miércoles, 26 de mayo de 2010

Zapatero rectifica en el BOE y se ratifica en el Senado. Por Antonio Casado

Quiso el Gobierno hacer pasar por un simple error técnico la restricción crediticia a los ayuntamientos “a partir de la entrada en vigor de la presente norma y hasta el 31 de diciembre de 2011”.

Eso se leía en la página 45121 del BOE del lunes (artículo 14 del decreto-ley 8/2010). Pero, según la corrección publicada ayer, el cuento cambia notablemente. Ahora leemos: “A partir del 1 de enero de 2011 y hasta el 31 de diciembre de 2011”.

No es lo mismo que el Gobierno ordene cerrar el grifo del endeudamiento a los ayuntamientos de un día para otro que darles siete meses de margen para echar cuentas y organizarse hasta finales de este año. ¿Un bandazo que alimenta el síndrome del piloto borracho o un simple apunte en la fe de errores del BOE? Aunque nos temíamos lo primero, la vicepresidenta, Elena Salgado, nos quiso convencer de lo segundo. Como si fuese uno más entre los once errores publicados al día siguiente, gramaticales en su mayoría. Pero este error no era precisamente gramatical.


Al presidente de la Federación de Municipios y Provincias, el socialista Pedro Castro, no le falta información sobre los pasos del Gobierno, que es de su misma estirpe política. Sobre todo si las decisiones afectan a las corporaciones locales. Tampoco diría yo que se ha caído de un guindo el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, la pieza que mueve Moncloa para acabar políticamente con la número dos del PP, María Dolores de Cospedal.

Bien, pues los dos se expresaron en términos inequívocos respecto al supuesto error cometido por el Gobierno al plasmar en el BOE la restricción crediticia impuesta a los ayuntamientos en el marco del plan de reducción del déficit público. En términos inequívocos, digo, el presidente de la FEMP y alcalde de Getafe, Pedro Castro, alababa ayer en la tele al Gobierno por la sensatez demostrada al retrasar la entrada en vigor de la medida. Mucho más directo, el presidente castellano-manchego, José María Barreda, sentenciaba en la radio: “Es de sabios enmendar las equivocaciones”.

En el caso de Castro, supimos además por propia confesión que fueron sus gestiones las que persuadieron al Gobierno de no ahogar a los ayuntamientos en los siete meses que faltan para terminar el año 2010. O sea, que no había sido un desliz sin importancia, como pretendía Elena Salgado, sino una rectificación en toda regla. Al menos en esta ocasión, el Gobierno rectifica para acertar. Y en vez de capitalizarlo ante la opinión pública, como sí hicieron Castro y Barreda, nos quiso vender la moto de que todo se había debido a un error técnico.

Despegue a tiempo

De nuevo la insoportable sensación de inseguridad que a veces transmite este Gobierno. No hace el camino sino que lo tantea, como los invidentes. Como aquel piloto ciego del chiste que despegaba de oído, por los gritos del pasaje dos segundos antes del fin de pista. Al menos en el caso de los créditos municipales, Zapatero despegó a tiempo, cuando los alcaldes habían empezado a gritar. Los soliviantados senadores de la derecha, que le pedían elecciones anticipadas, también le hicieron despegar ayer en el último segundo. Al presidente le bastó un argumento tan sencillo como recordar que no es de peor condición aspirar a ganar por tercera vez que arriesgarse a perder por tercera vez.


El Confidencial - Opinión

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