lunes, 25 de enero de 2010

Lo que Yebra enseña. Por Félix Madero

YEBRA (Guadalajara) tiene un alcalde al que le va la marcha. Se llama Juan Pedro Sánchez y quiere para su pueblo un almacén temporal centralizado, un ATC, dicen por lo cursi; por lo rápido, un cementerio de mierda nuclear. Antes deberá explicar si es o no parte interesada, porque Sánchez estaba a sueldo de la central de Zorita, propiedad de Unión Fenosa-Gas Natural. Al cerrarse, pasó a depender de la Empresa Nacional de Residuos Sólidos (Enresa), que es la encargada de pilotar el cementerio por el que el alcalde puja. Sí, algo huele a podrido y no es en Dinamarca.

Hablé la semana pasada con el regidor, y la entrevista que se escuchó en Punto Radio sonó creíble y sensata. Esgrimía razones convincentes; desparpajo y sentido común que apoyaba en el entusiasmo de sus vecinos, seguros de que el cementerio traerá inversiones y empleos. Por una razón insuficiente tendemos a pensar que el alcalde de un pequeño pueblo tiene que ser políticamente menor. No, Juan Pedro se explica bien cuando admite estar en la cosa nuclear y militar en un partido que defiende esta energía. Es la paga que le da Enresa la que lo sitúa en la sospecha y la duda. La que uno observa al asistir al combate entre Cospedal y Arenas, ambos dirigentes de un partido lejos del «nuclearnogracias»; duda y sospecha ante la coincidencia de la número dos de Rajoy, aspirante a la presidencia de Castilla-La Mancha, con el socialista Barreda.

¿Por qué se oponen Cospedal y Barreda? No se sabe. Hay más amenazas que razones. Creen que el apoyo al cementerio les quitará votos. Por eso hemos de agradecer al alcalde que haya puesto en evidencia a los que viven a base de encuestas y expectativas electorales. Nos pasamos la vida criticando el poder de los aparatos y la falta de democracia interna en los partidos, hasta que llega alguien y dice que él se debe a su pueblo -¿será verdad?-, y que hará lo que más conviene a sus vecinos -¿será verdad?, vuelvo a preguntarme-, y los pone en evidencia. El de Yebra, al que razonablemente le parece sospechosa tanta coincidencia entre su jefa y Barreda, ha dejado desnudos e inermes a los prebostes de la política regional, y no sólo a ellos. Lo peor, con mucho, es la respuesta de Mariano Rajoy cuando le preguntan: «No tengo opinión fundada», responde. ¿Qué me dicen? Se dispone a heredar el gobierno de España, pero no tiene opinión. De esta masa quebrada está hecha la política. No es lo peor el dichoso ATC. Lo verdaderamente preocupante es el cementerio residual que da cobijo a tanto político. Ahí están viendo los días pasar. Con opinión o sin ella.


ABC - Opinión

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