viernes, 18 de marzo de 2011

De capa caída. Por M. Martín Ferrand

En la trastienda socialista, donde ya ven escasear la harina, comienza a brotar la mohína.

EN Marruecos le dicen baraka a lo que los castizos madrileños llamaban potra; pero, si bien se mira, la buena suerte no existe como tal, como un designio con el que los dioses distinguen a sus paniaguados. La suerte, decía Winston Churchill, es el cuidado de los detalles. Ese, evidentemente, no es el caso de José Luis Rodríguez Zapatero, inventor de pasados y rencores. La fortuna del líder socialista, lo que le mantiene en pie, vivito y coleando en La Moncloa, es un combinado entre la falta de responsabilidad de sus conmilitones y el ruido que generan, sin cesar, los acontecimientos exteriores. En este momento de la Historia, de no ser por el pánico que emana Fukushima y el inquietante alboroto de Muhamar el Gadafi, el presidente del Gobierno tendría un ex como una casa delante de su cargo. Añádasele al caso la eficaz colaboración del PP que, sin atreverse a una moción de censura, protege sin quererlo al de León.

La mejor demostración de que Zapatero va de capa caída nos la brindan quienes podrían sucederle en la Secretaría General del PSOE. En La Moncloa lo hará quien resulte elegido, con la mayoría suficiente, en las legislativas del año que viene. Un hombre como él, capaz de inventar la Historia y revivir la saña fratricida de la Guerra Civil, ¿cómo no va a tener capacidad y desparpajo para interpretar los males del presente como responsabilidad ajena? Va de capa caída, pero está dispuesto a arremangársela y seguir andando atribuyéndole a los demás, incluso al empedrado, lo que nace en sus complejos, indecisiones y compañías de Gobierno.

En la trastienda socialista, donde ya ven escasear la harina, comienza a brotar la mohína. Saben que, en las elecciones de mayo, si salvan Extremadura, Castilla-La Mancha y dos o tres de los grandes Ayuntamientos salvan la cara. Las maniobras para la sucesión del líder, que existen, tienen más componentes exógenos que internos. Ayer, por ejemplo, un diario como El Mundo, experto en aventar líderes sin futuro, tituló en primera página: «Afines a Chacón buscan apoyos para promover su candidatura». Bajo tan singular y llamativo grito no se citaba el nombre de ningún afín. Es el arranque de la carrera de los deseos que, como suele suceder, desbaratará la realidad implacable; pero mal están las cosas del PSOE si, de verdad, Carme Chacón, tan liviana, tiene posibilidades... y afines. Afortunadamente para ella y sus eventuales competidores en el relevo del líder caducado, las tensiones que sacuden el mundo, con minúscula, tienen un efecto de distracción y alarma que no invitan a la contemplación de lo próximo y, por sus protagonistas, pedestre.


ABC - Opinión

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