sábado, 7 de agosto de 2010

Otoño preocupante

El PIB crece el 0,2% entre abril y junio, pero hay riesgo de estancamiento en el tercer trimestre

Por el momento, la evolución de la economía española sigue férreamente el guión marcado: una recuperación lenta con riesgos de estancamiento en algún momento de 2010. En el segundo trimestre, el PIB creció el 0,2%, segundo crecimiento intertrimestral consecutivo después del 0,1% registrado en el primer trimestre, según el Banco de España, a pesar de lo cual el crecimiento interanual de la economía sigue siendo negativo (-0,2%). No se puede ni se debe negar que es un buen dato estadístico; pero en estos momentos, debido a las incertidumbres que pesan sobre la economía española, no es suficiente para suponer que la recuperación económica avanzará y se reforzará durante el tercer y cuarto trimestres del ejercicio.

El propio Banco de España, en el análisis de su boletín económico, recuerda que el crecimiento del 0,2% está basado en el aumento del consumo; y que, a su vez, el consumo (sobre todo el de bienes duraderos) resultó incentivado por el deseo de los ciudadanos de adelantarse a la subida del IVA, efectiva a partir del 1 de julio. En el tercer trimestre del año la demanda no tendrá ese estímulo. Pero, sobre todo, pesará en la economía el drástico recorte de la inversión pública, sobre todo en obra civil, que reducirá el empleo, bajará las rentas y contribuirá a desacelerar la actividad.


Por estas razones y también porque la exportación no está dinamizando la economía con la intensidad esperada, es muy probable que el tercer trimestre de 2010 registre un retroceso sobre ese 0,2% de subida del PIB. A casi todos los efectos, los meses de septiembre y octubre serán decisivos para calcular si la recuperación española puede acelerarse o si, por el contrario, cae en un periodo de estancamiento, al menos durante los dos trimestres siguientes. Por las razones mencionadas, hay un alto riesgo de que se produzca la segunda opción.

A pesar de la obsesión del Banco de España por la reforma laboral, lo cierto es que la reforma decisiva para reactivar la economía es la financiera. Hasta ahora se ha dibujado una estructura de fusiones de cajas de ahorros que, en teoría, tiene que funcionar como un poderoso restaurador de los balances de las entidades financieras. Pero ya se advirtió que entre el final del proceso de fusiones financieras y el comienzo de la normalización de los flujos crediticios, indispensable para facilitar la supervivencia y rentabilidad de las empresas, media un plazo de tiempo difícil de precisar.

Mientras no se recuperen los préstamos, la reactivación es tan solo una hipótesis. Por el momento, la normalización financiera progresa a un ritmo tan lento como el PIB. Aumentan levemente los préstamos a las familias (debido al crédito hipotecario), pero siguen en tasas negativas los préstamos para el consumo y, sobre todo, los créditos a las empresas. Por esa razón es tan urgente que concluya la recapitalización de las cajas.


El País - Editorial

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