martes, 26 de julio de 2011

Noruega. Criminal y enloquecida confusión de ideas. Por Guillermo Dupuy

Perdone usted la obviedad, pero el asesino de Oslo tenía de cristiano lo que tenía de marine o de templario. Cristianas han sido la mayoría de sus víctimas, que ciertamente no han sido asesinadas por serlo, pero menos aun porque su asesino lo fuera.

Leo en el titular de un editorial que "ni las ideas que guiaron al asesino de Oslo pueden ser criminalizadas". Hombre, hay "ideas" que no es que puedan, es que deben ser criminalizadas. Ideas, por ejemplo, como la de que la masacre de Oslo puede ser "atroz pero necesaria" para evitar un supuesto "genocidio cultural contra los pueblos indígenas de Europa" es una idea, no sólo absurda, sino que incita y justifica claramente la violencia y que, por tanto, puede y debe ser "criminalizada". ¿Cómo no van a poder ser criminalizadas unas ideas si guían al que las tiene al crimen?

Cosa muy distinta es criminalizar injustamente otras ideas haciéndolas responsables de haber "guiado" al asesino a la hora de perpetrar su matanza, como algunos medios de comunicación pretenden con el cristianismo o con la oposición al multiculturalismo, al marxismo o al islam. Pero lo cierto es que no fueron estas ideas, sino la delirante, falsa y criminal interpretación que este psicópata hacia de ellas la que le ha llevado a justificar una matanza tan profundamente anticristiana como similar a las que practicaban los regímenes marxistas o las células yihadistas.


Perdone usted la obviedad, pero el asesino de Oslo tenía de cristiano lo que tenía de marine o de templario. Cristianas han sido la mayoría de sus víctimas, que ciertamente no han sido asesinadas por serlo, pero menos aun porque su asesino lo fuera.

Asimismo, considerar que el marxismo es una ideología política que cercena la libertad individual, empobrece a las personas e incita a la violencia es una idea que a nadie "guía" ni lleva a perpetrar crimen alguno. Como tampoco considerar que hay pasajes del Corán e interpretaciones del islam que predican la violencia contra el infiel, contra la mujer o contra el homosexual. Análogamente, considerar que el multiculturalismo es un foco de agresión a las libertades individuales, una yuxtaposición de sociedades cerradas que impide el mestizaje, la integración y el pluralismo, así como la pacífica convivencia de personas de distintas razas y creencias religiosas, nada tiene de inducción al crimen, sino todo lo contrario.

Las ideas tienen consecuencias, para bien y para mal, pero relacionar, en definitiva, el cristianismo, la visión crítica del islam, del multiculturalismo y del marxismo con esta matanza es tan disparatado como relacionarlo con Stuart Mill, Orwell, Kafka o Winston Churchill por el hecho de que este psicópata asesino se declara seguidor de ellos. Este asesino sólo se mostró "seguidor" de su locura, esa fue su única "guía".


Libertad Digital - Opinión

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