sábado, 23 de julio de 2011

El golpe de Oslo. Por Hermann Tertsch

Este artículo se les ha escapado 'sin pagar'.

Si algo caracteriza a Noruega es su enorme confianza social y tranquilidad. Pero ayer se produjo lo inconcebible.

Una inmensa explosión junto a los edificios gubernamentales en pleno centro de Oslo y un salvaje atentado en una isla cercana llevaron ayer el terrorismo más brutal a un país que jamás lo había sufrido.

Si algo caracteriza a Noruega es su enorme confianza social y tranquilidad. Pero ayer se produjo lo inconcebible. Medios de comunicación noruegos hablaban ayer ya abiertamente de terrorismo islamista en el caso de la bomba.

Aun no así sobre el suceso de la isla de Utoya, donde un hombre de nacionalidad noruega con uniforme de policía emprendió con armas automáticas la caza de jóvenes concentrados allí en un campamento de las juventudes del partido del Gobierno, que el primer ministro Jens Stoltenberg iba a visitar hoy.

Noruega es un país muy significado en la OTAN, que ha tenido presencia significativa en todos los frentes de la Alianza, ahora en Afganistán y Libia. Tiene una colonia paquistaní considerable. Es una nación defensora de los valores occidentales, lejos de los relativismos culturales en boga en otros lares.

Plenamente solidaria con Dinamarca en la crisis de las caricaturas de Mahoma. Y con un imán de Al Qaida en la cárcel. Estas son probablemente las claves.


ABC - Opinión

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