lunes, 27 de noviembre de 2006

Los cadáveres de Ciutadans

Casi todo el mundo tiene un cadáver en el armario, pero normalmente no se descubre tan velozmente como el de Ciutadans. Lo propio de los cadáveres de los armarios de nuestra historia es dar la sorpresa a su debido tiempo, no a las primeras de cambio, como le ha pasado a Albert Rivera. Lo suyo no era exactamente un cadáver. Lo convirtió el mismo en cadáver cuando mintió sobre el armario.

Haber sido militante del PP, o de NN.GG., que es igual, como acabamos de saber, es completamente respetable. Y sería igual de respetable que lo hubiera sido del PSC o de cualquier otro partido. Es más, me encuentro entre la minoría que considera digno de elogio tener los arrestos de comprometerse con un partido en los tiempos que corren, de individualismo, del sálvese quien pueda y de la pésima (e injusta) imagen social de los partidos.
El problema de Rivera y, por extensión de Ciutadans, es que consideraron conveniente ocultar esa, al parecer, censurable militancia además del dato también significativo de que acabara justo una semanas antes de proclamar la candidatura de Ciutadans. No se trata sólo de que la silenciaran sino que la negaron cuando se preguntó por el asunto. Y eso es lo que convierte esa historia en un maloliente cadáver.
Ciutadans se presentó como una agrupación de ciudadanos que deseaba superar las limitaciones de los partidos tradicionales, sus vicios y sus excesos. Irrumpió en el panorama político dándoles lecciones. Y les hacen falta, desde luego. Pero si uno pretende revolucionar la política con tirones de orejas a los partidos no puede estrenarse con una mentira. Porque eso acaba inmediatamente con la proclamada pureza de origen, con la superioridad ética y con la revolución ciudadana.
La oculta militancia de Rivera presenta un segundo rasgo que la asemeja a un cadáver y es que lo escondido fuera precisamente la militancia en el PP. Barrunto que una afiliación al PSC no se hubiera disimulado. O, en otras palabras, Ciutadans, que pretende romper la asfixia y los tabúes impuestos por el nacionalismo en Cataluña, ha comenzado aceptando implícitamente uno de ellos, el de la vergüenza social de ser del PP.
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Edurne Uriarte (ABC.es)(26/XI/06)

C´s# = ¡No te digo!. A ver que encuentran el día que abran la cripta del ABC... hasta momias....

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