martes, 15 de junio de 2010

Huelga general contra una reforma laboral que no existe. Por Antonio Casado

No va a librarse Zapatero de una huelga general. Tampoco se libraron González y Aznar, por causas parecidas. Siempre la regulación del mercado de trabajo por el medio. Con una diferencia. Será la primera vez que los sindicatos anuncian una huelga general contra una reforma laboral antes de que ésta haya llegado al Boletín Oficial del Estado.

Conviene esperar a mañana, cuando el Consejo de Ministros dé luz verde al
texto definitivo de la reforma dictada por el Gobierno. Y luego conjugar el
contenido de la misma con las razones que aducen los representantes sindicales para justificar el recurso a la huelga general. Sobre todo si se lleva a cabo a la vuelta del verano ¿Es que esperan forzar la retirada de la reforma algunos meses después de entrar en vigor?

Hasta que se conozca el contenido y el alcance de la reforma, que a estas horas el Gobierno sigue negociando con las fuerzas políticas, carece de sentido dar o quitar razones a los sindicatos. Y tampoco me parece serio justificar el llamamiento sindical en base a la inicial sospecha de que el nuevo modelo de mercado laboral va a recortar derechos de los trabajadores. Lo cual no autoriza a suponer que la nueva normativa se vaya a parecer más a las tesis de los trabajadores que a las de los empresarios. Más bien al contrario.


Las exigencia de cumplir con los mercados, con la Unión Europea y con el resto de los organismos internacionales que ven a España como un país potencialmente peligroso para la supervivencia del euro, es una garantía para la patronal y para las fuerzas políticas conservadoras de que el Gobierno va a legislar más en sintonía con la patronal, el PP y CiU que con UGT y CC OO.

Partiendo de esa premisa, nadie entendería que los partidos de Rajoy y Artur Mas, de clara estirpe conservadora, votaran en contra o se abstuvieran en la convalidación parlamentaria, prevista para el próximo 22 de junio, de la reforma que mañana alumbrará el Consejo de Ministros. Esa premisa explica la arrogancia con la que el ministro José Blanco proclama que para Rajoy y Mas ha llegado la hora de retratarse.

Todo encaja. El Gobierno se examina hacia fuera y hacia dentro. Y en el mismo tribunal están los mercados, la UE y el PP. Con propuestas de reforma del mercado laboral que en condiciones normales no hubiera planteado un Gobierno de izquierda. Y mucho menos si está presidido por alguien que siempre sacralizó el respeto a los derechos de los trabajadores y la buena relación con los sindicatos.

Eso es lo que se ha quebrado desde el hachazo a las pensiones y otros recortes en los gastos sociales. El Gobierno lo va a pagar con una huelga general de dudosa aceptación por parte de quienes están llamados a secundarla. Dicho sea a la vista de la escasa capacidad de arrastre demostrada por los sindicatos con motivo de la reciente huelga de los funcionarios entre los que, por cierto, la tasa de afiliación sindical prácticamente duplica a la que se da entre los trabajadores que no viven de los Presupuestos del Estado.


El Confidencial - Opinión

1 comentarios:

Anónimo dijo...

esta mañana de camino al trabajo he escuchado a Carrascal comentando la noticia de la huelga, ha estado interesante lo dejo aqui por si alguien quiere oirlo
http://www.puntoradio.com/popup/audio.php?id=44464