domingo, 22 de agosto de 2010

Israel y Palestina

Está por ver si la buena voluntad de Obama sea un elemento suficiente para lograr que un conflicto pueda solucinarse de la noche a la mañana.

EL presidente norteamericano, Barack Obama, ha entrado en el capítulo en el que han fracasado hasta ahora todos sus predecesores, demócratas o republicanos: el intento de solucionar el conflicto de Oriente Próximo. Presionando para forzar el inicio de negociaciones entre israelíes y palestinos, ya ha dado un primer paso que ha servido para revivir la esperanza después de un largo periodo de dos años de bloqueo diplomático. Por desgracia, pocas cosas han cambiado en lo esencial desde el último intento, en el final del mandato del presidente George W. Bush, excepto que a finales de septiembre vence el plazo que concedió Israel para congelar la construcción de nuevos asentamientos en los territorios palestinos, un asunto que podría terminar de un plumazo con cualquier negociación. Los palestinos se encuentran divididos sin indicios de que los radicales de Hamas vayan a aceptar en Gaza los acuerdos a los que pueda llegar Mahmud Abbas en nombre de la Autoridad Nacional Palestina y el régimen teocrático iraní y su abierta voluntad de hacerse con armas nucleares es el elefante descontrolado en una sala de negociaciones repleta de porcelana.

Está por ver si en este contexto va a ser posible que la buena voluntad de Obama sea un elemento suficiente para lograr que un conflicto que dura desde hace más de cincuenta años pueda entrar en vías de solución de la noche a la mañana. También la presidencia española de turno de la UE creyó que era posible proclamar la creación del Estado palestino durante el semestre pasado y, al final, la amarga realidad se volvió a imponer sobre los buenos deseos de aquellos en cuyas manos no están las decisiones últimas de las que depende una paz que todo el mundo desea.

ABC - Editorial

0 comentarios: