miércoles, 20 de mayo de 2009

DERROTA DE ZAPATERO

AUNQUE lo disfrace bajo el eufemismo de «geometría variable», es evidente que el PSOE ha perdido el rumbo a la hora de plantear un proyecto político coherente. La falta de un acuerdo parlamentario estable obliga al grupo socialista a salir del paso una y otra vez como buenamente puede, a través de pactos coyunturales y muchas veces contradictorios. Ayer se vivió en el Congreso de los Diputados un nuevo episodio de este despropósito de incoherencias, cuyo único objetivo es ofrecer una imagen falsa del supuesto triunfo de Rodríguez Zapatero en el debate del estado de la Nación. Para empezar el PSOE ha perdido cuatro votaciones, algunas tan significativas como las que exige un pacto de Estado sobre la crisis económica. En cuanto a las resoluciones aprobadas, la mayor parte carece de contenido real, puesto que no incluyen plazos ni precisiones concretas y todo queda pendiente de futuros proyectos de ley. Es el caso de la supresión de ayudas a la vivienda o del apoyo a la compra de automóviles, las dos propuestas principales del presidente en el debate. Además, las presiones desde la izquierda obligaron al PSOE a inclumplir su preacuerdo con CiU sobre una resolución relativa al modelo laboral.

El régimen parlamentario tiene como seña de identidad la existencia de un Ejecutivo que cuenta con la confianza de la mayoría parlamentaria y recoge de este modo el apoyo social a su proyecto político. Rodríguez Zapatero pretende a día de hoy pactar con el PP en el País Vasco, hacer guiños a la izquierda para atraer a IU, contar con los nacionalistas radicales de ERC o de BNG, acordar la política social y económica con CiU y, en último término, dejar las puertas abiertas al PNV por si acaso cambian las circunstancias. Gobernar es elegir, y por definición no se puede contentar a todos sin caer en el absurdo y la incongruencia. Solo ha transcurrido un año de legislatura y el Gobierno muestra graves síntomas de agotamiento, cuya traducción parlamentaria se puso ayer de manifiesto a pesar de una fuerte dosis de propaganda para negar la evidencia. Es difícil imaginar a este Ejecutivo sacando adelante los próximos presupuestos generales del Estado y viviendo al borde del abismo en todas y cada una de las votaciones parlamentarias a lo largo de la legislatura. Muy al contrario la crisis económica exige un Ejecutivo fuerte y con suficiente respaldo en las Cámaras. Visto lo visto, y dado que el el debate de estado de la Nación es mucho más que un cara cara Zapatero-Rajoy, las votaciones de ayer demuestran que el presidente salió derrotado.

ABC - Editorial

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