martes, 31 de agosto de 2010

Montilla caduca

Resulta evidente la sensación de fracaso del tripartito, por el balance de su gestión y por la idea misma del frente de izquierdas social-nacionalista.

EL presidente catalán, José Montilla, no ha decidido aún la fecha en la que se celebrarán las elecciones autonómicas, aunque los condicionamientos que tiene su calendario político —con la visita del Papa Benedicto XVI a Cataluña— no le dejan mucho margen de elección. Descartado el 24 de octubre, probablemente los catalanes tendrán que esperar a mediados o finales de noviembre. Pero mientras Montilla sigue deshojando la margarita de las elecciones, el diagnóstico sobre esta legislatura que acaba en Cataluña es cada día más notorio. Acumula síntomas de cambio de ciclo, que, en realidad, sería un retorno de ciclo si las urnas confirman los resultados de las encuestas y dan la victoria a CiU.

Lo que resulta evidente es la sensación de fracaso del tripartito, no sólo por el balance de su gestión, sino también de la idea misma del frente de izquierdas social-nacionalista, montado sobre la mutación del PSC, que ha pasado de ser un partido socialista no nacionalista a unas siglas de ideología amorfa con pulsiones soberanistas. Esta desfiguración del socialismo catalán está en la base del desmoronamiento del PSC en los sondeos, y en la percepción ciudadana de que ya no es capaz de representar un proyecto definido, sea de autogobierno avanzado, casi federal; o de un pro-soberanismo ajeno a su identidad histórico política. La aventura temeraria del Estatuto ha quebrado la política catalana, que se meterá en un callejón sin salida si CiU o el PSC perseveran en el desafío al orden constitucional. Este es el legado de Zapatero a Cataluña, un ciclo de inestabilidad institucional que no ha tenido más motivos que su repelencia ideológica a los pactos de Estado con el PP, a las reglas de concordia de la Transición y a los principios del Estado autonómico.


ABC - Editorial

1 comentarios:

que cruz dijo...

los sociatas quieren quitar los crucifijos de la calle y sin embargo son capaces de paralizar, postergar o lo que sea de las elecciones porque viene el coco, digo el Papa