lunes, 22 de febrero de 2010

El rescate. Por José García Domínguez

A nadie se debería impedir que, si así le place, practique el triple mortal con tirabuzón. Igual que nadie debiera esperar del prójimo que, en tal caso, le costeara la red.

De ser cierto lo que gritaba la portada dominical de El Mundo, repatriar –con perdón– a los alterturistas apresados en territorio de guerra bajo control de Al Qaeda costará al erario del Estado español el equivalente a cinco lanzas indígenas, como ésa que adorna el comedor del domicilio particular de Carod en Tarragona. Por cierto, ¿bajo qué discretas faldas debe andar escondido el gallardo canciller de Liliput estos días? Y sus decenas de flamantes embajadores esparcidos a lo largo y ancho del universo mundo, ¿qué se fizieron? ¿Qué fue de tanto galán? ¿Qué de tanta invención como truxieron? ¿O acaso, honorable vicepresident, sólo somos una nación cuando de pasar al cobro por caja se trata?

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Libertad Digital - Opinión

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