lunes, 14 de marzo de 2011

El «zugzwang» de ZP. Por Félix Madero

La jugada que tanto temenlos ajedrecistas es particularmente frecuente entre los políticos.

LOS ajedrecistas saben que cuando llega el zugzwang al tablero han de esperar lo peor. Zugzwang es una palabra alemana que define una situación en la que cualquier movimiento es malo. No te puedes mover, y es tal la situación que te ves obligado a defender una cosa y la contraria. Los juegos tienen la mala costumbre de parecerse a la vida. En el tablero, en el césped o en la madera de una cancha de baloncesto está siempre lo mejor y lo peor nuestro. Más allá de la pelota y de las fichas del ajedrez, veremos a personas felices, melancólicas, previsibles, insensatas, tramposas, honorables o mezquinas. La condición humana, vaya. Igual sucede con el estilo que se gastan los toreros. Preguntaron al Pasmo de Triana: «Oiga, Belmonte, ¿cómo se torea?». Y don Juan, grandísimo filósofo tartaja en traje de luces, contestó: «Se torea como se es». Como se es se juega al fútbol, se lidia un toro, se escribe y habla, y se hace política. Y desde esa perspectiva, que muchas veces es una visión vanamente transcendental, se es presidente del Gobierno.

No sé si Zapatero juega al ajedrez, pero que pregunte a su alrededor, que aficionados al tablero habrá. Le ayudará a reconocerse y a reencontrarse. Y no exagero, que sabido es que muchos presidentes perdieron su identidad después de pasar por La Moncloa. La jugada que tanto temen los ajedrecistas es particularmente frecuente entre los políticos: a más poder, más zugzwang. ¿Cuántas veces se encuentran con una situación en la que hagan lo que hagan las cosas terminan por ponerse peor? Eso es zugzwang: una jugada temida e incómoda que afecta —o debería— a la moral del que dirige la partida (Zapatero) y de los que la siguen (el PSOE). Llegado ese momento no hay consuelo: la partida sigue y no se detiene, salvo que el jugador decida entregar el Rey. Y ahí se encuentra este hombre. Desde hace mucho tiempo Zapatero es un jugador en zugzwang, aunque es probable que no lo sepa, porque siempre está empezando la partida. Como sólo mueve el peón, está en el principio, igual que un dios de barro. Por eso olvida la situación en que ha dejado este tablero temeroso y desigual que es España en sus tres últimos años. España y los españoles —y qué decir de la votancia socialista— viven en un estado parecido al que determina el zugzwang de ZP. Como en las arenas movedizas: cuanto más te mueves para salir, más te hundes.

Ahora que se prepara para decir adiós —denlo por hecho—, no importa tanto el calvario al que le somete su situación sino cómo ha llegado a la misma. Un amigo ajedrecista me dice: llegas al zugzwang por tres razones: por impericia, porque vas sobrado o porque juegas como un mentiroso que ejecuta movimientos que no crees. Elijan la más oportuna. Todas conducen al mismo sitio. Yo me quedo con la última. Desgraciadamente, el tiempo dice que la razón me acompaña.


ABC - Opinión

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