viernes, 10 de septiembre de 2010

CC OO y UGT son los nuevos heraldos de la ruina nacional. Por Antonio Casado

Como heraldos de la catástrofe, los sindicatos toman el testigo del PP. Ahora que Mariano Rajoy ya no se recrea tanto en la morbosa descripción de la ruina nacional (un Gobierno a la deriva que sólo genera paro, recesión económica, exclusión social, fracaso escolar, desprestigio internacional, etc.), Fernández Toxo y Cándido Méndez mantienen vivo ese discurso. Es lógico. Necesitan justificar la convocatoria de una huelga general que parece abocada al fracaso a juzgar por la escasa motivación de los trabajadores detectada en diversos sondeos ante la jornada del próximo 29 de septiembre.

Vistalegre no fue ayer una fiesta porque tampoco lo fue el Congreso, que acaba de fletar la definitiva reforma del mercado de trabajo. Uno de los dos agravios que, según los sindicatos, justifican lo que Toxo cree que va a ser un huelgón. El otro es el famoso tijeretazo del Gobierno al gasto público, que incluye la congelación de las pensiones y el zarpazo al sueldo de los funcionarios. Las dos decisiones forman parte de la lucha contra la crisis económica, que exige reformas estructurales y medidas públicas de austeridad. No hacerlo nos hubiera dejado a los pies de los caballos, como estuvo a punto de ocurrir en mayo, después de la crisis griega.


Pero no es esa, ni mucho menos, la interpretación de los convocantes de la huelga general del 29-S y los actos de precalentamiento. Sostienen que la reforma laboral y las medidas de ajuste no acabarán con la crisis, no impulsarán el crecimiento ni crearán puestos de trabajo. Además, ahora resulta que los derechos de los trabajadores van a quedar recortados.
Son mensajes elaborados para motivar a los trabajadores que, en estos momentos no acaban de ver la utilidad de la protesta contra las políticas del Gobierno. Pero el discurso no para ahí. A Toxo o a Méndez, o a los dos, les estamos viendo estos días en campaña más política que sindical, incluso contra las previsiones oficiales.

Afirman que la economía caerá más de lo previsto, que los ingresos fiscales estarán por debajo de lo calculado, que tendrá que haber más recortes y que aún así España no alcanzará el objetivo de reducir el déficit público hasta el 3%, como manda la UE, en cuyo club de dos velocidades nuestro país se situará entre los torpes.

Son pedradas eminentemente políticas que recuerdan el discurso de un partido de la oposición. A saber: el Gobierno ha reventado el Pacto de Toledo en materia de pensiones, pone en peligro la caja única de la Seguridad Social en su negociación presupuestaria con el PNV, Zapatero convierte en papel mojado su presunto cambio de modelo productivo, etc.
Como agoreros no tienen precio. Pero la ciudadanía no acaba de ver esta huelga general como la mejor palanca del cambio en la política económica de Zapatero. Los sondeos siguen hablando de un escaso porcentaje de trabajadores dispuestos a secundar una protesta masiva. Y eso quiere decir que los sindicatos están corriendo un riesgo serio de desprestigiarse aún más.


El Confidencial - Opinión

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