lunes, 11 de octubre de 2010

¿Se va o se queda?. Por José María Carrascal

Zapatero guarda todavía en la manga cartas importantes, que Rajoy haría muy bien en no olvidar.

¿SE presenta o no se presenta a las próximas elecciones? Esa es la pregunta que se hace media España —la otra media está demasiado ocupada en sobrevivir— sobre su presidente de Gobierno, que se esconde detrás de una de esas respuestas crípticas que tanto le gustan, con pareado y todo: «Mi candidatura electoral será una decisión muy personal». ¡Y tanto! Como que ni siquiera él la sabe, como tantas otras cosas. A estas alturas, sin embargo, le conocemos de sobra para saber lo que hay tras ello: nada. Puro vacío en espera de que los acontecimientos lo rellenen. Zapatero sigue soñando con los brotes verdes, con la luz al fondo del túnel, con su buena estrella, que de aquí a 2012 volverá a brillar. Y si no brilla, no se presenta, y ahí se quedan ustedes. Si, en cambio, aparece el más mínimo resplandor al fondo del túnel, se lanzará a la contienda incluso con renovados bríos. Por eso no quiere posicionarse ahora. Por eso tiene a todo el mundo en vilo sobre su futuro, que es también el nuestro, y nos hace derramar ríos de tinta a los periodistas. No es que esté deshojando la margarita. Es que todo va a depender de las circunstancias. Lo que significa que, por mal que tenga hoy las cosas, cree tener todavía buenas posibilidades dentro de año y medio.

¿Acierta o es otra de sus fantasmagorías? Visto como está la escena nacional, que de fuera no le va a llegar ayuda y que sus medidas económicas no están surtiendo efecto, mucho apunta que llegará a 2012 aún peor de lo que está hoy. Pero yo no estaría totalmente seguro. Zapatero guarda todavía en la manga cartas importantes, que Rajoy haría muy bien en no olvidar si se cree que, simplemente esperando, verá pasar el cadáver de su rival delante de su puerta. La primera de esas cartas es la fidelidad de su partido. Me dirán el susto que le dio Tomás Gómez. Pero eso era en las primarias de Madrid, no en unas elecciones generales, y ya han visto cómo han hecho retractarse a Barreda cuando cuestionó al jefe. Con las cosas de comer no se juega en el PSOE. Luego, cuenta con los que nunca votarán al PP por principio, aunque el país se hunda. Por último, los más importantes en esa batalla desigual: los nacionalistas, conscientes de que nunca tendrán un presidente de Gobierno tan acomodaticio a sus intereses como Zapatero. Bien elocuente ha sido cómo el PNV acudió en su ayuda —contra pago, eso sí, eso nunca lo olvidan— para salvarle en los presupuestos. Los demás harán lo mismo hasta el final de la legislatura e incluso tras ella. Zapatero es su mejor baza en La Moncloa, como ellos son la mejor baza de Zapatero para seguir en ella. Nada de extraño que no tire la toalla. Claro que ¿y si nos quedamos también sin toallas?

ABC - Opinión

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