domingo, 10 de octubre de 2010

La trampa de Barreda. Por Germán Yanke

La desafección de buena parte de los votantes a Zapatero le está convirtiendo en un lastre más que en un activo electoral.

Desde la anterior tarascada de Barreda, repetida esta semana con la advertencia de que el PSOE va hacia la catástrofe electoral, el PP encontró la constatación de lo que vienen diciendo las encuestas: la desafección de buena parte de los votantes a Zapatero le está convirtiendo en un lastre más que en un activo electoral. Separarse de él, deslizarse en el tópico (como ha dicho el presidente de Castilla La Mancha) de que se está más cerca de los socialistas de la región que de los dirigentes del partido, son recursos del desesperado ante lo que teme que se avecine. Barreda recuerda la limitación de mandatos (como si ya estuviera harto de Zapatero) y sugiere un cambio de rumbo, pero con ello convierte el pesimismo en una trampa porque nadie es capaz de ver en su trayectoria y en sus políticas (y competencias tiene) una alternativa a la política del Gobierno. Como el PSOE padece una debilidad más que preocupante, cualquier pequeñez se convierte en detonador de tormentas. Ahí está como una broma del ministro de Industria sobre lo contingente que es pertenecer al Gobierno se transforma en otro síntoma de crisis. Todo ello no quita que los arañazos de Barreda no sean más que síntomas de su propia incapacidad, general en el partido y causa de su previsible derrota. Ni tiene un programa alternativo para discutir en el partido o para ofrecer al electorado, ni es capaz de sugerir un nuevo equipo o un líder distinto para las próximas elecciones. Le van tan mal las cosas de cara a las autonómicas que su única suerte es que los militantes socialistas de la región no le digan lo mismo que él al presidente: que hace falta un cambio de rumbo y, seguramente, un nuevo líder que lo concrete y lo encabece. Se oye decir que, en estos momentos de zozobra, Zapatero debería «reinventarse» pero quizá, para que no todo dependa de él (ni lo malo), es el PSOE, que ha permitido esta deriva, el que tendría que rehacerse. ¿Alguien piensa que Barreda puede contribuir a ello?

ABC - Opinión

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