lunes, 18 de octubre de 2010

ZP confía en la prórroga para volver a ganar el partido. Por Antonio Casado

Zapatero ha hecho una buena operación y sus enemigos lo saben. No me extraña que el presidente del Gobierno elogiase ayer el “sentido de la responsabilidad” y la “capacidad de pacto” del PNV y CC por facilitar la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2011. Es algo más, naturalmente. Es un seguro para año y medio de vida política. Una prórroga, sí, puede ser, como dice Rajoy. Pero también en la prórroga se puede ganar el partido. Que se lo pregunten a Andrés Iniesta.

Prórroga, canto del cisne, epitafio o tiempo añadido. Ninguna de las figuras retóricas utilizadas contra el pacto explican el subidón de Zapatero en Ponferrada (León). Los acuerdos alcanzados con Urkullu y Erkoreka, con retransmisión especial al lehendakari, Patxi López, le permitieron ironizar con la ansiedad del PP: “En la oposición las Legislaturas parecen eternas”. Y bromear con la de su líder, Mariano Rajoy: “Para estar otros cuatro años en la oposición no debería tener tanta prisa”. Hace apenas una semana, cuando se complicaron las negociaciones y los sondeos cantaban la bancarrota socialista, a Zapatero no se le hubiera ocurrido hablar así ante sus compañeros de Castilla y León.


La causa de ese estado de ánimo es la capacidad de maniobra política recuperada en vísperas del debate presupuestario. Por muchas vueltas que le demos al fichaje de los seis diputados del PNV (más los dos de CC) como costaleros del Gobierno, todas las partes implicadas tienen algo que ganar. Todas menos el PP, que pierde protagonismo en Euskadi y potencia de tiro contra el PSOE en Madrid. El apoyo de Basagoiti le sigue saliendo barato a Patxi López. Y en el Congreso Zapatero queda blindado frente a eventuales escaramuzas parlamentarias.

Un 'salvavidas' para Zapatero

Se confirma así el escaso interés de los nacionalismos periféricos por apadrinar el salto de Mariano Rajoy a la Moncloa, a pesar de que tanto catalanes como vascos pudieron haber tenido la tentación de desquitarse por el golpe recibido en sus últimas elecciones autonómicas. Por sus respectivas manos ha pasado la llave de tumbar a Zapatero. Sobre todo desde que éste perdió el apoyo de la izquierda, y de gran parte de su propio electorado, a raíz del volantazo de mayo en materia de política económica.

Dos ocasiones han tenido los nacionalistas. Los catalanes de CiU, con el famoso “tijeretazo” (el decreto sobre medidas de ajuste y reducción del déficit público), cuya votación del 27 de mayo fue planteada en el Congreso por el PP como “una auténtica moción de censura contra Zapatero”, según reconoció Rajoy ante los dirigentes de su partido. Pues bien, la abstención de CiU salvó in extremis a Zapatero de la disolución de la Legislatura y las elecciones anticipadas. Por un solo voto de diferencia.

Y los vascos del PNV también acaban de optar por la continuidad de Zapatero después del pacto de transferencias conocido a finales de la semana pasada. A cambio de algo, claro. Nada inconfesable, más allá de la calenturienta imaginación de la derecha furiosa, sobre todo en su expresión mediática.


El Confidencial - Opinión

0 comentarios: