martes, 4 de mayo de 2010

Golpismo mediático y callejero. Por Miguel Bernad

Garzón se defiende con argumentos espurios, torticeros y lanzando todo tipo de falsedades contra el querellante y contra el instructor en un intento último de "morir matando".

Se ha utilizado el enjuiciamiento del juez Garzón para iniciar una ofensiva contra nuestro sistema constitucional y para cambiar la monarquía parlamentaria por una república.

A las manifestaciones dentro y fuera de España con las banderas republicanas, el "no pasarán" de los sindicatos de clase, indignos y subvencionados, incluidos los titiriteros de la ceja, se han sumado los independentistas, la izquierda sectaria, radical, los pseudointelectuales y los politicastros de ínfimo nivel cultural y jurídico. Los actos vergonzosos en la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad de Barcelona, los medios de comunicación prensa, radio, televisiones afines al lobby garzoniano, han montado una campaña de falsedades, haciendo ver a la opinión pública nacional e internacional que Garzón es una víctima para perseguir los desaparecidos del franquismo. Pero la realidad es que a Garzón se le va a enjuiciar por cometer un delito de prevaricación.


La petición de la Fiscalía de que se aplique la doctrina Botín, en lugar de la de Atutxa, es el último intento torticero, desleal, indigno del Ministerio Público para que un hecho punible (la prevaricación de Garzón) quede impune. Se utiliza políticamente al Ministerio Público para cargarse la acción popular.

Dentro de los herederos del franquismo y como máximo exponente se encuentra la figura del Rey, legitimado y propuesto por Franco, como sucesor del tránsito de un régimen a otro de monarquía parlamentaria. De lo que se deduce que la táctica de toda la izquierda española es la de socavar el actual sistema constitucional y legitimar una nueva república que tenga como referente al régimen del 31.

Por lo visto, a estos sectarios no les basta con el perdón de la Ley de Amnistía, con los beneficios morales y económicos que les concede la Ley de Memoria Histórica, ésa que debería llamarse Ley de Memoria de resentidos, vengativos y desagradecidos históricos.

Garzón se defiende con argumentos espurios, torticeros y lanzando todo tipo de falsedades contra el querellante y contra el instructor en un intento último de "morir matando".


Libertad Digital - Opinión

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