miércoles, 20 de mayo de 2009

EL PABU. Por Alfonso Ussía

El pabú de Blesa tiene de todo, como corresponde a una persona de su categoría. Es un BMW serie 7 adaptado a sus necesidades.

En mis tiempos de niño había dos tiendas de juguetes en lo que hoy es la «Milla de Oro» de la calle de Serrano. «El Paraíso de los Niños» y «Pabú». La segunda, como su nombre indica, especializada en coches, casi todos ellos de hojalata. Mi abuelo paterno me llevó una mañana, con mis hermanos, a «Pabú». No era su preferido, y el coche que me correspondió, una birria. -Quiero ése, abuelo-; -nada, nada, el que te gusta es muy grande y tienes que aprender a medir tus caprichos-. Y me compró la birria. Pero aquel coche que se quedó en la tienda, me ha acompañado en sueños durante toda la vida, y creo que el mal carácter que en el otoño me está naciendo viene de aquella desagradable frustración. De ahí que aplauda y celebre, para que no sufran como yo sufrí, que la gente colme sus caprichos en lo que respecta al pabú.


Y hoy estoy con Blesa, el presidente de Caja Madrid, que en tiempos de crisis y de discusiones políticas, se ha comprado un pabú cuyo precio supera los quinientos mil euros, casi cien millones de las antiguas pesetas. El pabú de Blesa tiene de todo, como corresponde a una persona de su categoría. Es un BMW serie 7 adaptado a sus necesidades. Por ejemplo, lleva unas ruedas antipinchazos con doble protección de kevlar que permiten rodar 50 kilómetros a ochenta por hora una vez han sido tiroteadas. Y es que Blesa está hasta el moño de que le disparen a las ruedas. No es agradable salir de la sede de Caja Madrid rumbo al restaurante en el que ha quedado con Gallardón, y ¡pumba! ¡pumba!, y las ruedas por el suelo. También tiene un parachoques reforzado para romper barreras, y suministro de oxígeno para el habitáculo. Menudo pabú. Cuatro altos personajes de la política internacional poseen un pabú similar. El Príncipe Carlos de Inglaterra -con un sistema de planchado de cutis para usarlo en los actos a los que asiste junto a su esposa- Alberto de Mónaco, el ex Primer Ministro británico Tony Blair y el jefe del Gobierno de Croacia, Ivo Sanader. A ellos se ha sumado Miguel Blesa, colocando a Caja Madrid a la misma altura que Croacia y Mónaco, lo que da a entender lo bien que lo está haciendo. Criticar la adquisición de un pabú como el de Miguel Blesa es muy español y demagógico. Además, que quien ha aprobado su compra ha sido el Consejo de Administración y no él. Blesa es un servidor de los ahorradores y clientes de Caja Madrid, y no habría aceptado un pabú de esa categoría si no fuera porque se lo han exigido sus compañeros del Consejo. Su único problema es que pesa mucho. El blindaje tiene también sus inconvenientes. No debe circular por vías y avenidas en obras, lo que limita en exceso los movimientos de Blesa. Tarda en frenar y se puede comer al pabú anterior con una facilidad asombrosa. A partir de ahora, a Blesa hay que citarlo en el campo, para que su pabú no colisione con otros pabús menos dotados. O que no salga de su despacho, circunstancia posible que haría innecesaria la adquisición del pabú de marras. Porque si no se sale del despacho, no hace falta pabú, señor Blesa, que eso lo sabe cualquiera sin ser el presidente de Caja Madrid. Pero lo del precio es lo de menos. Hablar de dinero es de mala educación, y en tiempos de crisis, una grosería. ¿Que ha costado quinientos mil euros el pabú? Pues de acuerdo, y que lo disfrute. Para eso están las Cajas de Ahorros. Prrrrrmmm, prrrmmmm. ¡Y cómo suena el motor!

La Razón - Opinión

YAK-42: UN TRIUNFO MORAL PARA LAS FAMILIAS

Es evidente, a la luz de la sentencia, que Navarro tenía prisa por acabar con el proceso de identificación para poder repetriar a las víctimas y celebrar los funerales.

CASI SEIS años después del accidente aéreo del Yak-42 en el que perdieron la vida en Turquía 62 militares españoles que regresaban de Afganistán, la Audiencia Nacional dictó ayer una sentencia que condena a tres oficiales del Ejército a penas de cárcel tras considerar que identificaron aleatoriamente 30 cadáveres sin realizar las pruebas forenses correspondientes.

El fallo sanciona al general Vicente Carlos Navarro con tres años de cárcel por un delito de falsedad documental y a sus dos colaboradores médicos, el comandante José Ramón Ramírez y el capitán Miguel Ángel Sáez, con penas de año y medio como cómplices.


La sentencia de la Audiencia contiene una narración casi periodística de los hechos, que reconstruye de forma minuciosa y rigurosa el proceso de identificación de cadáveres y su traslado a la base de Torrejón.

La Audiencia establece como hecho probado que el general Navarro ordenó la repatriación de 30 cadáveres que no habían podido ser identificados. «A pesar de ser consciente de que era imposible identificar con datos (científicos) a todos los cuerpos, Navarro elaboró una lista en la que junto al número asignado a cada cuerpo aparecían un nombre y apellidos correspondientes a cada uno de los 62 militares fallecidos, de modo que aparentaba que todos ellos habían sido identificados cuando lo cierto es que habían sido asignadas (las identidades) de forma aleatoria en 30 casos», subraya el fallo.

Esta bochornosa e infamante conclusión es corroborada por el testimonio de los dos forenses turcos que declararon que el general Navarro ordenó la repatriación de esos cadáveres sin identificación y sin cumplir con trámites preceptivos como el registro consular y los permisos sanitarios.

Al llegar a Torrejón, el comandante Ramírez y el capitán Sáez hicieron constar en los 30 cadáveres no identificados que estaban pendientes de una necropsia, pero el general Navarro ordenó la firma de los 72 certificados médicos de defunción en los que se decía que se había realizado una autopsia.

Es evidente, a la luz de la sentencia, que Navarro tenía prisa por acabar con el proceso de identificación para poder repatriar a las víctimas y celebrar los funerales de Estado. Y también queda muy claro que obró con total conocimiento de lo que estaba haciendo y en contra del criterio de los forenses turcos.

Pero la cuestión reside en si el general Navarro informó a Federico Trillo, entonces ministro de Defensa, de esas dificultades de identificación y si recibió alguna indicación para acelerar el traslado. Trillo afirmó ayer que él no sabía nada de lo sucedido en Turquía, pero su negativa es difícilmente creíble, teniendo en cuenta la jerarquización con la que actúa el Ejército.

Sea por acción o por omisión, parece claro que Trillo tiene responsabilidades políticas por los delitos cometidos por sus subordinados. Y no vale decir, como afirmó ayer, que no comparte la sentencia, entre otras razones, porque él está directamente afectado por las conclusiones de los jueces.

El PP perdió dos elecciones con posterioridad a estos hechos, por lo que ya ha pagado por la mala gestión de este asunto. Pero Trillo tendría que abandonar su cargo de portavoz en temas de Justicia en el Congreso, que obviamente ya no va a poder ejercer con la misma autoridad moral. Igualmente, el PP debería descartarle para cualquier cargo público o institucional tras acabar su mandato de diputado si el Tribunal Supremo ratifica esta sentencia, que, en lo sustancial, supone un triunfo moral para las familias de las víctimas que tuvieron que recurrir el archivo de la causa.

El Mundo - Editorial

NUESTRO HOUDINI. Por José María Carrascal

SI la primera parte del debate sobre el Estado de la Nación la ganó, según las encuestas, Zapatero, la segunda la ganaron todos, lo que significa que no la ganó realmente nadie. Eso es hoy la política española: un batiburrillo. O, mejor, un mercadillo donde hay de todo, casual, barato y sin la menor garantía. Aquellas grandes propuestas del presidente de hace una semana -eliminar la deducción por compra de vivienda, rebaja de impuestos para las pequeñas empresas, dos mil euros por comprar un coche nuevo, un ordenador para cada escolar- se han quedado en vagas referencias a la hora de concretarse, cuando no desaparecen por completo. Como ocurre, por cierto, a cuanto hace y dice Zapatero.

