viernes, 18 de junio de 2010

Europa, más Europa. Por César Alonso de los Ríos

España llegó tarde a Europa y se nota.

Es algo que se pone de manifiesto en los debates sobre la salida de la crisis. Por ejemplo, oímos constantes lamentaciones sobre la pérdida de nuestra «soberanía·. ¿Soberanía dentro de la UE? Me resulta inquietante desde el punto de vista institucional y político. Cuando, en todo caso, deberíamos aspirar a verdadero gobierno europeo, a un gobierno efectivo ¿se puede aceptar que dirigentes de partidos se quejen de la subordinación de España a políticas comunitarias? No son raras las críticas de comentaristas políticos a las «imposiciones» de Bruselas y no precisamente a la tardanza del Gobierno de ZP en obedecer las recomendaciones. Pero si esto fue desidia, incapacidad o simplemente cerrilismo ¿qué decir de quienes estarían dispuestos a echarse al monte, esto es, a la autarquía? Porque la línea del debate de fondo está siendo tal que algunos han tenido que recurrir a las consignas de Ortega para defender su europeísmo. En estos momentos de desolación echo de menos un sujeto político europeo, un real gobierno europeo, una Europa no ya confederal sino federal, un gran Estado plurinacional, con una política fiscal.

En estas horas inquietantes mi desolación ha tenido un momento de alivio al leer un texto de Amin Maalouf que quiero trasladar a mis lectores, quizá tan necesitados de ánimo como yo. Escribe el novelista libanés en «El desajuste del mundo» lo siguiente: «Cuando recorro con la vista las diversas regiones del globo, es precisamente Europa la que menos me preocupa… calibra mejor que las demás la amplitud de los retos a los que tiene que enfrentarse la humanidad… cuenta con los hombres y con las entidades necesarias para tratar el tema eficazmente y, de este modo, aparejar soluciones… implica un proyecto de agrupación y un marcado desvelo por la ética por más que a veces parezca que asume ambos con menos bríos». Que así sea.

ABC - Opinión

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