viernes, 31 de diciembre de 2010

Y nosotros, despreciándolo. Por José María Carrascal

Los españoles estamos locos al olvidarnos de uno de los escasísimos instrumentos universales que tenemos.

IBA a hablarles del recibo de la luz, pero lo dejo para el domingo, pues al abrir el New York Times esta mañana me encuentro con un artículo de Nicholas D. Kristof con el título, en nuestro idioma, de «Primero hay que aprender español», que también nos concierne, aunque para ello tenga que compartir con el columnista del NYTbuena parte de lo que ABC me pague por está mía, ya que voy a fusilar la suya excepto en el principio y final.

«Aunque soy un fervoroso partidario de que los niños norteamericanos aprendan chino —escribe Kristof, que habla ese idioma, como su esposa—, la lengua que va a ser necesaria para nosotros y tendrá más aplicaciones diarias será el español. Todo niño norteamericano debe aprender español ya desde la escuela elemental. El español tal vez no tenga tanto prestigio como el chino mandarín, pero está presente en la vida cotidiana de los Estados Unidos y lo estará cada vez más. Los hispanos representan hoy el 16 por ciento de nuestra población y se calcula que en el 2050 serán el 29 por ciento. Por otra parte, la integración económica de los Estados Unidos con Latinoamérica hace su idioma crucial en nuestra vida, como el hecho de que cada vez haya más norteamericanos que pasan allí sus vacaciones o se retiran en aquellos países debido a los menores costes. A mayor abundamiento, el español es bastante más fácil que el chino y quien lo sabe al terminar el bachillerato puede retenerlo por vida, mientras el mandarín exige por lo menos cuatro veces de más tiempo. El chino es una carrera. El español, un instrumento para la vida diaria, no importa la carrera que se elija, sea la de mecánico o la de presidente», termina Kristof, cuyas palabras quedaron rubricadas por el concierto de la filarmónica de Los Ángeles, dirigida por el venezolano Gustavo Dudamel, retransmitido anoche a todo el país por la única cadena semiestatal PBS, con un programa que iba desde Rossini a Agustín Lara y otros autores hispanos. El tenor peruano Juan Diego Flórez fue un digno acompañante de una noche que, sin la menor exageración, puede calificarse de triunfal.

¿Qué diría el periodista norteamericano si supiera que las autoridades catalanas están dispuestas, con el apoyo de los socialistas, a que sus niños aprendan la menor cantidad posible de español en la escuela y que en el resto de España es una de las disciplinas más olvidadas por una razón u otra? Imagino que diría que los españoles estamos locos, por no decir que somos tontos, al olvidarnos de uno de los escasísimos instrumentos universales que tenemos. Yo voy más allá: diría que no me extraña lo más mínimo lo que hemos retrocedido en todos los terrenos, los problemas económicos que tenemos y los gobernantes que elegimos.


ABC - Opinión

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