Pero ha conseguido de nuevo escapar de las trampas que no sólo sus rivales, sino también él mismo se había tendido. Este hombre es un Houdini a la hora de escabullirse de las situaciones más complicadas. Lo que no ha conseguido es desactivar la crisis, que es lo que realmente nos interesa a los españoles, mientras a él sólo le interesa sobrevivir, no importa el precio, que a fin de cuentas, no tendrá que pagar. Es así como, de promesa en promesa, de rectificación en rectificación, de mentira en mentira, va trampeando -nunca mejor usada la palabra- para ir tirando, sin que la situación mejore, las empresas obtengan créditos ni el número de parados deje de crecer. Lo más que puede ofrecernos es que «ya no crece tanto», que, poniéndose poético, llama «brotes verdes». Y es que no sabe ya qué inventar. A estas alturas, tiene que apoyarse en los grupúsculos de la cámara, en esos nacionalistas de segunda y comunistas de primera que pululan por el Congreso como asteroides, en espera de un astro mayor que los atrape con sus promesas. Que se anden con cuidado con las de Zapatero, que ha engañado a personajes de mucho más peso que ellos. Pero al menos han tenido su día de protagonismo, tras tantos años de no pintar nada.

Y ahora, ¿qué?, preguntarán ustedes. Pues ahora, más de lo mismo. Un gobierno preocupado sólo de sobrevivir; un PP creyendo que le basta con denunciar la política gubernamental para ganar; un PNV más cabreado que nunca; una CiU lista a aprovechar la menor oportunidad para recuperar la Generalitat. Sin que nos movamos del sitio.

Bueno, la crisis sí que se mueve, profundizándose, metastasizándose en el organismo social y productivo. Nunca se había agitado tanto la política española, nunca se habían gastado tantas energías, nunca se habían hecho tantas propuestas, nunca se habían construido alianzas tan estrafalarias, para avanzar tan poco. Habrá que empezar a pensar en medidas radicales. ¿Qué les parecería Guardiola como presidente del Gobierno? Si aceptase, claro. Y si le dejan.

ABC - Opinión

INTERNAUTAS, ¡A LA CALLE!. Por Daniel Rodríguez Herrera

Navegante
«Es la sociedad la que debe defenderse de los intentos por fiscalizarnos, tratarnos como culpables al margen de lo que hagamos, espiarnos para ver si cometemos el pecado –que lo es, y mortal– de descargarnos cine español.»


El próximo domingo 24 de mayo, a las 12 horas, en la Plaza del Rey de Madrid, los internautas nos jugamos mucho. En concreto, que seamos un colectivo al que nadie hace mucho caso porque no molesta al Poder o que la opinión de quienes defendemos una red alejada todo lo posible de las manazas de los políticos sea escuchada y atendida.


Como bien dijera el maestro Carlos Rodríguez Braun, en nuestro querido Estado del Bienestar "la redistribución no es de ricos a pobres sino de grupos desorganizados a grupos organizados". Sólo que este hecho no se limita a las transferencias económicas. Hemos pasado de ser un Estado de Derecho en el que todos somos iguales ante la ley a volver al Antiguo Régimen en la que se conceden diversos fueros y privilegios que ponen a unos encima de otros. En este caso, a artistas de la ceja por encima de usted y de mí, que cometemos el grave pecado de usar internet en lugar de ir al cine o ver la tele a recibir nuestra ración diaria de soma.

Zapatero nunca se ha preocupado por nosotros. Le basta con tener la máquina de la propaganda lo suficientemente bien engrasada para poder ocupar la poltrona el tiempo suficiente para modelar la sociedad a su antojo. Los estragos de la crisis sólo le quitarán el sueño si logran hacer olvidar a suficientes personas lo mala que es la derecha y lo buenos que son ellos, los progresistas. Y para eso ni siquiera le hace falta que los artistas se manifiesten a su favor o en contra del PP, que lo mismo le da. Basta con que hagan su trabajo, como nos recordó Borja Prieto. Mientras en las pantallas los malos sean curas, las familias estén rotas y los republicanos se transformen en inocentes demócratas, todo irá bien.

Así pues, Zapatero les dará lo que les pida. A no ser que en esa pantalla rectangular en la que basa toda su acción política aparezca un grupo de personas protestando ante los nuevos y los viejos fueros, contra el canon de siempre y el nuevo, ese que pagaremos los internautas, usuarios de móvil y esas televisiones que están naciendo ahora y que de prosperar permitirían romper con ese oligopolio de telediarios de izquierdas o, como mucho, que no molestan. Y sólo lo conseguirá una concentración lo suficientemente numerosa. Los números totales no importan. Sólo existen tres grandes categorías de manifestaciones: las que todos ignoran porque reúnen a tres gatos, aquellas con la gente suficiente como para poder decidir si se informa sobre ellas pero no tantas como para que resulte obligado y ese grupo selecto de movilizaciones que no se pueden ignorar y que hay que tratar de ridiculizar o neutralizar.

Los internautas nos hemos quedado hasta ahora quietecitos delante de nuestro ordenador, que es justo donde nos querían mantener. Desgraciadamente, en este sistema que sólo cambia a base de ruido en las calles, debemos demostrar que somos un grupo organizado que puede suponer un problema en plena campaña electoral. Vendrán partidos, o no, pero eso es lo de menos. Es la sociedad la que debe defenderse de los intentos por fiscalizarnos, tratarnos como culpables al margen de lo que hagamos, espiarnos para ver si cometemos el pecado –que lo es, y mortal– de descargarnos cine español.

Es posible que no lo consigamos. Pero es nuestro deber intentarlo. Allí nos veremos.

Libertad Digital - Opinión

LA EXCEPCION ISRAELI. Por Gabriel Albiac

NO hay Estado en el mundo al cual no se reconozca potestad para defender con las armas sus fronteras. Salvo a Israel. A cualquier despotismo en ejercicio, teocracia feudal, tribalismo en diverso grado genocida, dictadura arcaizante o moderna, le es atribuido el derecho a un ejército que preserve su territorio. Al único Estado democrático del Cercano Oriente, se le niega eso. Que es, nadie se engañe, la condición sin la cual no hay nación posible. Y eso es lo que está en juego: la existencia. Quienes, bajo soflamas vomitivamente humanitarias, niegan el derecho israelí a proteger sus fronteras frente a un enemigo armado que proclama su propósito de destruir el país y expulsar a sus pobladores, fingen hablar de política. Mas no hay política, no puede haberla, en una hipótesis tan carente de racionalidad mínima. Bajo la espuma de la retórica caritativa y de ese pringoso moralismo que es modo muy europeo de enmascarar lo más siniestro, se trasluce un odio viejo. Irracional y homicida. El del intemporal antisemitismo que, en lo más hondo, sigue operando con idéntica intuición a la de Hitler: lo judío es una enfermedad que debe ser extirpada de lo humano. Del corazón de Centroeuropa, en los años cuarenta. Del corazón del Cercano Oriente, ahora. El antisionismo es la forma benévola y eficacísima del antisemitismo. Igual de exterminadora. Y menos malsonante.

