martes, 2 de noviembre de 2010

Así es el ‘Pravda’ hispano: primero entrevista y luego ataca. Por Federico Quevedo

También podríamos decir que se las ponen en bandeja al portavoz de los Gal. Verán, el domingo el diario Pravda, también conocido como El País, publicaba una extensa entrevista con el líder del PP, Mariano Rajoy. No seré yo, y perdonen el inciso, quien critique a Rajoy por dejarse entrevistar por el órgano oficial del Pensamiento Único, ya que creo que un dirigente político debe saber dirigirse a toda clase de público, incluso al que no le vota, y en ese sentido Rajoy hizo bien dos cosas: primero, aceptar la entrevista y, segundo, no morderse la lengua. Si hay algo que vengo combatiendo desde que Rodríguez instaurara su particular régimen es el acomplejamiento de algunos raros ejemplares de la derecha patria, y en ese sentido Rajoy nos dio el domingo una grata lección. Bien, el caso es que la entrevista era bastante larga, debo reconocer que estaba bien hecha -aunque destilaba una sobredosis de mala leche-, y que ambas cosas nos permitieron saber que Rajoy no se achanta ante sus enemigos y dice lo que piensa y, segundo, que cuando algo no le gusta al diario Pravda al día siguiente entra a matar. Y es evidente que algunas de las respuestas de Rajoy cayeron muy mal en el Templo del Progresismo Patrio, el guardián de La Secta.

Probablemente lo que esperaban encontrar los guías espirituales de la Religión de Estado era a un Rajoy dubitativo, complaciente y, hasta cierto punto, entregado a las tesis del iracundo relativismo con el que estos patriarcas de lo obsceno y la doble moral quieren fabricar la nueva sociedad progresista. Pero lejos de doblegarse a su poder, Rajoy dejó bastante claro que tiene ideas propias y que está dispuesto a llevarlas a cabo, le pese a quien le pese, entre otras cosas porque está convencido de que el modelo político que ha impulsado Rodríguez, lejos de construir una democracia de ciudadanos libres e iguales, ha construido una dedocracia en la que a unos se les señala como merecedores del premio de la bonhomía oficial, y a otros como apestados miembros de la caverna.


¿Y qué es lo que ha dicho Rajoy para que al día siguiente el Pravda convoque al portavoz de los Gal y la troup que le acompaña para responderle? Pues, en primer lugar, que va a seguir el modelo de Cameron en Gran Bretaña; en segundo lugar, que no va a pasar por el aro de la ideología de género como imposición y que una cosa son los derechos civiles -en los que, por cierto, hemos retrocedido como nunca en estos años- y otra muy distinta comulgar con ruedas de molino; en tercer lugar, que por encima de cualquier derecho está el derecho a la vida; y, en cuarto lugar, que aborrece la corrupción pero que no está dispuesto a que su partido sea objeto de una persecución contumaz por parte de los poderes del Estado manejados arbitrariamente por el Gobierno.
«Lo que esperaban encontrar los guías espirituales de la Religión de Estado era a un Rajoy dubitativo, complaciente y, hasta cierto punto, entregado a sus tesis.»
Y esas cuatro cosas, en lenguaje que La Secta ha entendido como una afrenta, significan que mientras Rodríguez ha puesto en práctica una política errónea para salir de la crisis, basada en subir impuestos y disparar el gasto, y no afrontar las reformas necesarias, Rajoy apuesta por un modelo de austeridad en las cuentas públicas acompañado con medidas de fomento de la inversión y el impulso del consumo, como el recorte impositivo, un programa parecido al que ha puesto en práctica Cámeron en Gran Bretaña, donde, con un déficit público muy similar al nuestro, el Gobierno se ha tomado muy en serio lo que tiene que hacer para salir de la crisis y no se dedica a marear la perdiz e intentar engañar a todo el mundo como hace el Ejecutivo de Rodríguez. Significa que, diga lo que diga el Pensamiento Único, el PP está por la labor de defender los derechos de los homosexuales, pero no por la de aceptar lo que no es, es decir, que la unión de dos personas del mismo sexo pueda llamarse matrimonio. Significa que lejos de apostar por la paridad como fin en detrimento de la capacidad profesional, Rajoy no tendría inconveniente alguno en tener una mesa del Consejo de Ministros con mayoría femenina si se trata de mujeres que destacan por su valía y no por su condición de mujer. Significa que donde el Gobierno ha convertido la muerte provocada de seres humanos en el seno materno en un derecho, Rajoy apuesta por la defensa del derecho a la vida y por el sentido común que dice que una menor no debe poder abortar sin el consentimiento paterno. Significa que si toda corrupción es condenable, la corrupción del Estado y de sus instituciones es la peor de todas y la que debería conllevar mayor castigo electoral.

Al progresismo patrio escuchar todo eso le pone los pelos como escarpias, se les nota que enseguida se alteran y entran en una especie como de cataclismo sectario y convocan a sus huestes para acometer el ataque al contrario sin piedad. Rajoy ha provocado la ira del Pravda hispano, que es como provocar la ira de la bestia, y ya puede ir preparandose porque, con la dirección eficaz del portavoz de los Gal, le van a hacer una campaña de Guinnes. Pero Rajoy ha hecho bien en utilizar el órgano oficial del régimen para dar cuenta de lo que tiene pensado hacer, que no es otra cosa que volver a introducir elementos de sentido común y racionalidad en la política nacional, buscar los consensos básicos para hacer las reformas que este país necesita, desterrar todo aquello que durante estos años ha servido para provocar y enfrentar a los españoles, y convocar a la sociedad a un proyecto común de esfuerzo y patriotismo para salir de la crisis. Eso que es incapaz de hacer Rodríguez porque no tiene ni la mitad de las agallas que hacen falta, ni siquiera para hacer el único bien que podría hacerle a este país: irse.


El Confidencial - Opinión

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