miércoles, 8 de diciembre de 2010

El triunvirato de la Moncloa y los controladores aéreros. Por Antonio Casado

Los controladores siguen sin tener razón aunque pidan disculpas y comprendan la indignación de sus víctimas por el desbarajuste del fin de semana. Ahora tratan de poner su mejor cara en las redes sociales, donde sostienen sin pestañear que se les niega el derecho a la huelga y que los abandonos del puesto de trabajo -o las no incorporaciones- fueron espontáneos.

Tampoco mejora su posición ante la opinión pública por el hecho de que el caos aeroportuario lo aproveche la derecha furiosa, que no es precisamente la que representa Rajoy, para embestir contra Zapatero, Rubalcaba y Blanco, con extravagantes teorías conspirativas. Algunas tan sofisticadas que, en realidad, sobreestiman la capacidad política y el coeficiente intelectual del triunvirato de la Moncloa.
«Ahora que se opta por la firmeza frente al chantaje, de esas mismas bocas salen sapos y culebras contra las medidas adoptadas para desactivar una huelga salvaje.»
Lo curioso es escuchar esas teorías sobre la intrínseca maldad de los tres sátrapas en las mismas bocas de quienes en anteriores desafíos de los controladores -siempre en fechas estratégicas, siempre con toma de rehenes-, denunciaban la debilidad del Gobierno con recurrentes apelaciones a la militarización y el despido colectivo (Reagan en la memoria). Ahora que se opta por la firmeza frente al chantaje, de esas mismas bocas salen sapos y culebras contra las medidas adoptadas para desactivar una huelga salvaje y restablecer el orden en el tráfico aéreo.

Más vale volver a poner los pies en el suelo y ser razonables frente a lo ocurrido y lo que puede ocurrir si no se gestiona bien el conflicto a partir de ahora. Gestionarlo bien supone hacer realidad la premonición del ministro de Industria, Miguel Sebastián, cuando dice que un caos semejante no se va a repetir nunca más. Ojalá. Porque la militarización de las torres y la declaración del estado de alarma no son herramientas de uso ordinario. Sí lo son las medidas disciplinarias y el funcionamiento de la Justicia ante tan clamorosos casos de incumplimiento laboral e incluso presuntos delitos. El descarado boicot al tráfico aéreo, que es un servicio público esencial que debe garantizar el Gobierno, no puede quedar impune.

Formación de nuevos controladores

Eso, por un lado. Por otro, al Ministerio de Fomento y, en su caso, al de Defensa les corresponde tomar las medidas necesarias para la formación de nuevos controladores, a la luz de la normativa europea en materia de aviación civil. Algo que debía haberse hecho ya. Era una de las previsiones derivadas del decreto-ley del 5 de febrero, el resorte legal que, según declaró entonces el ministro Blanco, iba a servir para impedir que los controladores aéreos siguieran perjudicando a los ciudadanos para mantener sus privilegios. Aquella norma disponía -y dispone, porque no está derogada-, que la dirección y organización del servicio de control aéreo, la configuración operativa y la determinación de los turnos de trabajo, pasaba a depender de AENA.

Además, autorizaba la formación de 500 nuevos controladores. O la contratación de otros ya formados, nacionales o extranjeros. Pero me temo que no se ha avanzado demasiado en la aplicación de aquella norma, que fue una herramienta legal que el Congreso puso a disposición del Gobierno -en su posterior tramitación como ley- para evitar que los controladores volvieran a usar a los ciudadanos como rehenes.

Eso es lo que Mariano Rajoy le va a reprochar mañana en el Congreso al presidente del Gobierno. Con toda razón. En el uso de sus deberes como líder de la oposición. Sin que eso suponga ponerse de parte de los controladores, que no es el caso. O negar al Ejecutivo el apoyo a las medidas adoptadas, que no se lo va a negar.


El Confidencial - Opinión

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