Israel nació en la guerra. Y en la guerra ha sobrevivido ya sesenta y un años. Sin permitirse una pausa ni un desaliento. No es azar. Ni heroísmo. Tan sólo, la constancia del dato material básico: una sola ocasión de desaliento, una sola debilidad, una derrota, equivaldrían a su aniquilación. Pocas naciones del mundo, quizá ninguna, viven en tal certeza: vencer militarmente cada día -cada día-, o ser borrado del mapa. En 1947, Israel aceptó, sin condiciones, el mapa palestino de la ONU. En 1948, los ejércitos árabes emprendieron, en todas su fronteras, lo que se anunció iba a ser una rápida operación de limpieza. Israel, sin un ejército aún que mereciera tal nombre, movilizó en armas hasta el último de sus ciudadanos. Venció. Construyó un Estado libre y próspero, allá donde sus vecinos sólo fueron capaces de generar servidumbre y miseria. En 1967, Egipto, Siria, Jordania e Irak anunciaron llegado el momento de extirpar, por fin, el cáncer judío. Fue la «Guerra de los seis días». Dos años más tarde, los guerrilleros de la OLP eran masacrados por sus hermanos jordanos: las fotos de los hombres del Fatah cruzando el río para entregarse al Tsahal, como única alternativa a la ejecución in situ dictada por el rey Huseín, están en las hemerotecas. En 1973 Egipto intentó de nuevo la aventura; fue la ofensiva mejor planificada. Un veterano militar llamado Ariel Sharón salvó a Israel, con una operación de riesgo máximo al otro lado del Canal. Sadat firmó la paz en el 79. Pagó con su cabeza. Siguieron continuas escaramuzas. Seguirán. Mientras los dirigentes palestinos sigan considerando de más valor los fondos internacionales que se embolsan en oscuras cuentas suizas, que el sufrimiento espantoso de su pueblo. Arafat fijó en eso el paradigma. Las cuchilladas que, tras su muerte, cruzaron herederos familiares y políticos por el control del dinero personalmente acumulado por el hombre que rechazó de Clinton y de Barak la concesión del 97 por ciento del territorio palestino, moverían a colosal carcajada; si no hubiera detrás de ellas tanta sangre.

Israel exige fronteras. Estables. Como toda nación. Como casi ninguna, debe luchar cada mañana para conseguirlas. O aceptar la muerte. Es la excepción. Absoluta.

ABC - Opinión

CIUDADANOS, PARTIDO "FLASH". Por Carmen Leal

Crísis interna

«Con todos se formó Ciudadanos y comenzó la andadura con 90.000 votos y tres diputados. Todo un éxito. Un éxito que no hemos sabido administrar.»

Ciudadanos apareció en la vida política catalana como un relámpago de luz, un "flash" deslumbrante, y quizá la duración de ese partido sea igual de efímera que la luz de un "flash". ¿Qué ha ocurrido? ¿Cómo ha sido posible el apagón en tan poco tiempo? ¿Por culpa de quién?


Ciudadanos surgió por la iniciativa de quince intelectuales que pusieron su nombre y su prestigio en dos manifiestos, y pretendían movilizar a la sociedad para hacer frente a los abusos nacionalistas y regenerar la vida política. Su ideología era transversal, una síntesis del socialismo democrático y el liberalismo progresista. Esta síntesis debería conducirse con métodos exquisitamente democráticos y participativos. Los intelectuales no se tiraron a una piscina vacía. Existían desde hace tiempo una serie de asociaciones civiles que reivindicaban los derechos de los castellanohablantes, cercenados desde la primera Ley de Política Lingüística de 1983: Asociación Cultural Miguel de Cervantes, Asociación de Profesores por el Bilingüismo, Asociación por la Tolerancia. Incluso se había dado el salto cualitativo hacia la política. Se fundaron partidos como "España, constitución de Ciudadanos" y más tarde "Iniciativa No Nacionalista" que se iban diluyendo unos en otros como ríos que convergen para hacer más grande el caudal. Con todos se formó Ciudadanos y comenzó la andadura con 90.000 votos y tres diputados. Todo un éxito. Un éxito que no hemos sabido administrar. A las tensiones y desencuentros de cualquier colectivo humano se han añadido las inherentes a la vida política adobada por la heterogeneidad de los afiliados y la ingenuidad de los más antiguos en la lucha. No era cuestión de ideología, era cuestión de personas y de grupos de personas.

No es fácil conducir un colectivo humano, mucho menos si ese colectivo en buena parte está integrado por personas con buena formación académica y una visión crítica muy superior a otros colectivos. Si además se cuelan elementos desestabilizadores procedentes de los más variados estamentos sociales, políticos e ideológicos que, mediante argucias, se hacen con poder, la explosión esta cantada.

Uno de los errores ha sido dejar la presidencia del partido en manos de un joven inexperto que carece de madurez política y humana. Muchos creímos que sería solamente la imagen del partido: un joven guapo y con habilidad dialéctica para exhibir en los medios de comunicación, pensamos que el colectivo estaría conducido por afiliados electos con formación, con experiencia y solidez intelectual, "el Consejo General", porque carecíamos de un líder indiscutible e indiscutido. Los estatutos que obligan al Consejo General a marcar las líneas políticas y controlar al Comité Ejecutivo lo auguraban. No ha sido así y los errores se han sucedido ininterrumpidamente con suspensión de cargos y ninguneos varios, en un alarde de cesarismo consciente cuyo punto culminante ha sido la coalición con UPS y Libertas –verdadero despropósito político– dando un giro de 180 grados a una formación política que se declaraba heredera de la Ilustración.

No ha habido escrúpulo alguno para expulsar del partido –enviando la baja todavía no solicitada– a personas críticas o molestas por su proyección mediática o su contundencia argumentativa "por haber expresado su intención de dejar el partido", reza el comunicado. Se han perdido las formas democráticas y las más elementales formas de corrección. Y con ellas las mejores cabezas, los más sólidos intelectuales, y un número significativo de afiliados, los más activos. Hoy Ciudadanos semeja una cáscara vacía, un ejército sin soldados.

No todo han sido errores. Ahí están las actuaciones de los tres diputados. Ahí están las brillantes intervenciones de los tres, en especial la de Antonio Robles con la Ley catalana de Educación con la que culminará su andadura parlamentaria. Ahí esta el sólido trabajo de Pepe Domingo. Ahí la honradez intelectual de ambos con su renuncia a la militancia. Ahí están las actuaciones de alcaldes y concejales. Ahí están los afiliados que han abandonado con honor la militancia, que no la lucha, y el tesón de algunos otros que se quedan para apagar el último resplandor del "flash" de Ciudadanos. En la retina queda la memoria del resplandor, los 90.000 votos de la rebelión ciudadana no nacionalista, que alguien recogerá. Y la luz no se apagará, sólo cambiará de mano.

Carmen Leal es ex consejera general de Ciudadanos

Libertad Digital - Opinión

UN PRESIDENTE CON PROSPECTO. Por M. Martín Ferrand

ASEGURABA el maestro Indro Montanelli, modelo de independencia y libertad periodísticas, que sólo existe un método eficaz para acabar con la izquierda política: «Aupándola hasta el poder, donde fracasará estrepitosamente». El procedimiento demostró su eficacia en buena parte de los países de la UE. Especialmente en Italia, donde quedaron tan hartos de izquierda que del comunismo de Enrico Berlinguer y el socialismo de Bettino Craxi no quedan ya ni rescoldos. Los italianos llegaron a la heroica decisión de votar a Silvio Berlusconi con tal de erradicar la mera hipótesis de un poder zurdo.

El método Montanelli no funcionó en España. Cuando Felipe González llegó a La Moncloa se hizo de derechas y ahí están, para demostrarlo, los frutos de Miguel Boyer en Hacienda, la única normativa liberal que se nos ha dado, aunque cortita, al amparo de la Constitución vigente. Fueron la corrupción, el crimen de Estado y una crisis galopante lo que acabó con aquel trecenario felipista. Ahora, José Luis Rodríguez Zapatero no ha seguido el método González de perpetuación en el poder. Ha radicalizado insensatamente el izquierdismo del PSOE, pero no fracasa.


Una derecha acomplejada, escasa en sus valores tradicionales, alérgica a lo liberal, orgullosa de su sentido social y tan partidaria del Estado de bienestar como cualquier izquierda europea, el PP, le hace las cosas fáciles a Zapatero. Además, el presidente del Gobierno ha encontrado un método operativo de gran eficacia y amplio espectro de convicción: el prospecto. Cuando se siente acorralado aprovecha la oportunidad para, sin buscar la adecuación del escenario, emitir alguna ocurrencia temeraria. Lo mismo puede anunciar el regalo de un ordenador para los alumnos de quinto de primaria, algo que no está en su mano, que entrometerse en el escándalo de los distribuidores de automóviles y disponer del Presupuesto de las Autonomías.

