viernes, 21 de enero de 2011

Rodillo socilista en el TC

El PSOE mantiene su veto al candidato del PP, Enrique López, y ha bloqueado la cobertura de la vacante del fallecido Roberto García-Calvo.

CON los nombramientos de Pascual Sala como presidente y de Eugeni Gay como vicepresidente del Tribunal Constitucional, el Gobierno y el PSOE demuestran que la teoría del equilibrio representativo en las instituciones solo les sirve cuando les favorece. En diciembre de 2004 lo demostraron con la reforma del sistema de nombramientos de magistrados del Tribunal Supremo, para frenar a la mayoría conservadora del Consejo General del Poder Judicial elegida por el Parlamento. La Fiscalía no ha sido ajena a este movimiento de absorción, ejecutado con la excusa de otro equilibrio, el «ideológico», defendido por el fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido.

A poco más de un año de las elecciones generales, con el PSOE cayendo en barrena en las encuestas, el TC se renueva con una mayoría, por el momento, de siete magistrados del sector «progresista», frente a cuatro del sector «conservador». Y, además, esta renovación culmina con la designación de un jurista de la más estricta confianza del PSOE, como es Pascual Sala, a quien los socialistas ya hicieron presidente del Tribunal de Cuentas, del TS y del CGPJ. La vicepresidencia recae en un magistrado que satisfará las expectativas de los nacionalistas vascos y catalanes, porque Gay representa ese tópico de la «sensibilidad autonómica», que es un eufemismo de la adscripción a las tesis del nacionalismo, como dejó expuestas en su voto particular a la muy moderada sentencia del TC sobre el Estatuto de Cataluña. Lo sorprendente es que Gay ocupa una plaza que debería ser renovada a corto plazo por el Congreso de los Diputados, lo que quiere decir que su nombramiento es una concesión efímera a los nacionalistas o que los socialistas descartan llegar a un acuerdo con el PP en la Cámara Baja.

Entre tanto, los socialistas mantienen su veto al candidato del PP, Enrique López, y han bloqueado la cobertura de la vacante causada por el fallecimiento del magistrado Roberto García-Calvo, quien fuera propuesto por los populares. Y nadie parece recordar que están pendientes recursos tan importantes como el de la ley del aborto, paralizado mientras su aplicación favorece a diario la muerte de seres humanos; o la del matrimonio homosexual. El saldo de la renovación del TC favorece claramente al PSOE, pero, sin duda, impide hacer un punto y aparte en la crisis de esta institución, porque las bases de su nueva etapa están asentadas en un periodo de descrédito y de manipulación partidista.


ABC - Editorial

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