lunes, 11 de octubre de 2010

Barreda, como síntoma: anatomía de unas declaraciones. Por Antonio Casado

El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, advierte de que el PSOE marcha hacia la catástrofe electoral si no cambia de rumbo. Falso. Los términos de la ecuación están cambiados. A saber: el PSOE va hacia la catástrofe electoral por haber cambiado de rumbo. Y una segunda precisión: la catástrofe no consiste tanto en el subidón del PP (apenas 3 puntos desde las elecciones de 2008) sino en el desplome del PSOE por desistimiento de su propio electorado (más de 15 puntos), como ya traté de explicar en mi columna del viernes pasado (Momento dulce de Rajoy, agujero negro de Zapatero).

En consecuencia, y esto también es curioso, los agraviados son los votantes de la izquierda, con los que Zapatero rompió su pacto electoral en mayo (el tijeretazo) al aplicar políticas de derechas. Sin embargo, son los votantes de la derecha los que le dan por muerto y exigen que se marche ¿Sólo los de la derecha? De ahí viene el clamor, aunque tendría más lógica que la demanda viniera de la izquierda, a la búsqueda de un sustituto para acabar la Legislatura con casi año y medio de recorrido.


Ahí estamos. Se trata de saber si el grito de Barreda, suavizado veinticuatro horas después, es un síntoma de la depresión que aqueja al electorado socialista porque desmiente el cierre de filas decretado tras las primarias de Madrid y alienta las hipótesis sobre la descomposición del zapaterismo.

«Si Zapatero y el PSOE están en un agujero negro es por el volantazo de mayo, cuando al Gobierno se le echaron encima los acreedores internacionales.»

Por eso hemos de interpretar correctamente las declaraciones del presidente castellano-manchego, inspiradas por su incierto futuro electoral. Los nervios le han llevado a formular la ecuación al revés. No es que el PSOE marche hacia la catástrofe electoral si no cambia de rumbo. El problema es que el cambio de rumbo que ya se ha llevado a cabo -es verdad, en eso tiene razón el ministro José Blanco- ha puesto al PSOE al borde de la catástrofe electoral.

Si Zapatero y el PSOE están en un agujero negro es por el volantazo de mayo, cuando al Gobierno se le echaron encima los acreedores internacionales y tuvo que meter la tijera para atenerse a la disciplina fiscal de la Unión Europea. Lo hubiera hecho igual Mariano Rajoy de haber estado gobernando. Se me dirá que no a partir de aquel desmadrado 11% de déficit detectado en la primavera de 2010. Lo acepto. El desembalse keynesiano de dinero público decretado por Zapatero en vísperas de las elecciones de 2008, y aún después, cuando la consigna era estimular la actividad económica, fue tan insensato que la marcha atrás de ahora se ha convertido en el golpe definitivo a la credibilidad de este Gobierno y su presidente.

Todo eso es cierto, pero no se negará que la política de contención iniciada en mayo, con los consabidos recortes a funcionarios, pensionistas, madres lactantes y pobres del Tercer Mundo, no es precisamente de izquierdas. Es más bien neoliberal y responde a ese cambio de rumbo que Zapatero, Blanco, Salgado y compañía defienden como necesario pero impopular. Justamente el cambio de rumbo que ha puesto al PSOE al borde de la catástrofe. De momento, sólo en las en las encuestas, aunque la tendencia es pertinaz.


El Confidencial - Opinión

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