Mendez y Fidalgo consideran, sin embargo, que aquí todo va de fábula. No es de ahora. Cada vez que un Gobierno ha dado un paso en esa dirección se ha encontrado con una huelga general. Felipe González y José María Aznar lo sufrieron en sus propias carnes y ahora Zapatero no está dispuesto a pasar por ese trance. Bajo ningún concepto.
El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, se ha convertido en principal defensor de esta nueva teoría negacionista y se dedica a saltar a la yugular de cualquiera que haga el mínimo gesto. Esta semana le tocó al BBVA, que ha cometido la osadía de ofrecer a sus trabajadores excedencias para realizar estudios o la posibilidad de recortar la jornada laboral para conciliar el trabajo con la vida privada. Las necesidades de las personas cambian a lo largo de los años. En un momento determinado de la vida lo que nos importa es el dinero, y en otro, sin embargo, necesitamos tiempo para nuestros hijos. Hay países en los que han sabido entender esto. Se llama flexibilidad y no tiene nada que ver con el despido libre. Si yo fuera Corbacho, en lugar de cerrarme en banda a cualquier sugerencia, me iría de vacacionmes a Holanda.
ABc - Opinión
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