Del mismo modo que los prospectos que acompañan a las medicinas están redactados con un tono y en un lenguaje que nos obliga a tomar en serio hasta los excipientes más mínimos, el prospecto que Zapatero hace circular después de cada una de sus frecuentes paridas, al tiempo que le sirve de fe de erratas, le presta apariencias de prócer sesudo y le ayuda a seguir en el machito. Fracasa en el poder, como asegura la fórmula de Montanelli, pero no se cae. Tiene todas las características de un tentetieso.

ABC - Opinión

¿ES BIBIANA HUMANA?. Juan Morote

Aborto

«No concibo ningún ser vivo que no pertenezca a ninguna especie; si un ser vivo ha sido generado por seres humanos, necesariamente será un ser humano, un ser pequeño, inocente e indefenso, pero clamorosamente humano.»

Cuando leo el anteproyecto de la denominada "Ley de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo" me asalta una duda. No alcanzo a concluir si la ministra ignora todo lo susceptible de ser ignorado; si por el contrario piensa que todos padecemos algún tipo de demencia que nos priva del más elemental ejercicio de entendimiento, o ambas cosas de consuno.


La respuesta es, obviamente, la tercera. El anteproyecto contempla una nada desdeñable reata de disparates. Si para muestra basta un botón, se habla insistentemente del derecho de autodeterminación de la mujer. En el preámbulo del mismo se tergiversa la interpretación de la Resolución 34/ 180 de Naciones Unidas, cuya intención no era otra que garantizar que a las mujeres se les reconociera y amparase por los Estados su libertad sexual. Esto es realmente curioso, la ministra Aído no ha dicho ni una sola palabra acerca de aquellas culturas que menosprecian la condición de la mujer, que ignoran la dignidad de que está investida en cuanto que ser humano.

Resulta paradójico que sea el presidente del Gobierno quien va por ahí apoyando de palabra, obra y omisión a un puñado de tiranos que siguen defendiendo la pena de muerte para la mujer adúltera; el que ésta sólo coma una vez haya terminado el marido y, en todo caso, lo que a éste le haya sobrado; o que el marido pueda golpear impunemente a su esposa, con la única condición de que no tenga acceso carnal con ella después de la paliza. ¿Y qué dice Bibiana de la autodeterminación de la mujer? No estoy hablando de Bangladesh, sino de España, ya hay cuatrocientos mil adeptos a esta "cultura".

Esta señorita (con todas las connotaciones del término), se ha despachado con unas declaraciones a la Cadena Ser en las que ha sentenciado: "un feto de trece semanas es un ser vivo pero no es un ser humano"; con una táctica argumental típicamente progre añade: "no podemos hablar de ser humano porque eso no tiene ninguna base científica". Y se ha quedado tan descansada. Claro es que estos progres acaban de descubrir el positivismo jurídico radical que permitió la llegada de Hitler al poder y la adopción de todas aquellas normas que condujeron al exterminio del pueblo judío. De esta forma, el concebido de trece semanas pierde la condición de ser humano porque así lo determina la ministra. No concibo ningún ser vivo que no pertenezca a ninguna especie; si un ser vivo ha sido generado por seres humanos, necesariamente será un ser humano, un ser pequeño, inocente e indefenso, pero clamorosamente humano.

Veamos cuál es el razonamiento. Estos exterminadores de inocentes parten de la autonomía moral del sujeto, más al estilo de Freisler, o de Goebbles que de Kant. Así, no podemos decir que algo esté bien o mal en sí mismo, sino únicamente en la medida en que una ley lo determine. Es decir, que en España está mal pegarle a las mujeres sólo en la medida en que la ley así lo determina. Hemos vuelto a olvidar la enseñanza de aquellos que, habiendo vivido el horror del nazismo, supieron rectificar como Radbruch. Este, arrepentido por haber abrazado el positivismo, señalaba en 1946: "de hecho, el positivismo, con su convicción de que 'la ley es la ley' ha dejado a los juristas alemanes inermes frente a leyes arbitrarias y de contenido criminal". Eso mismo sucederá con los jueces españoles de buena voluntad. No será contra estos contra quienes deberemos volvernos, sino contra quienes nos han privado de la armonía que debe presidir las relaciones entre la justicia y el derecho.

Libertad Digital - Opinión

CANDIDATURA DE ATREZZO. Por Ignacio Camacho)

LAS listas abiertas, como demuestra la papeleta-sábana del Senado, tendrían en España el mismo efecto o resultado que las cerradas, porque nuestro electorado se ha acostumbrado a comportarse con un criterio simétrico al de los aparatos de la partitocracia. Pero al menos algunos políticos impopulares, corruptos o antipáticos podrían pagar parte de la factura que ahora eluden escondidos en el burladero de las candidaturas bloqueadas. Ahora, bien, mientras el sistema sea el que es hay que jugar con esas reglas comunes; lo que no vale, por legal que resulte al amparo de una desquiciada interpretación normativa, es el maquillaje de las listas para enmascararlas sin efecto práctico, como han hecho los socialistas de Cataluña a fin de esconder a sus simpatizantes la incómoda presencia de Magdalena Álvarez y otros colegas presuntamente no gratos para la sensibilidad catalanista. Eso es una manipulación, una treta, un embeleco, una trampa para votantes incautos. Una estafa.

Ya me gustaría a mí que las candidaturas al Parlamento Europeo fuesen abiertas de verdad. Como no hay que elegir Gobierno alguno, sino tan sólo representantes en una cámara de eficacia y utilidad muy relativas, sería estupendo poder votar, por ejemplo, a Jaime Mayor y a Ramón Jáuregui, tipos razonables y sensatos a quienes separan menos diferencias de las que ellos mismos creen. Pero el sistema impone un sectarismo obligatorio que no deja tirar por las calles de en medio. Y en ese mecanismo hermético, el que quiera votar socialista va a enviar a Bruselas, «velis nolis», a Magdalena Álvarez y a todo lo que ella representa. En Andalucía, en Murcia, en Extremadura… y en Cataluña, por mucho que Montilla la disfrace.

Sencillamente, pues, la papeleta europea del PSC es falsa. Legal, según parece, pero más falsa que un euro de lata. Una lista de atrezzo, llena de figurantes que ocultan la realidad de que quienes la depositan en la urna van a elegir a varias personas que no figuran en ella. Y lo mismo sucede con otras candidaturas nacionalistas que bailan los nombres de sus integrantes según la comunidad en que se presenten. Esta inexplicable particularidad añade a los defectos de nuestra democracia el de la falta de transparencia, convirtiendo la ceremonia sagrada del voto en un baile de disfraces, en un obsceno carnaval partitocrático en el que el elector ni siquiera conserva su derecho a ver la verdadera cara del elegido. Una burla a la esencia misma del sistema que destroza el principio de representatividad y lleva el carajal autonómico al territorio de la caricatura grotesca. Y que hace de Magdalena Álvarez, el propio Jáuregui o Carmen Romero unos candidatos vergonzantes, agazapados, ocultos, repudiados por su propio partido que ni siquiera se atreve a presentarlos sin máscaras.

ABC - Opinión

LAS RESOLUCIONES DEL DEBATE DE LA NACION. Por Agapito Maestre

PSOE

«Aunque ningún otro grupo hubiera apoyado las resoluciones del grupo socialista, el Gobierno nunca está solo… Nunca. Siempre tiene a su disposición el BOE para gobernar.»

El PSOE ha buscado en este Debate de la Nación el consenso; al menos, ha tratado de alcanzar acuerdos más amplios que en otras ocasiones con la oposición, sencillamente, por razones de presupuesto. La crisis está haciendo estragos en la caja del Estado. Al final, no se ha conseguido casi nada por la falta de grandeza de los dos líderes. Por desgracia, Rajoy no ha sabido ver lo que ofrecía el PSOE. Creo que Rajoy vuelve a cometer un error de bulto. Su acercamiento a CiU y al resto de los nacionalismos cualquier día lo pagará, entre otros motivos, porque CiU, a pesar de los pesares, sigue prefiriendo a Zapatero.


