lunes, 25 de julio de 2011

Zapatero inicia un desvaído mutis. Por Inocencio Arias

Ayer, el prestigioso Financial Times, un periódico que viene siendo bastante benévolo con nuestro gobierno y su presidente, publicaba toda una página dedicada al delicado momento actual, a las perspectivas de la espinosa reunión europea de hoy etc., e insertaba en recuadros desperdigados pequeñas fotos de las personas que tienen algo que hacer o decir en la crisis, la señora Merkel, Berlusconi, Trichet etc. Nuestro Presidente, una vez más, estaba ausente. A semejanza de otras reuniones internacionales, incluso en la que es meritorio que estemos como en la del G-20, su presencia pasa desapercibida. Sus comentarios, si los hay, que debe haberlos, ni emergen en la prensa internacional ni son mencionados por sus colegas.

La difuminación internacional de Zapatero viene ahora acompañada por la nacional. No sabemos si debido a la acumulación de noticias de relieve, la inculpación de los mandos policiales en el caso Faisán y la sombra que proyecta sobre Rubalcaba, el descubrimiento una deuda mucho mayor de lo que se pensaba en las autonomías que dejan los socialistas, la sonada dimisión de Camps por el sofocante asunto de los trajes, el caso es que Zapatero sólo ha sido noticia esta semana en una ocasión y de forma fatídica. Nada menos que el periódico El País lo empitonaba en un editorial y, oh cielos, el mismo día, en un artículo del influyente Juan Luis Cebrián. Era una primicia dolorosa, el periódico que siempre ha tenido escasas contemplaciones con el partido popular, que ha sido sólo esporádicamente crítico con el partido de Zapatero dándole un tratamiento global por el que suspirarían próximos gobiernos, le perdía ya el respeto descaradamente y pedía la convocatoria de prontas elecciones por el bien de la sociedad. Justamente lo que viene sosteniendo el PP y muchos “antipatriotas”


Zapatero, aunque siempre tuvo algunos remilgos hacia El País, no ha debido de creérselo. ¿Era un rejón de Rubalcaba o 'fuego amigo' de F. González dado que quienes conocen al sevillano repiten que el añorado Felipe ha llegado a la conclusión de que ZP es ya, por aplicar la descripción que de Arias Navarro hizo nuestro Rey, un “desastre sin paliativos”. Nuestro Presidente habrá descubierto lo que sostiene George Orwell al cavilar sobre la tragedia shakesperiana del Rey Lear : “Lear renuncia al trono pero espera que todo el mundo lo siga tratando como rey”. No se percata de que si entrega el poder otros se aprovecharán de su flaqueza y algunos de los que lo adulaban más burdamente son los que luego lo herirán más. No significa que todo el mundo se volverá contra él, en el caso de Lear tanto el personaje de Kent como el bufón siguen a su lado hasta el final pero será un pequeño puñado; resultará interesante ver quienes son aquí el leal Kent y el leal bufón. Es irónico que fuera casi ayer mismo cuando diversos jerifaltes del PSOE, no era el caso, ciertamente, de Felipe, decían que “Zapatero es nuestro mejor activo”. Inefable afirmación.

Ceguera partidista ésta parecida a la de Lear dado que ya hace un par de años cualquier analista imparcial podía percatarse de que Zapatero no era en absoluto hombre para manejar la crisis que teníamos encima. Esta ha sido su tragedia y la de España: nuestro país ha enfrentado la MAYOR CRISIS del último medio siglo con el dirigente menos capacitado de las últimas décadas para gestionarla. Hace ya tiempo que diversos analistas extranjeros, al quejarse como ahora de que en Europa hay penuria de líderes, dictaminaban perentoriamente : "el español Zapatero no da la talla”.

Un amigo me decía con sorna que echaremos de menos a Zapatero aunque sólo sea por sus sentencias y me citaba a bote pronto aquella antológica de que “España no está cuajada”. Puede que nos venga la morriña, lo que no se es si recordaremos el lado cómico o el dramático de sus insólitas frases y de sus consecuencias.


El Mundo - Opinión

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