miércoles, 28 de abril de 2010

Los parados, sin techo

En plena marea de datos negativos para la economía española, procedentes tanto del mercado laboral como del financiero, se aguardaba con cierto interés la intervención del presidente del Gobierno en el Senado, tras el largo silencio que ha observado durante los últimos días. Sin embargo, no puede afirmarse que el discurso de Zapatero haya aportado novedad alguna o que haya contribuido a recuperar la confianza del ciudadano en su política económica. Expresiones como «ya hemos tocado techo» o «a partir de ahora descenderá la tasa de paro» están tan manoseadas y han sido utilizadas tantas veces por los portavoces del Gobierno, que las palabras de ayer del presidente sonaron a la enésima reedición de un discurso ante el cual los ciudadanos están ya inmunizados. Lo cierto es que la tasa de paro supera, por primera vez desde que González fue derrotado por Aznar, el 20% de la población activa, lo que equivale a más de 4,6 millones de trabajadores. Se esperaba también con gran interés que los líderes sindicales, que ayer presentaron las manifestaciones del 1 de mayo, agarraran por los cuernos estas cifras sin precedente de desempleo.

Sin embargo, tanto Méndez como Toxo se limitaron a glosarlas de mala gana y a exigir que el Gobierno no sólo no toque las prestaciones, sino que las incremente. Ni que decir tiene que no hubo una sola crítica para la política económica socialista, aun teniendo en cuenta que en el primer semestre del año se han superado las previsiones de paro de todo 2010. También causa estupor que los eslóganes sindicales para la fiesta del sábado sean una advertencia a los empresarios, a los que se acusa de querer recortar los derechos de los trabajadores. Mientras sindicatos y Gobierno van de la mano y se protegen mutuamente, casi todos los indicadores económicos siguen arrojando datos negativos, como que el déficit en el primer trimestre se ha duplicado con respecto al mismo periodo del año anterior, pasando de 4.803 a 8.908 millones de euros; y eso a pesar de la supresión de la ayuda general de 400 euros. Si a esto se añade que en los mercados financieros el coste de la deuda se ha duplicado con respecto a la última emisión de las mismas características, es evidente que los próximos meses serán mucho más delicados en un entorno internacional altamente volátil debido a la tragedia griega. No debería minusvalorarse la advertencia del Banco Central Europeo, cuyo vicepresidente puso ayer a España como ejemplo de deterioro fiscal junto a Grecia e Irlanda. Es cierto que la economía española y el volumen de su deuda no son comparables a las de Atenas, como suele predicar Salgado en los foros internacionales; pero también es verdad que el paro en España es muy superior, lo que condiciona y ralentiza la recuperación sostenida de nuestra economía y le resta credibilidad. Que frente a este inquietante horizonte el presidente del Gobierno se despache con acartonados mensajes de optimismo, lejos de tranquilizar al ciudadano, le produce desasosiego y pesimismo. Y que los sindicatos sigan en la ficción de culpar a los empresarios frustra e indigna a millones de parados.

La Razón - Editorial

1 comentarios:

Anónimo dijo...

el gobierno tiene la culpa de gobernar y ellos de dejarse gobernar tanto porque si no