Rajoy ha querido acaparar los apoyos de todos los grupos del Congreso para aislar al PSOE. Vale. Es legítimo, pero en su éxito está contenido el fracaso futuro. Las votaciones de las noventa resoluciones presentadas en el Congreso han sido un ensayo, sin duda alguna, adelantado de lo que significará la discusión de los Presupuestos Generales del Estado de 2010. Los nacionalistas han exigido mucho al Gobierno, pero Zapatero no ha podido dar demasiado, casi nada, por razones de presupuesto. Quizá el Gobierno se haya encontrado más solo de lo deseado a la hora de votar sus resoluciones, pero eso no tendrá una fácil traducción política a favor del PP.

En otros términos, el resultado de esas votaciones nos ofrece un panorama sencillo: por un lado, hallamos un Gobierno que no puede satisfacer las voraces demandas de los nacionalistas y comunistas para Cataluña y el País Vasco; y, por otro lado, nos hemos encontrado con un PP que se ha ofrecido tímidamente a pactar con CiU y el resto de los nacionalismos, o sea, a satisfacer sus demandas con tal de que abandonasen a Zapatero. Han hecho mal, insisto, lo populares, porque entregarse a los nacionalistas es repetir el modelo de Zapatero.

Mientras que la crisis económica parece haber traído un poco de cordura al Gobierno, la oposición deja abierta la posibilidad de colaboración con los nacionalistas. Por este camino las contradicciones que se abren en el PP son cada vez mayores: es imposible llevar a cabo un proyecto nacional satisfaciendo las demandas del nacionalismo sin entrar ahora en si la singularidad de ese nacionalismo es secesionista o soberanista. Lo importante, lo decisivo, que estamos viviendo, desde el punto de vista político, pasa desapercibido para la "política" del PP. Éste parece no entender, o mejor, no sabe contextualizar que la crisis económica ha mermado tanto la caja del Estado que el Gobierno de Zapatero no puede satisfacer la factura que le pasan los nacionalistas y comunistas.

Sin embargo, los populares antes que acercase al Gobierno para acordar un gran pacto de Estado prefieren acercarse a la agenda nacionalista. Allá ellos. En fin, los populares prefieren simular que el Gobierno se ha quedado solo antes que intentar una aproximación para la resolución de la crisis. Se equivocan. Los populares parecen remar contra ellos. Pues que los nacionalistas y otros grupos de la Cámara tengan ahora que simular la soledad del Gobierno, o sea, mostrarse duros para que, posteriormente, cuando haya que votar los presupuestos sean tenidos en cuenta, no es ninguna garantía para que en el futuro Rajoy encuentre apoyo en esos grupos.

En cualquier caso, el Gobierno no ha quedado aislado, entre otros motivos, porque ha obtenido apoyos puntuales de otros grupos, por ejemplo, del propio PP en tres resoluciones, así como del BNG, UPN, etcétera, pero, aunque ningún otro grupo hubiera apoyado las resoluciones del grupo socialista, el Gobierno nunca está solo... Nunca. Siempre tiene a su disposición el BOE para gobernar. En eso tiene razón Alonso.

Libertad Digital - Opinión

LOS BICHOS Y EL SEXO. Por Hermann Tertsch

La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, y la secretaria de Organización del PSOE, Leyre Pajín, son dos personajes con una sola virtud. Su falta de sofisticación en el pensamiento y su lógica de lucha por la imposición que es la supervivencia frente a enemigos internos y externos las hace perfectamente incapaces siquiera de simular cierta empatía con mundos que se hallen fuera de sus estrechos cuchitriles mentales. Esto es resultado del embrutecimiento lógico de quienes han recibido toda su formación cultural y sentimental en una cueva de la subcultura ideologizada. Me refiero a esos nidos de adoctrinamiento socialista en los que, como camadas de hurones, aprenden a atacar a todo animal extraño pero también se despedazan entre sí en su lucha por el favor de sus mayores. Nuestras heroínas están pletóricas con su ley del aborto. Y hartas de noñerías. Aído ha proclamado que el feto de trece semanas no es un ser humano. En realidad podía haber dicho veinticuatro o treinta. Asegura que puede tratarse de un «ser vivo» pero que la ciencia no avala el carácter humano del mismo. En fin, la doctora en ciencias considera que hasta la semana que decreta el Consejo de Ministros, las mujeres se pasean con un bicho en la tripa. Quien se atreva a discutirlo es un facha o un acólito de Rouco. La otra estrella de la elegancia socialista en palabra y presencia, Leire Pajín, dice que el aborto «permita disfrutar de la sexualidad de forma segura». Gracias a los socialistas y su aborto vamos a saber por primera vez lo que es disfrutar con el sexo.

ABC - Opinión

FETOS DE PITUFO. Por José Antonio Martínez-Abarca

Aído

«Los fetos de trece semanas más que con la humanidad se emparentan con la criptozoología, que como se sabe es la ciencia que se ocupa de las apariciones de seres desconocidos como el Ogo-Pogo de los lagos canadienses o el demonio de Jersey.»

Hasta hace dos telediarios se creía que los huesos de dinosaurios encontrados al azar eran restos del paraíso terrenal, si no de los animales que habían salido del arca de Noé para morir en un mundo menos lluvioso. Hace un telediario, se descubrió que esos mismos dinosaurios, sobre no haber contemplado cómo Eva le daba la manzana a Adán ni haber quedado varados tras el diluvio universal, eran parientes cercanos de los gorriones que picotean en el alféizar y no de criaturas mitológicas como la hydra o la manticora. Ayer mismo la ministra de Igualdad del Gobierno de España ha encontrado durante una rueda de prensa, por una iluminación mágica que demuestra, como quiere la izquierda, la muy relativa importancia de la experiencia, el saber y la comprobación empírica, un avance fundamental para el progreso: los fetos humanos de trece semanas, contra lo que se pensaba hasta ese segundo, no pertenecen a la misma especie que usted, lector, sino que se trata de un ente aún por catalogar.


Los fetos de trece semanas, según este avance, más que con la humanidad se emparentan con la criptozoología, que como se sabe es la ciencia (para algunas personas de poca fe, pseudociencia) que se ocupa de las apariciones de seres desconocidos como el Ogo-Pogo de los lagos canadienses, el demonio de Jersey, el chupacabras mexicano, los seres menores de los bosques vascos o el niño sirena del Cantábrico. Y ahora se les une el feto no humano de trece semanas que jura (bueno, promete) haber visto la ministra de igual da cuando se salió accidentalmente del sendero camino de casa de la abuelita.

Ya dijo Chesterton aquello de que lo malo de que la humanidad dejase de creer en Dios no es que ya no crea en nada, sino que empieza a creer en cualquier cosa y a creérselo todo. Por ejemplo, en el avistamiento de la ministra de Igualdad Bibiana Aído, quien muestra disfrutar de ese sistema de pensamiento inficionado de lecturas permitidas por el partido, informes sobre el poder curativo del cuarzo rosa o la baritina (¡los izquierdistas que hablan del "alma de las piedras"!), opúsculos sobre tantrismo aplicado a la mujer de hoy, el papel de la combustión espontánea en el flamenco, la transmigración del cuerpo astral entre administraciones socialistas y la genética común entre el feto antes falsamente llamado humano y Papá Pitufo. O quizás sea la Pitufina.

Libertad Digital - Opinión

DERROTA DE ZAPATERO

AUNQUE lo disfrace bajo el eufemismo de «geometría variable», es evidente que el PSOE ha perdido el rumbo a la hora de plantear un proyecto político coherente. La falta de un acuerdo parlamentario estable obliga al grupo socialista a salir del paso una y otra vez como buenamente puede, a través de pactos coyunturales y muchas veces contradictorios. Ayer se vivió en el Congreso de los Diputados un nuevo episodio de este despropósito de incoherencias, cuyo único objetivo es ofrecer una imagen falsa del supuesto triunfo de Rodríguez Zapatero en el debate del estado de la Nación. Para empezar el PSOE ha perdido cuatro votaciones, algunas tan significativas como las que exige un pacto de Estado sobre la crisis económica. En cuanto a las resoluciones aprobadas, la mayor parte carece de contenido real, puesto que no incluyen plazos ni precisiones concretas y todo queda pendiente de futuros proyectos de ley. Es el caso de la supresión de ayudas a la vivienda o del apoyo a la compra de automóviles, las dos propuestas principales del presidente en el debate. Además, las presiones desde la izquierda obligaron al PSOE a inclumplir su preacuerdo con CiU sobre una resolución relativa al modelo laboral.

