viernes, 24 de septiembre de 2010

Rodríguez Zapatero se amarra al sillón y descoloca al PP. Por Antonio Casado

Si Aznar acabó con la mili obligatoria y los gobernadores civiles –dos iconos de la unidad de las tierras y los hombres de España- para tocar poder con el apoyo de los nacionalistas, ¿qué tiene de particular que haga lo mismo Zapatero para mantenerse en Moncloa por cuenta de las llamadas políticas activas de empleo? Al fin y al cabo se trata de una competencia ya transferida a otras Comunidades. Si en otras partes la Administración Autonómica ya hace en nombre del Estado la tarea de buscar salidas laborales a los parados, especialmente a los de más difícil reinserción en el mercado de trabajo, y el Estado corre con el gasto, ¿por qué iba a ser distinto en el caso del País Vasco?

No ha caído ningún icono de la unidad nacional. Nadie se ha puesto de rodillas para que los nacionalistas vascos del PNV se impliquen en la labor de rescatar a colectivos tan castigados por el desempleo como jóvenes, minusválidos, parados de larga duración o de difícil reinserción, etc., mediante la formación profesional, la intermediación o la inspección. Se han implicado y eso es lo importante.


Así lo ha visto el lehendakari, Patxi López. Muy hábil su reacción política. Lejos de sentirse ignorado por sus compañeros del Gobierno Central, aplaude el compromiso del PNV con el modelo de autogobierno diseñado en la Constitución. Es como darle la bienvenida a la vía estatutaria después de la aventura soberanista almacenada en nuestra memoria reciente con el nombre de Plan Ibarretxe.

Sin embargo, todo el mundo sabe que la verdadera lectura política del acuerdo es el pacto presupuestario que, con el PNV de costalero, garantiza la permanencia de Zapatero en el poder, al menos por un año más, lo cual ha provocado un visible ataque de contrariedad en el PP. Ayer se descolocó hablando de chantaje, deslealtad y nuevo engaño a los españoles

No tiene sentido impugnar con palabras mayores un acuerdo cuya única novedad ha sido la diferencia de valoración de la dichosa transferencia, que se ha encarecido respecto a los cálculos que previamente habían hecho conjuntamente el Gobierno central de Zapatero y el autonómico de Patxi López porque entonces se aparcó el coste de las bonificaciones empresariales en las cuotas a la Seguridad Social. Ahora se han incluido. Eso es lo nuevo: 145 millones de euros más, que el Gobierno vasco debe reponer en la caja de la Seguridad Social (caja que es y seguirá siendo única). Que se haga directamente o vía Cupo es un tema menor. Y desde luego no justifica en absoluto la acusación formulada ayer por el PP, a través de su portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría.

La llamada caja única no se rompe porque el acuerdo no le afecta. Al menos en los números. Lo que por un lado deja de cotizar el empresario en forma de bonificaciones del Estado, el Estado lo repone por otro. Las autonomías también son Estado. Así que no hay merma de ingresos ni gastos nuevos derivados del acuerdo.


El Confidencial - Opinión

0 comentarios: