lunes, 8 de noviembre de 2010

La crisis que viene. Por José maría Carrascal

De todas las advertencias del ex presidente, la más inquietante es la que alude a «la siguiente crisis que se está incubando».

EXCELENTE entrevista la que Juan José Millás ha hecho a Felipe González para El País. Las preguntas van al grano y las respuestas no las esquivan. ¿Quién puede discrepar de que «la democracia se ha convertido en una mediocracia, en los dos sentidos: mediático y mediocre»? ¿O con «falta la cultura emprendedora, ligada al riesgo»? El único brindis a la galería es el «tuve que decidir si se volaba la cúpula de ETA. Dije que no», que suena a exculpación, aparte de que a ETA se le ha contado muchas veces la cabeza, y ahí sigue. El resto es de un realismo y claridad impresionantes. «En Occidente, con excepciones, estamos endeudados hasta los ojos, mientras Oriente ha ahorrado hasta las cachas». «Empezamos a discutir sobre un futuro que ya pasó». «Estamos encubando la siguiente crisis financiera y la diferencia con ésta es que los ciudadanos no tolerarán que se rescate a los bancos». Si a ello se une que en toda la entrevista no hay un solo ataque a la oposición, comprenderán mi adjetivo de «excelente». Algún lector puede echar de menos una crítica al Gobierno. Pero ¿no está implícita a lo largo de toda la entrevista?

Es la diferencia entre un político y un estadista. El político sólo piensa en las elecciones. El estadista tiene en cuenta el pasado y el futuro, para sortear los escollos del presente. En España tenemos demasiados políticos y demasiados pocos estadistas. Todo gira en torno a las próximas elecciones —Rajoy no hace más que pedirlas y el último reajuste gubernamental se ha hecho pensando en ellas—, por lo que no es extraño que vayamos de mal en peor. Cuanto se hace es demasiado frágil, demasiado contingente, demasiado poco para una crisis como la que tenemos encima y no somos capaces de sacudirnos. Pues de todas las advertencias del ex presidente del Gobierno, la más inquietante es la que alude a «la siguiente crisis que se está encubando». Que es lo que muchos expertos temen y de lo que casi nadie habla como los niños que cierran los ojos ante un peligro. Pues está visto que, con excepciones, lo único que hemos conseguido hasta ahora en evitar lo peor, pero no superarlo. Lo que de continuar, nos condenaría a un largo periodo de postración económica. ¿Por qué? Tal vez porque no hay líderes con la imaginación y coraje suficientes para afrontar la crisis en sus verdaderas proporciones y tomar las medidas apropiadas. O porque los occidentales ya no tenemos estómago para ellas. Felipe Gonzalez lo dice de otra forma: «No se premia el mérito». Podía incluso haber ido más lejos: en nuestra llamada cultura, el mérito se castiga. Puede que ahí esté la clave de nuestras miserias.

ABC - Opinión

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