El régimen parlamentario tiene como seña de identidad la existencia de un Ejecutivo que cuenta con la confianza de la mayoría parlamentaria y recoge de este modo el apoyo social a su proyecto político. Rodríguez Zapatero pretende a día de hoy pactar con el PP en el País Vasco, hacer guiños a la izquierda para atraer a IU, contar con los nacionalistas radicales de ERC o de BNG, acordar la política social y económica con CiU y, en último término, dejar las puertas abiertas al PNV por si acaso cambian las circunstancias. Gobernar es elegir, y por definición no se puede contentar a todos sin caer en el absurdo y la incongruencia. Solo ha transcurrido un año de legislatura y el Gobierno muestra graves síntomas de agotamiento, cuya traducción parlamentaria se puso ayer de manifiesto a pesar de una fuerte dosis de propaganda para negar la evidencia. Es difícil imaginar a este Ejecutivo sacando adelante los próximos presupuestos generales del Estado y viviendo al borde del abismo en todas y cada una de las votaciones parlamentarias a lo largo de la legislatura. Muy al contrario la crisis económica exige un Ejecutivo fuerte y con suficiente respaldo en las Cámaras. Visto lo visto, y dado que el el debate de estado de la Nación es mucho más que un cara cara Zapatero-Rajoy, las votaciones de ayer demuestran que el presidente salió derrotado.

ABC - Editorial

FEIJOO EL EQUIDISTANTE. Por Pablo Molina

Imposición lingüística.

«A pocas semanas de las elecciones europeas, Feijóo se empeña en echarle una mano a Mayor Oreja mostrando a los votantes del PP gallego la ligera tomadura de pelo de la que fueron objeto.»

La equidistancia política, cuando está en juego la libertad, es una tragedia que sólo se entiende desde el desmayo intelectual y el desfallecimiento moral más absolutos. El poder político no puede situarse a la misma distancia de los que pretenden imponer algo por la fuerza y los que defienden la libertad individual para elegir, sencillamente porque son estos últimos los que tienen la razón.


La pusilanimidad de Feijóo en materia lingüística contribuirá, de hecho ya lo está haciendo, a que se vulneren derechos esenciales que están por encima de las instituciones políticas, incluida la Junta de Galicia. Si encima lo hace con la intención de apaciguar a las fuerzas de choque nacionalistas tendremos que convenir que el presidente gallego es algo menos inteligente de lo que en su casa suponen. Cuando un grupo está dispuesto a imponer una medida totalitaria como es la utilización exclusiva del dialecto gallego en la educación y los medios oficiales, cualquier concesión del poder político no se interpreta como un acto de buena voluntad, sino como una muestra de debilidad que conviene explotar hasta sus últimas consecuencias.

Contaba Miguel Maura en su Así cayó Alfonso XIII que cuando comenzó la quema de iglesias para dar la bienvenida a la república era gobernador de Málaga un amigo de Alcalá Zamora, quien, de acuerdo con el jefe de la guarnición militar, propuso a los progresistas de la antorcha que salieran a las afueras a prender fuego a una capilla desacralizada. Así lo hizo el gentío, entre aclamaciones a los dos prohombres por su sentido realmente "popular". Inmediatamente después subieron a los dos en hombros y fueron en procesión incendiando todas y cada una de las iglesias y conventos de la capital.

A pocas semanas de las elecciones europeas, Feijóo se empeña en echarle una mano a Mayor Oreja mostrando a los votantes del PP gallego la ligera tomadura de pelo de la que fueron objeto. Aún es tiempo de rectificar, pero si el flamante presidente gallego actúa así nada más tomar posesión del cargo, podemos imaginar adonde puede llegar en términos progresistas dentro de tres años cuando tenga que revalidar su cargo ante las urnas. De momento ya vemos que la imagen del PP de cara a las europeas le importa menos que pasear a hombros de los nacionalistas. Por si acaso, tomamos nota.

Libertad Digital - Opinión

LAS TRAMPAS DE LA LEY DEL ABORTO

EL texto del anteproyecto de ley de ampliación del aborto, técnicamente deplorable, ratifica y agrava el sesgo partidista e ideológico de esta reforma legislativa, sustentada sobre criterios tan insostenibles como el que ayer expuso la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, al afirmar en una entrevista radiofónica que un feto de catorce semanas es un ser vivo, pero no un ser humano. A partir de esta premisa disparatada -que instaura una categoría biológica hasta ahora desconocida, la de un ser vivo sin asignación de especie- se explica el anteproyecto de ley y el conjunto de disposiciones que configuran un sistema legal que invita a abortar. El documento del Gobierno no sólo no ampara al feto, mediante la disuasión a la mujer de abortarlo, sino que despoja al Estado de la más mínima neutralidad frente al aborto al configurarlo como un derecho subjetivo de la mujer y un recurso para su salud sexual y reproductiva. En absoluto el aborto recibe el tratamiento propio de una situación trágica que debería ser excepcional.

Esta finalidad abortista -extendida a unas menores de edad a las que Rodríguez Zapatero pretende proteger de las «interferencias» de sus padres, según dijo ayer- se manifiesta en la información previa que se facilitará a la mujer que tiene intención de abortar, porque su contenido se limita a dar cuenta sobre métodos y condiciones previstas en la ley para interrumpir el embarazo, pero no de alternativas al aborto, y de éstas sólo se le informa en sobre cerrado y cuando ya ha decidido someterse a un aborto. La ordenación de estas informaciones, así como el contenido y la forma en que se facilitan, ilustra bien claramente cuál es el propósito del legislador. Además, el anteproyecto incluye una cláusula de interpretación «pro aborto» que obliga a interpretar las condiciones de la ley de la manera «más favorable para la protección y eficacia de los derechos fundamentales de la mujer que solicita la intervención», de forma que cualquier duda legal ha de resolverse a favor del aborto. Tratándose de una ley que ha sido presentada como una garantía de la seguridad jurídica de las mujeres, esta cláusula sólo se entiende porque el propio texto preparado por el Gobierno incluye a propósito conceptos y requisitos abstractos que acabarán implantando un aborto totalmente libre e impune. Por ejemplo, el concepto de salud que recoge el anteproyecto incluye, siguiendo la definición de la OMS, el «bienestar social», de tal manera que cuando la ley justifica el aborto por un «riesgo para la vida o la salud de la embarazada» habrá de incluirse esa vertiente social de salud. Así es como la reforma del Gobierno incorpora subrepticiamente la indicación socioeconómica, junto al sistema de plazos y a las indicaciones médicas, superando con creces a las más abiertas legislaciones europeas.

La propuesta del Gobierno se aparta de los límites impuestos al aborto por el TC en su sentencia de 1985, porque el nasciturus queda desprotegido, carente de un sistema objetivo de amparo frente a la mera voluntad de la madre de poner fin al embarazo mediante el aborto. La ley no prevé el aborto como la solución a un conflicto entre derechos, sino la expresión de una sumisión completa de la vida del nasciturus a no ser molesto ni gravoso para un bienestar que, al incluir una vertiente social, ni siquiera exige que el embarazo provoque una patología física o psíquica a la madre. El recurso del PP al TC está más que justificado.

ABC - Editorial

SONROJO EN WESTMINSTER.

Los escandalosos gastos de los diputados británicos comienzan a pasar factura política.

Es poco probable que el escándalo de los gastos de los diputados británicos a costa del contribuyente afecte decisivamente a la intención de voto de los ciudadanos, pero es seguro que ha asestado un golpe formidable a la reputación de un Parlamento considerado modélico en el exterior y honorable más allá de toda duda en el interior. La insólita dimisión de su presidente, primera en más de tres siglos, con ser imprescindible por la incompetencia del laborista Michael Martin en el manejo del asunto y sus intentos para ocultar los abusos, no va a ser el fin de la historia
.

