiso tumbar la osadía de Gómez. También por la culata. Decir no a Zapatero se ha revelado, no cómo el único, sino como el mejor activo del dirigente socialista madrileño. Y con el rumbo que marcan esas otras encuestas que Ferraz simula ignorar (una tercera parte de los votantes socialistas de 2008 han desaparecido y casi dos de cada tres no quieren a ZP como candidato), el ejemplo puede cundir. Decir no al presidente produce mayores réditos políticos que responderle amén. O que parecer excesivamente cercano a él. Que se lo digan a Trini Jiménez.

Lo de Tomás Gómez no es sino una estación más en una vía crucis que empezó para Zapatero con la Gran Rectificación de mayo y que le va a llevar hasta la vísperas electorales de 2012 con paradas penitenciales en Cataluña, las autonómicas, más paro, escasa recuperación.... Nada en el horizonte augura un milagro. Salvo que se lo brinde el PP.


ABC - Opinión

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