sábado, 30 de octubre de 2010

La carga de la prueba. Por Eduardo San Martín

Eguiguren no es un verso suelto del PSE. Sigue siendo su presidente, aunque ahora no mande mucho, y representa al sector más vasquista del partido. Sus vínculos con dirigentes de Batasuna fueron el punto de partida del ilusorio «proceso de paz» que quedó sepultado en la T4 de Barajas. Por ello, cuando Eguiguren habla con alguien hay que andar alerta. Y el presidente del PSE se sigue viendo habitualmente con gente del llamado «entorno» de ETA. En ese contexto, la reunión de dirigentes del PSE con representantes de Batasuna tienen mucha verosimilitud. No andaba muy errado entonces González Pons cuando hablaba de que «parece» que hay una negociación del Gobierno con Batasuna horas antes de que se publicara la información. Y tiene toda la razón Alfonso Alonso cuando pide una reunión extraordinaria del pacto de gobierno PSE-PP. Hasta ayer mismo, Rajoy seguía manteniendo que el Gobierno cumple escrupulosamente el pacto antiterrorista, aunque aseguraba que permanecería «vigilante». Y los dos ministros que más tienen que ver con el asunto, Rubalcaba y Jaúregui, recalcaban sin ambigüedades la posición oficial del Gobierno: o ETA abandona la violencia o Batasuna abandona a ETA. Y que los jueces decidan ¿Se puede ser tan concluyente y estar negociando al mismo tiempo? Un engaño más en la materia podría ser letal para el Ejecutivo, que no dispone de muchas muletas para mantenerse en pie hasta 2012. Pero, ¿puede haber conversaciones y no negociación, dados los antecedentes? Hace unos días, Urkullu sugería un posible temario: el PSE sigue aspirando a gobernar un día con la izquierda abertzale. Demasiadas preguntas y demasiadas sospechas. Y los contactos habituales de Eguiguren, aunque informales, no han sido desmentidos. A todos nos gustaría creer al PSE y al Gobierno. Por el bien del país. Pero en estos momentos sobre ellos recae la carga de la prueba.

ABC - Opinión

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