El primer ministro Gordon Brown intentó salir ayer al paso del desastre anunciando un acuerdo interpartidista para la reforma del sistema, pero Westminster y los partidos en su conjunto, y eso es lo grave, han perdido la confianza pública. Las noticias que el diario conservador Daily Telegraph viene publicando son motivo no sólo para desguazar los actuales mecanismos de control -que ni laboristas ni conservadores han tenido el menor interés en cambiar-, sino probablemente para iniciar por fin una reforma que acabe con los profundos anacronismos del sistema democrático más afianzado del mundo. Si en ese sistema donde los Lores todavía no son plenamente elegidos o sólo dos partidos tienen monolíticamente el control del poder, los Comunes pueden diseñar un tinglado de inaceptables gabelas para que los ciudadanos corran con los gastos particulares de sus representantes, vulgares o extravagantes, es que algo serio no funciona.

Las corruptelas afectan a todos los partidos y a diputados de toda edad y condición. Pero la losa del desprestigio de un pilar básico de la democracia cae más pesadamente sobre el laborismo gobernante, a cuyo frente el desacreditado premier recoge la ira creciente de unos ciudadanos que, en medio del despilfarro, hacen equilibrios para llegar a final de mes. Brown ha rechazado adelantar unas elecciones, como le pide la oposición conservadora, que presumiblemente perdería por goleada. Los diputados británicos no están bien pagados, ni puede considerárseles corruptos para los estándares de otros países, europeos incluidos. Pero muchos han cometido el error de considerar sus injustificables gastos consentidos como un complemento salarial de libre disposición. Y pocas cosas se toleran peor en una democracia que la sensación de que hay unas reglas para los que mandan y otras para los demás.

El País - Editorial

APROBADAS Y REDUCIDAS A LA NADA

Lo cierto es que el Gobierno ha tenido que reducir a la nada sus propuestas para sacarlas adelante, mientras que el PP no ha podido romper el "cordón sanitario", aun con proposiciones tan ambigüas y escasamente comprometidas como las que ha planteado.

La semana pasada ya advertimos que la mayoría de las propuestas "estrella" que Zapatero presentó durante el pasado Debate sobre el estado de la Nación no eran más que humo destinado distraer a los adversarios y encubrir la absoluta incapacidad del Gobierno para coger el toro de la crisis por los cuernos. El humo, sin embargo, suele tardar poco en disiparse; tan poco como lo que han tardado esas medidas en quedar diluidas para poder ser aprobadas, aunque sea por la mínima, por el pleno del Congreso.


Así, la propuesta anunciada por Zapatero de suprimir las deducciones por compra de vivienda a partir de 2011 para las rentas superiores a 24.000 euros brutos anuales, ya no se cuantifica. Si a eso sumamos el hecho de que esta propuesta ya se estrelló desde el primer momento contra la opinión pública, que acertadamente la percibió contra un empobrecedor ataque contra las clases medias, ya nos podemos cuestionar si finalmente entrará en vigor, aunque sea de manera diluida, a un año de las próximas elecciones generales de 2012.

Así mismo, tampoco se concreta el porcentaje y el tiempo durante el cual estará en vigor la rebaja del impuesto de sociedades para las pymes, rebaja que Zapatero originalmente había planteado en un porcentaje de tan solo cinco puntos, sólo durante tres ejercicios, sólo para las empresas de menos de 25 trabajadores y un volumen de ventas inferior a 5 millones de euros y sólo a aquellas que a 31 de diciembre de 2009 mantengan o mejoren su plantilla media de 2008.

A ello hay que añadir la indefinición absoluta en la que han quedado sumidas ideas como las ayudas para la compra de automóviles o el plan para dotar de un ordenador portátil a todos los alumnos a partir de quinto curso de primaria este mismo año, medida esta última que ni siquiera ha sido finalmente presentada. Al igual que las anteriores, todas estas propuestas han quedado sumidas en un estéril y mínimo denominador común, a la espera de que el Gobierno renegocie sus rasgos en los respectivos proyectos de ley en la Cámara.

Prueba de que al Gobierno únicamente le preocupaba la posibilidad de quedarse solo en el Congreso, es que el lunes por la noche llegó a pactar una enmienda con CiU que abría la puerta a la reforma laboral, pacto que finalmente el Ejecutivo ha deshecho ante las amenazas de IU de retirarle su apoyo en todo lo demás.

El PSOE, no obstante, no ha podido evitar que la cámara avalara algunas proposiciones abiertamente críticas con el Gobierno, como dos del PNV referidas a la falta de transparencia y la incapacidad legislativa del Gobierno, que han recibido el apoyo mayoritario del Congreso.

Algunos dirán que, en clave política, el PSOE, aunque sea por la mínima y a costa de diluirlas en lo esencial, ha conseguido, al menos, evitar su soledad y sacar adelante casi todas sus proposiciones, mientras que el PP sólo ha conseguido ver aprobadas dos de las 15 propuestas presentadas. Por mucho que la propaganda socialista trate de explotar este hecho, lo cierto, sin embargo, sigue siendo que el Gobierno ha tenido que reducir a la nada sus medidas para sacarlas adelante. Ahora bien, no es menos cierto que el PP no ha podido romper el "cordón sanitario", aun con proposiciones tan ambigüas y escasamente comprometidas como las que ha planteado.

En lugar de tratar inútilmente de no causar recelos entre los nacionalistas, el PP debería haber planteado sin complejos una batería de reformas claras que supusieran una verdadera alternativa al Gobierno de Zapatero. Y ése es el drama del PP: que por la compañía diluye o incluso abandona sus principios, y para colmo se queda sin compañía y sin principios.

Libertad Digital - Editorial

OTRA VEZ DOLOR DE ESPAÑA. Por Manuel Ramírez

Es probable que sea en una de las afirmaciones del siempre maestro Ortega donde mejor encontremos la ubicación de lo que a continuación sigue y el título anuncia. Nos advierte así con la conocida estética de sus mensajes: «El español que pretenda huir de las preocupaciones nacionales será hecho prisionero de ellas diez veces al día, y acabará por comprender que para un hombre nacido entre el Bidasoa y Gibraltar es España el problema primario, plenario y perentorio». Y concluye con esta suerte de sentencia para la posteridad: «España es un dolor enorme, profundo, difuso». La utilización de tres palabras que comienzan con la letra p la encontramos también en otro famoso discurso de otro gran amante de la estética oratoria, llamado Manuel Azaña. Y mucho más reciente es ese juicio que, en forma de diálogo con su mujer, utiliza el personaje de una conocida novela de Camilo José Cela con el fondo de nuestra última guerra civil: «España es un hermoso país que salió mal, ya sé que esto no se puede decir, pero, ¡qué quieres!, a los españoles casi ni nos quedan ánimos para vivir, los españoles tenemos que hacer enormes esfuerzos y también tenemos que gastar muchas energías para evitar que nos maten los otros españoles».

Sí, las manifestaciones de ese dolor plenario por España y sus circunstancias han aparecido en no pocos momentos de nuestra historia política. A veces nos han dolido sus pésimos gobernantes. A veces por nuestro trágico 98, y corren ríos de lágrimas, posiblemente por no saber asumir lo que a otros muchos países ocurre (Marichal hace tiempo que sostuvo que el final de la guerra en Vietnam constituía «el 98» de los EEUU: una gran potencia vencida con humillación por un pequeño país). A veces por el sufrimiento de diversas guerras civiles entre hermanos. Y, posiblemente en su origen, por la comprobación de nuestro desfase y de estar ausente en buena parte de los decisivos acontecimientos europeos, comenzando por la Revolución Industrial. Larra lloró hasta su voluntario final por una España que no parecía tener remedio. Unamuno lo hizo por nuestro gran defecto de andar siempre mirándonos el «ombligo» con Isabel y Fernando. Indalecio Prieto sufrió en el destierro su dolor por haber participado en el sangriento octubre de 1934, mientras acudía puntualmente al aeropuerto para conocer de los pasajeros noticias de su añorada España. Y José Antonio Primo de Rivera confesaba querer a una Patria que no le gustaba y le causaba su trágico dolor. Sí. Es posible que nuestra historia de bandazos sea igualmente la historia, más o menos manifiesta y más o menos sangrante, de un casi permanente dolor por causa de lo que los regeneracionistas dieron en llamar «los males de la Patria».

