domingo, 5 de abril de 2009

El desgobierno de la economía

LA economía española está en una recesión que durará, como poco, hasta el segundo semestre de 2010 y el Gobierno sigue dividido sobre el diagnóstico, las consecuencias y las políticas a emplear. La cadena de contradicciones entre el presidente y su vicepresidente económico, entre ambos vicepresidentes y entre el ministro de Hacienda y el Banco de España daría para una comedia de enredo y un serial de éxito televisivo si no estuviéramos hablando del drama del empleo que puede afectar a casi cinco millones de españoles. Se ha convertido en habitual que el presidente desmienta a su vicepresidente económico, habitual pero poco serio. Mientras Rodríguez Zapatero anunciaba internacionalmente, entre la incredulidad y el desconcierto de la audiencia, que la recesión en España había tocado fondo y la recuperación sería notable ya en el segundo semestre de este año, Solbes era mucho más cauto y hablaba de bien entrado el año que viene. Viene todo este jaleo a cuenta del último informe mensual de la autoridad monetaria que ha puesto números y altavoz público a lo que viene siendo el consenso de los analistas españoles. El PIB se contraerá un tres por ciento este año y otro uno por ciento el que viene, el déficit público superará el ocho por ciento del PIB y seguirá creciendo en 2010, aún sin contar el coste del paquete de rescate bancario anunciado pero del que aún falta conocer los detalles, y el paro continuará subiendo hasta alcanzar el 20 por ciento el año que viene. Así son las cosas y así las cuenta, por fin, el Banco de España. Negarlo es sencillamente ocultar la realidad, por ignorancia, voluntad de engaño o politiquería barata.

Pueden ser aún peor, porque el ritmo de destrucción de actividad económica y empleo del primer trimestre de este año no tiene precedente y, pese a la propaganda oficial, no hay ningún síntoma de moderación. El dato del paro de marzo, corregido adecuadamente de los efectos estacionales, es peor que el de febrero, la disminución del número de afiliados a la Seguridad Social también, la caída de la producción industrial continúa a tasas superiores al 20 por ciento, el desplome de las ventas del pequeño comercio y de bienes duraderos como el automóvil no retrocede un ápice. El único dato positivo es el aumento de la tasa de ahorro. Como no podía ser de otra manera porque pese a las irresponsables llamadas del presidente Zapatero a la alegría consumista, familias y empresas españolas han reaccionado como mandan los cánones.
Seriedad y rigor es lo mínimo que se le puede exigir a un Gobierno en estas condiciones. La opinión pública reclama clamorosamente un gran pacto de Estado para adoptar urgentemente medidas de política económica que no serán populares pero son imprescindibles si España quiere tener alguna posibilidad de evitar un largo estancamiento que nos haga perder la prosperidad alcanzada con tanto esfuerzo. El líder del Ejecutivo parece incapaz de llegar a un acuerdo incluso dentro de su propio Gobierno, se refugia en el cariño en su sindicato y se anuncia como gran mediador internacional en una huida hacia adelante que amenaza con precipitarnos al abismo de la crisis económica y social.

ABC - Editorial

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