sábado, 9 de diciembre de 2006

Menos Lengua para los niños


Alguna luz, pero muchas más sombras arroja el decreto aprobado por el Gobierno que regulará a partir del curso 2008-2009 la educación en Primaria, la que se imparte a niños de entre seis y doce años. El error principal de la reforma consiste en rebajar las clases de Lengua castellana en un país en el que los jóvenes se expresan cada vez peor.

Uno de los motivos para ofrecer menos Lengua es la necesidad de incrementar la enseñanza de las Matemáticas, donde es cierto que España ofrece uno de los niveles más bajos de toda Europa. El problema es que se desnuda un santo para vestir a otro. La Lengua es capital porque permite la comprensión verbal sin la cual es imposible aprender otras materias, incluidas las Matemáticas. Además, con la presencia cada vez mayor de las lenguas autonómicas en el sistema educativo, se ha producido un deterioro en el habla y la escritura de la lengua común en muchos puntos del país. Es imposibe conseguir, como pretende el legislador, que los niños mejoren su castellano con tres horas semanales de Lengua.
Es plausible, en cambio, el aumento de clases de Lengua extranjera -que se incorpora como asignatura a partir de los seis años-, una medida acorde a los tiempos que corren. Sin embargo si no gana más protagonismo es por la irrupción de Educación para la Ciudadanía, una materia de nueva creación que obliga a restar horas lectivas a otras seguramente más valiosas para los niños de esa edad. Es el caso no sólo de la Lengua extranjera sino de a Educación física.

Además, Educación para la Ciudadanía, cuya misión es propagar los valores de una sociedad moderna y democrática, podría entenderse como superflua y redundante, ya que, más que conocimientos intenta divulgar unas ideas -como el respeto a las minorías o los derechos humanos- que deberían desprenderse naturalmente de todas las actividades escolares. En cambio, al darle rango de asignatura, se corre el riesgo de convertirla en una herramienta para el adoctrinamiento político de los niños abusando de su falta de defensas críticas a tan tempranas edades.

La Religión queda como hasta ahora, tras alcanzar el Gobierno un razonable consenso con la Iglesia. Será voluntaria y se tendrá en cuenta para pasar de curso. Se da la circunstancia de que más del 95% de los padres elige Religión para sus hijos y no su alternativa, un dato que debería hacer reflexionar al Ejecutivo de cara a la reforma que ya prepara de la Secundaria, y que se prevé más polémica.

Editorial de El Mundo, 09-12-2006

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