sábado, 30 de diciembre de 2006

El 90% de los hombres denunciados por malos tratos queda absuelto

La Constitución, en su artículo 14, asegura que los españoles son iguales ante la ley sin discriminación por razones de sexo. Mentira. Al menos, eso aseguran las asociaciones de padres separados e importantes figuras de la Justicia. La culpable es la Ley Integral de Violenica de Género.

“La ley está muy planteada. A los padres nos dan por todos los lados”, denuncian algunos padres a Periodista Digital. Pero, además, es ineficaz. 9 de cada diez hombres denunciados sale absuelto; aun cuando “muchos de los juzgados de violencia de género están en manos de feministas” según confiesa José Díaz Herrera, autor de El varón castrado (Ed. Planeta).

PRESUNCIÓN DE INOCENCIA

Las críticas más mordaces que se vierten sobre el mencionado texto legal es que vulneran la propia Constitución. En la web de la Asociación de la Padres de Familia Separados recuerdan el artículo 14 de la Carta Magna según el que nadie será discriminado por razones de sexo. Algo que, según denuncian, ocurre con la Ley Integral de Violencia de Género.

Esta norma permite que cualquier mujer denuncie a un hombre, incluso por teléfono, y en un periodo de no más de 45 minutos aparezca la policía y se lo lleve sin tener en cuenta su presunción de inocencia. Además, nada más llegar a comisaría, el denunciado es incluido en una base de datos de maltratadores.

Como recuerda Díaz Herrera, en declaraciones a Periodista Digital, la cruda realidad es que ese hombre, liberado de cargos por la Justicia e inocente, regresa a su casa donde los vecinos le van a señalar como maltratador.

TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA

Ante esta situación, la juez decana de Barcelona, María Sanahuja, afirma que todavía hace falte una “transición democrática” en la Justicia española.

Sanahuja lamenta que

No hay delito que lleve a la detención masiva de miles de hombres (140.000 en un año), sin apenas indicios. Pero la Ley Integral de Violencia de Género lleva a hacer real esta situación, propia de regímenes totalitarios.

LA VIOLENCIA CONTINÚA

Los últimos días del año 2006 el dramático conteo de mujeres muertas a manos de sus parejas era de 68. Para Díaz Herrera demuestra que la Ley Integral de Violencia de Género no sólo discrimina al hombre sino que, además, es incapaz de atajar este problema.

Los políticos no tienen una fórmula para solucionar la violencia de género. Y cada vez que quieren solucionar un problema como este se acude al código penal.

El autor de El varón castrado cree que medidas como unas normas firmes y sólidas sobre custodia compartida desactivarían en gran medida la violencia. Lo que tiene claro es que esto no sucederá mientras la Justicia, para casos de ruptura de pareja, siempre busque un ganador y un perdedor. Díaz Herrera recuerda como

Con leyes como la actual en la que el 98% de las veces la custodia se le concede a la madre y sólo en el 2% a los padres (por problemas psicológicos de la madre).

UNA LEY NO APLICABLE

José Díaz Herrera explica como un texto legal tan tajante como el de violencia de género, en muchos casos no puede ser aplicado. Una vez que la mujer presenta una denuncia por una pequeña riña expone al hombre a penas de cárcel y a una orden de alejamiento de entre uno y cinco años. El problema es que esta ley penaliza de igual modo las faltas leves que las graves.

Darle un tirón de orejas a una mujer, en un momento en el que la mujer te ha robado las llaves del coche tres veces para cabrearte porque estás en pleno proceso de separación, se penaliza igual que si el hombre le hubiera dado una paliza.

Se producen situaciones extrañas como que al juicio que se celebra quince días después de haber interpuesto la denuncia la pareja acude de la mano. Una eventualidad que la ley no contempla. Y es qua la Ley Integral de Violencia de Género no permite la reconciliación de las parejas, uno de los dos tiene que salir perdiendo. Y tampoco permite la mediación familiar con un psicólogo.

Esta ley obliga al juez a imponer, además de la condena, entre uno y cinco años de alejamiento. Crea muchos más problemas de los que intenta atajar. Te encuentras con que a los juicios, muchas veces, las parejas van cogidas de la mano.

Y cuando el juez los ve cogidos de la mano supone que la orden de alejamiento está siendo incumplida.

¿SOLUCIÓN?

Con esta idea coincide la juez decana de Barcelona que durante la presentación de la obra El varón castrado aseguraba que

Una condena injusta genera una violencia tremenda, una espiral en que la víctima entra en un proceso de autodestrucción, pierde el control de sus actos, redobla la violencia e incluso acaba recurriendo al suicidio.

El autor de El varón castrado dice que

La violencia de género no se va acabar. Se puede reducir en un amplio porcentaje como del 70%. Pero siempre habrá un loco que mate a su mujer.

Miguel Pato (Periodista Digital) (30/XII/06)

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