viernes, 18 de marzo de 2011

Romance descoyuntado. Por Alfonso Ussía,

Descoyuntado me encuentro,
descoyuntado me hallo.
El día en que yo nací
nadie me ofreció un trabajo.
Y hoy, superada la cima
del vivir sexagenario
no tengo ni un triste ERE
ante mí para agarrarlo
y salir corriendo a casa
con el bolsillo forrado.
Voy a llamar a Griñán
–Chaves anda muy ocupado–
para explicarle mis cuitas,
para llorarle mi caso.

Descoyuntado me encuentro,
descoyuntado me hallo.
Me llama todos los días
el director de mi banco
para decirme que tengo
mis cifras en colorado.
Cuando el rojo cambia a negro
llega Hacienda y me da un palo,
que en España sólo paga
el que vive del trabajo.
El IVA cada tres meses,
pero el ERE, ni probarlo.
Nací en el cuarenta y ocho
año del siglo pasado,
en un doce de febrero
–le saco a Sabina un año–.

En aquel tiempo a los niños
recién salidos del parto,
nos metían en un nido,
nos daban teta y cuidado
y a los que, muy chuchurríos
nacían, sin consultarnos
–yo, entre ellos–, nos forraban
con pienso complementario
que llamaban «Pelargón»
y que daba mucho asco.
Descoyuntado me encuentro,
descoyuntado me hallo.


¿Por qué –me pregunto humilde–
nadie me ofreció un trabajo?–.

En Jerez de la Frontera
sucedía lo contrario.
Fernández, un socialista
tan decente como honrado,
militante desde el mes
segundo del embarazo,
nada más sacar el cuello
del uterino tocayo,
le dijo a la comadrona
con tono firme y airado:
«Mil gracias, señora mía,
por el mimo y el lavado.
Muy agradecido por todo,
por lo bien que me han sacado
y por dejarme el ombligo
tan bonito y tan logrado.
Estoy muy contento aquí
pero más, no puedo estarlo.

Soy un niño socialista
hijo del proletariado,
y tengo que dar ejemplo
de tesón en el trabajo.
Pídame un taxi ahora mismo
que me lleve hasta el despacho,
porque si no me incorporo
hoy mismo, en algunos años
no podré cobrar el ERE
que me tengo preparado.
Y al cabo de muchos días
y al cabo de muchos años,
el compañero Fernández
político reputado
y Consejero de Empleo
se vio, al fin, recompensado
por el ERE, por el oro,
por el ara y por el aro.
Descoyuntado me encuentro,
descoyuntado me hallo.

El compañero Fernández
es un socialista honrado.
Quien lo dude, es un fascista
y un nostálgico de Franco.
El español no perdona
que el hijo de un proletario
nazca de origen obrero
con un ERE bajo el brazo.
Y así nos va en esta tierra
de envidias, celos y espantos.
Tenemos un Presidente
que no sale de su cuarto
porque de hacerlo, los suyos
lo reciben a gorrazos.
Tenemos al juez Garzón
en el banquillo esperando.
Tenemos cinco millones
de españoles en el paro.

Tenemos a Ángela Merkel
con el bastón preparado.
Tenemos a Pachi López
a Eguiguren entregado
a Eguiguren sometido
y con «Sortu» a medio paso
de lograr que el terrorismo
vuelva a ser legalizado.
Tenemos a Bono en trance,
y a Trinidad en el Cairo
y a Leire por Benidorm
su retiro preparando.
Tenemos a Tomás Gómez
con los autobuses blancos.
Nos han prohibido fumar
pero no vender tabaco.
Tenemos al doctor Montes
en Leganés, sin trabajo.
Tenemos una nación
que se está haciendo pedazos,
y tenemos a Garoña
dispuesta contra tornados.

Y cuando un hombre ejemplar
cobra un ERE bien ganado,
tenemos muy mala uva
y al unísono dudamos
de que nada más nacer
se incorporó a su trabajo.

Desconyuntado me encuentro,
descoyuntado me hallo.


La Razón - Opinión

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