viernes, 8 de diciembre de 2006

Reunirse con Batasuna será legal, pero sigue sin ser aceptable

A nadie le habrá sorprendido mucho la resolución del Tribunal Supremo hecha pública ayer y que considera que las reuniones entre el Partido Socialista de Euskadi y Batasuna no son constitutivas de delito penal. Según el Alto Tribunal, el hecho de que no hubiera una prohibición expresa a tales encuentros hace imposible que exista un delito de desobediencia. Se trata de una argumentación coherente y lógica. Como también lo es alegar que política y moralmente tales reuniones siguen resultando inaceptables.

En primer lugar, porque cuando se produjo el encuentro entre Patxi López y Arnaldo Otegi seguía vigente el Pacto contra el Terrorismo que excluye expresamente este tipo de contactos. Así, al reproche ético que se puede hacer a los socialistas por faltar a su palabra, habría que añadir la recriminación política: no se puede incurrir en semejante deslealtad con los populares pretendiendo simultáneamente que se busca el consenso con ellos en política antiterrorista.

En segundo lugar, pero no menos importante, la reunión entre el PSE y Batasuna se produce con una Ley de Partidos vigente que establece que la última es una formación ilegal. Así pues, para hacerse la foto, el Partido Socialista aparcó a su conveniencia la ley y devolvió a un partido jurídicamente ilegal la legitimidad social y política. Aún peor, lo hizo sin que Batasuna tuviera que dar nada a cambio, ni siquiera desmarcarse mínimamente de la violencia como medio para conseguir sus fines. En este sentido, el hecho de que no se le pueda imputar un delito no oculta que los socialistas actuaron con un soberano desprecio a una ley que, para colmo, habían apoyado antes en el Parlamento.

Resulta por todo ello lamentable que el Gobierno se muestre tan dispuesto a utilizar el archivo puntual de esta querella de Manos Limpias para legitimar su conducta e incluso reincidir en ella. Según su vicepresidenta, el Tribunal «ha abierto un camino». ¿El camino para volver a verse sin que nadie les pueda hacer reproche alguno? Si es eso lo que quería dar a entender Fernández de la Vega, su planteamiento no resulta convincente, pues que una acción sea legal no implica que política y moralmente sea aceptable.

Eso es lo que ayer desde Canarias quiso recordar Mariano Rajoy, al señalar que «hablar con ETA» (y hay que recordar que fue también el Tribunal Supremo el que señaló que Batasuna es ETA) «no es moral». El líder del PP se equivocó en su momento al encauzar su respuesta a la reunión entre López y Otegi por la vía judicial, subordinando su razón moral y política a la resolución de los tribunales. Su denuncia contra Patxi López, así como la del Foro de Ermua contra Ibarretxe, fueron admitidas a trámite por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, pero ahora, tras el pronunciamiento del Supremo, es sólo cuestión de tiempo que éste las archive.

Editorial de El Mundo, 08-12-2006

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