sábado, 10 de abril de 2010

El parto de los montes

Las treinta y una medidas económicas aprobadas ayer por el Consejo de Ministros quedan muy lejos de las expectativas creadas por el Gobierno con la llamada Comisión Zurbano, al frente de la cual puso nada menos que a tres de sus más valiosos ministros: Salgado, Blanco y Sebastián.

El loable propósito de alcanzar un pacto con las demás fuerzas políticas para reactivar el pulso económico ha fracasado y, tras un mes largo de reuniones, borradores y propuestas, los resultados no tienen más entidad que el ratón del parto de los montes. Con decir que lo más llamativo del decreto es la rebaja del «IVA del fontanero» y que esta medida ya fue aprobada en el Congreso poco antes de Semana Santa, basta para poner de relieve la escasa ambición del Gobierno y el fiasco de una iniciativa que se presentó a bombo y platillo como la panacea a la crisis económica. Es verdad que la mayoría de esta treintena de medidas es positiva y mejora en algún aspecto la propuesta anterior que Salgado trasladó a los partidos.

Pero por otro lado, al eliminar una veintena de iniciativas, la vicepresidenta se ha dejado fuera las relacionadas con el recorte del gasto público y otras destinadas a fortalecer el marco industrial y los sectores turístico y agroalimentario. De paso, también ha eliminado, con buen criterio, propuestas menores y un tanto exóticas como las relacionadas con el equipaje aéreo o el impulso empresarial en África Occidental. Por lo demás, acierta el Gobierno en seguir adelante con su apoyo a pymes y autónomos mediante la reducción de cargas administrativas y la más pronta recuperación del IVA de las facturas impagadas, así como en estimular los flujos crediticios dándole mayor protagonismo al ICO para que conceda créditos directos de hasta 200.000 euros. La apuesta por el sector de la construcción también es adecuada, tanto en lo que beneficia a las inmobiliarias (se aplaza hasta final de 2011 la aplicación de la Ley del Suelo en lo relativo a la valoración de los suelos urbanizables), como en lo relativo a la rehabilitación de viviendas. A este respecto, no sólo se rebaja a la mitad el «IVA del fontanero»; también se aplica un 10% de desgravación en el IRPF y se amplía el umbral de renta, hasta los 53.000 euros anuales, para acogerse a estas ventajas. Salgado confía en que así se generarán más de trescientos mil empleos y se amortigue la agonía del ladrillo. En síntesis, se faltaría a la objetividad si se tachara de inútil este paquete de medidas, porque va en la buena dirección. Pero se engañaría a los ciudadanos si se presentara como el impulso que necesita la economía española para salir de la crisis. Lo aprobado ayer no es más que un aseado maquillaje, pero a todas luces insuficiente para lo que se necesita, que es un tratamiento de choque en la reducción del gasto público y una reforma laboral de calado. A diseñar y pactar esa cirujía de hierro estaba destinada la Comisión Zurbano, creada poco después de que el Rey llamara a los partidos a unirse contra la crisis. El artefacto ha fracasado y de ello debe culparse única y exclusivamente al Gobierno, que nunca demostró interés alguno en un pacto de Estado, más allá de su retórica buenista de cara a la galería.

La Razón - Editorial

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