En mi intento de encontrar una vía comprensiva de nuestra historia política y constitucional, divulgué hace tiempo su andadura como «historia de las ocasiones perdidas». Es decir, el recuento de las tres grandes ocasiones o de los tres grandes momentos en que nuestro país ha perdido el subirse al tren de la modernidad, de las libertades y, sobre todo, de establecer y consolidar un gran consenso político y social desde el que avanzar. Sin añoranza de revoluciones pendientes. Sin idas y venidas repletas de odios y venganzas. Sin la incapacidad de asumir el pasado y su utilización como arma arrojadiza en la contienda política posterior. Sin el manejo y hasta manipulación de ese pasado para convertirlo en lo que mejor convenga a los posteriores intereses.

Y sigo pensando que nuestro país ha tenido tres ocasiones en que ese tranquilo caminar se aprovechara y, sin embargo, han sido perdidas o desperdiciadas. Como mejor se quiera expresar. La primera, claro está, 1812. La labor de las Cortes de Cádiz y el gran fruto de «la Pepa», que es, sin duda, la primera aportación al mundo europeo que en su liberalismo encuentra la vía para oponerse a los absolutismos existentes. Sin olvidar el flujo en toda la América hispana. La ocasión termina con el regreso de Fernando VII y la abolición de lo hecho. Con todo «la vuelta a 1812» estuvo constante en todo el pensamiento liberal del siglo XIX. La segunda ocasión, la Revolución burguesa de 1868 y la Constitución del año siguiente. Desembocada en nuestra primera República de corte federal, el experimento acaba en el desastre del cantonalismo y en la entrada de Pavía en las Cortes. Y en fin, la innegable ilusión de un 14 de abril de 1931, con una segunda República que difícilmente se sostiene entre dicho año y 1936 y que sufre el espanto final de una Guerra Civil con tres años de duración.

En 1978, producido el milagro de la transición y al aprobarse la Constitución vigente, entramos en la cuarta ocasión. Y lo hacemos con todo tipo de alharaca. Como siempre. Se anuncia como ocasión de consenso. Para todos y para siempre. Volvíamos a pregonar «la lección que dábamos al mundo». Un tránsito sin sangre y una Constitución que no se imponía y que, por ello, estaba llamada a la vigencia eterna. Con una Monarquía impulsora del proceso hacia la democracia y que quería mirar al futuro y, sobre todo, ser la Monarquía de todos. De los antaño vencedores y de los antaño vencidos. La ilusión parecía imperar ante esta cuarta ocasión.

Han pasado más de treinta años. Resulta, por ende, plenamente legítima la pregunta. Y entiendo que bastante justificada la respuesta. Creo que tras tanta ilusión inicial, con no pocos matices por medio, lo que hoy predomina es justamente lo contrario: la desilusión. Me temo que estemos perdiendo esta cuarta ocasión, si es que no la hemos desperdiciado ya. Si la función esencial de toda Constitución reside en el logro de la integración social, parece claro que ésta no se ha conseguido. El sentimiento y el espíritu constitucional no existen en el conjunto de la ciudadanía. Como era previsible, nadie habla de «nacionalidades»: se ha dado el anticonstitucional salto de hablar directamente de «naciones». En realidad, el aquelarre es grandioso. Una España pionera en la conquista de la unidad nacional conoce a estas alturas todas las posibilidades en el juego político: nación de naciones, federalismo imperfecto, tendencia federalizante, etc. La hegemonía constitucional en la regulación de los partidos ha terminado en un conjunto de fuerzas plenas de codazos luchadores por la permanencia en el sillón. Sin democracia interna. Con el lamentable sistema de «cuotas» a la hora de elegir a quienes sea. Con el absoluto imperio de la disciplina de voto que ha privado al Parlamento de su natural condición de «locus» para el encuentro de la verdad política. Y con las listas electorales que se imponen. Y todo ello en una clara situación de partitocracia que rompe sin escrúpulo cualquier asomo de división de poderes. Una clase política harto mediocre por la sencilla razón de que nace en una sociedad que lo es con creces. Un sistema educativo lamentable y con mil cambios. Una Universidad desprestigiada en las valoraciones europeas y falleciente desde la L.R.U. En suma, y lo que nos parece más importante, estamos rompiendo el ámbito propio del principio democrático por negarse a compartir con otros (meritocracia, antigüedad, disciplina, autoridad, etc.) igualmente válidos en cualquier democracia consolidada. La pancorrupción y la ausencia de cultura cívica creo que conducen, por demás, a la triste consecuencia: ¡otra ocasión perdida! Sin ninguna esperanza en un Estado harto debilitado por la permanente cesión de sus competencias a Comunidades que nada saben de la solidaridad y con diecisiete Parlamentos que alimentar.

ABC - Opinión

EL PRIMER PORTATIL DE ZAPATERO

Hoy, y sin que sirva de precedente, voy a permitir que escriba el post otra persona. Se llama Marta y cursa quinto de primaria. Espero que disculpen su redacción -la ortografía sí que la he corregido-, pues sólo tiene 11 años.
“Hola, me llamo Marta. La semana pasada nos trajeron un montón de ordenadores, para todos menos para el profesor. Nos pusimos muy contentos porque pensamos que también nos traerían una pizarra nueva, sillas nuevas, un telescopio, material nuevo de laboratorio y que nos arreglarían la calefacción. Pero no, sólo trajeron ordenadores.
El primer día no hicimos nada con ellos porque nuestro profe no sabe informática. Dijo que ya miraría algo en casa, pero María la empollona le contestó que ella podía enseñarle, pues en su casa tiene un ordenador y sabe manejarlo. Todos nos reímos, pero el profe no.

El profe también dijo que eran para nosotros y que nos los podíamos llevar a casa. Yo cogí el mío y lo guardé en la mochila, pero a mi amiga Mati se le cayó y se le rompió todo -el profe le hizo una foto-. A Luis se lo robaron unos gamberros mientras volvía a casa y a Santi se lo rompió Mateo, el niño que nos pega a todos.

En clase los que más usan el ordenador son Toni y Andrés. Son dos niños un poco retrasados y que antes sólo hacían que molestar. Ahora con el portátil les ponen una película de dibujos y están más callados.

Ayer nos explicaron cómo sacar información de internet y nos mandaron deberes para buscar en casa. Mi papá, que ahora no trabaja, dice que no tenemos dinero para internet, por eso no he podido hacer los deberes esta semana.

A mi hermano mayor también le van a dar uno y él está muy contento pues dice que podrá colgar fotos y chatear con las chicas. También me ha dicho que, a partir de ahora, no tendrá que fijarse en las faltas de ortografía pues el ordenador las corrige automáticamente”.
La educación española es una de las peores de Europa por eso a Zapatero -cual Don Quijote- se le ha ocurrido una gran majadería: un portátil para cada niño.

Esto supone tantos euros que, por vergüenza, no me atrevo a decirlos. Si uno lee la redacción de esta niña quizás pueda averiguar dónde invertir ese dinero: en subvencionar los libros de texto, en más becas para transporte y comedor, en aumentar el número de profesores para atender a niños con necesidades especiales, en crear aulas de libre acceso a internet, en mejorar las técnicas de aprendizaje, en eliminar los casos de acoso escolar, en enseñar valores… y es que un niño no va a ser mejor estudiante por tener un portátil, y sí por estudiar en un ambiente más adecuado.

P.D.: Es triste que una niña sea capaz de reconocer los defectos de nuestra educación y que a un presidente sólo se le ocurran medidas populistas y sin sentido.

Yo propongo que Zapatero vaya a ese concurso de la tele… ¿Cómo se llamaba?, ¡ah, sí! ¿Sabe usted más que un niño de primaria?

Tercera Opinión