sábado, 9 de abril de 2011

¡Indignaos! (Hoy, esta tarde). Por Tomás Cuesta

Lo ocurrido en el «proceso» y el mismo proceso son una traición y una derrota del Estado, de los ciudadanos.

LA despedida en falso del presidente del Gobierno (y la agonía a crédito, y la derrota a plazos) ha camuflado tras un telón de humo su responsabilidad en asuntos tan concretos como la catástrofe económica y los contactos con ETA, ya sea en la fase negociadora o en el chivatazo en el bar Faisán. El efecto más inmediato del desesperado anuncio ha sido pintar una sonrisa de suficiencia en el rostro de Rubalcaba, al que todo el mundo pregunta qué se siente a las puertas de tomar posesión del PSOE, aunque el partido de los cien años de honradez sea una auténtica ruina, la zona cero de los negocios de familia, la antesala del trinque y el apalanque. Sin embargo, la desbandada general no será, como hasta ahora, un camino de rosas. Siete días después del renuncio, las víctimas del terrorismo salen a la calle —por tercera vez en seis meses— para intentar que los terroristas no participen en las próximas elecciones. Dicho con la claridad de quien vela a los inocentes, lo ocurrido en el «proceso» y el mismo proceso son una traición y una derrota del Estado, de los ciudadanos, del Derecho, de la lógica y del sentido común, además de colaboración con banda armada.

Es harto probable que el soplo policial a ETA que retrasó un año la detención de los responsables de las extorsiones no haya calado en la opinión pública con la intensidad, por ejemplo, con que lo ha hecho la negativa de los eurodiputados a pasarse de bisnes a turista. Las actas de la infamia, el chivatazo o los beneficios penitenciarios de los etarras no son «trending topic» en «Twitter» como tampoco lo son el paro o las andanzas de los hijos de Chaves, el mismo que exhibía un ridículo patrimonio de sesenta mil euros tras toda una vida política como prueba de probidad; lo que no quita ni pone a efectos de la potencia de las redes sociales, ni mucho menos respecto a la importancia, sustancia, calado y alcance de que el Gobierno mienta con reiteración, alevosía y ensañamiento sobre ETA, acumule unos registros históricos de desempleo y mantenga en sus puestos a Rubalcaba y Chaves como si aquí y en «Twitter» no pasara nada.

Puede que la manifestación de hoy no tenga grandes consecuencias en las urnas para los partidos tradicionales, distantes o directamente contrarios a las movilizaciones de las víctimas del terrorismo, pero es la respuesta de una parte considerable de la ciudadanía ante la clamorosa ignominia de repartirse el mundo con los etarras (incluso después de un atentado) y negar cualquier derecho a quienes pueden hablar de terrorismo de primera mano, que son, según Rubalcaba, Zapatero y Pajín, la «extrema derecha» y el «tdt party», un hallazgo retórico elemental que es la respuesta de carril cada vez que alguien osa inquirir sobre cómo es posible que individuos condenados por pertenencia a ETA sean considerados «hombres de paz» y puedan regresar a los ayuntamientos para alimentar la maquinaria sangrienta con fondos públicos, con el dinero de las propias víctimas.

¿Y qué dirán, por cierto, los entusiastas de «¡Indignaos!» —ese turbio panfleto antisemita— de aquellos que esta tarde proclamarán su indignación a pie de calle? La respuesta es tan obvia como miserable. Dirán que es indignante que la gente se indigne a beneficio de los reaccionarios. Porque las víctimas, según de qué parte caigan, son daños colaterales, sangre caducada.


ABC - Opinión

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fascista de mierda!!!

Anónimo dijo...

Pobrecito Tomás, lleva esto escrito 10 días y ni un mísero comentario, no hay peor desprecio que la ignorancia....que te aproveche toda tu rabia.Mua. ;)